23 de septiembre de 2010

Aniversario del voto femenino: por una democracia sin discriminación de género

Por Noelia Leiva

Pasaron más de seis décadas desde la sanción de la ley que levantó la prohibición a que las sujetas participaran en los comicios. La participación femenina en el ámbito público creció. Implicó que ellas dejaran de recluirse en sus hogares, con la única función de madres o amas de casa. Algunas dirigentes sostienen que aun no se desactivaron los prejuicios patriarcales.

Que un bloque en el Legislativo o el organigrama de alguna instancia de gobierno contengan nombres femeninos es una acción testigo de una época posterior a la Ley 13.010, que el 23 de septiembre de 1947 les reconoció a las mujeres el mismo derecho que los varones a votar o ser elegidas para representar al pueblo en democracia. A 63 años de su sanción, la presencia femenina en el escenario político ganó más protagonistas, aunque el modelo vertical que asocia la detención ontológica del poder con la masculinidad todavía intenta inclinar la balanza a su favor.
Desde la génesis del país, las sujetas impulsaron el desarrollo de los colectivos sociales, incluso al ser condenadas al ostracismo por el relato oficial de la historia. En el contexto de la primera presidencia de Juan Domingo Perón, la norma quitó el prejuicio del género a la posibilidad de ejercer la ciudadanía. En 1948, Argentina firmó la Convención Interamericana sobre la Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer que, paradójicamente, instaba a otorgarles a ellas la oportunidad de participar tras haber sido “compañeras” de los hombres pero no fijaba esa cualidad como propia de cada persona.
“Los derechos no se confieren, nos pertenecen. Sin embargo, el acceso a ellos son siempre producto de luchas que permiten llegar a nuevos puertos, de los que es difícil retroceder”, recalcó ante LA TERCERA Violeta Correa, coordinadora del Programa Políticas Públicas y Género de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). La consolidación pública del voto femenino se presenta como un paso adelante en la distribución horizontal del poder, aunque las mismas dirigentes puedan tenderse una trampa como reflejo del modelo patriarcal en el que fueron criadas: “Muchas se convierten en líderes desde un lugar muy similar a los hombres, pareciera que internalizaron que la única manera es ser como ellos y, por esa misma línea, lo asocian (a la práctica de tomar decisiones con trascendencia en la sociedad) como
autoridad por sobre los que están debajo”, analizó la investigadora.
Así, la gimnasia dirigencial de ellas, culturalmente recluidas en el ámbito privado del domicilio familiar, las llama a asumir que sus pies tienen suficiente peso propio para dejar huellas por sí mismas, sin la tutela de un maestro de recorrido. Ese objetivo tiende a alcanzarse en grupos de militancia por la equidad, como los de “las feministas, las sindicalistas, hasta llegar a las Madres o Abuelas de Plaza de Mayo, en su lucha por hablar de los derechos de todos” y todas, citó la también especialista en Trabajo Social.
Hace falta una “negociación en el buen sentido” en una pareja heterosexual cuando la sujeta decide dedicarse a la vida política porque demanda “vencer el estereotipo de ‘mujer-en-la-casa’”, planteó Adriana Pascielli, integrante del Frente Popular Darío Santillán de Lanús. En su experiencia territorial, se evidencia la centralidad de “compartir las tareas domésticas” con sus compañeros, además de gestar guarderías colectivas para las hijas o hijos de las asambleístas, un proyecto en el que trabajan.
“Si se reconoce hoy nuestro derecho a decidir es porque nosotras desnaturalizamos el rol de sólo ser amas del hogar para tener amos en el resto de los terrenos”, enfatizó, por su parte, la edila de Libres del Sur (LdS) en Esteban Echeverría, Grisel Tarsia.
Para la integrante de la agrupación que recuerda a la víctima de la represión del 26 de junio de 2002, los “ámbitos más hostiles” de trabajo político son los de partidos tradicionales, cuya presencia suele tener una mayor impronta masculina, que se traduce en los hábitos de la organización interna. “Las reuniones no necesariamente deben ser de noche, ya que varias tienen que llevar adelante” la labor en su vivienda, demandó Graciela Santos, concejala echeverriana de Unión Celeste y Blanco. “Trabajamos desde las entrañas y tenemos la suficiente capacidad para estar en las listas igual que ellos”, subrayó.

Mirada con otros ojos

Los colectivos que luchan por la equidad entre los géneros piden simetría en el acceso a ámbitos de decisión, además de que cada una sea la única dueña de su cuerpo y su mente, por encima de las instituciones patriarcales. Pero eso no implica la homogeneización de los humanos y las humanas, sino pararse en una misma línea de largada para jugar con los propios recursos en un recorrido que, en realidad, no debería ser competitivo. Sin embargo, si hay candidatas en lugar de candidatos, “se piensa dos veces al votar”, señaló la dirigente de LdS en el Concejo Deliberante browniano, Ivanna Rezano.
Observar la propuesta con un tamiz diferente “está asociado a que ‘lo natural’ es que los representantes públicos sean hombres”, apuntó la referente. “Cuesta que aparezcan experiencias de roles compartidos o referencias diferenciadas para las mujeres, más allá de la cercanía con tal varón”, profundizó.
Para la integrante del bloque Frente para la Victoria de Lomas de Zamora María Victoria Lorences, que el Sillón de Rivadavia esté ocupado por una presidenta, Cristina Fernández, es una muestra del detrimento de los prejuicios. La jefa de Estado “demostró que puede tomar decisiones políticas que hasta el momento ninguno llevó a cabo”, recalcó, en diálogo con este medio. “Quienes no quieren a una mujer para que conduzca el destino del país lo hacen por su nombre y apellido, porque saben que puede luchar contra los intereses más enquistados de una Nación y volverse una absoluta defensora de los derechos que unos pocos preferían dejar olvidados”, exaltó.

Un porcentaje de igualdad

Desde 1991, el 30 por ciento de los nombres que integran una lista partidaria deben ser femeninos. La estrategia, fijada por la Ley 24.012, se dirigió a garantizar la representación de las ciudadanas. Para algunas concejalas de la región, es preciso ir por una paridad real y elevar la presencia a la mitad, mientras que otras la consideran una medida “prescindible”, tal como calificó la miembra del bloque Coalición Cívica-ARI en Almirante Brown, Myriam Locher.
“En otros tiempos, la herramienta del ‘cupo’ era la oportunidad de que las mujeres, por esos tiempos ya con participación testimonial, puedan intervenir y así demostrar que eran capaces de forjarse un camino. Esa pelea nos permitió a nosotras estar donde estamos, sin bautismos de fuego”, evaluó la representante, para explicar por qué la vigencia del espíritu de la normativa podría sostenerse sin que rija la obligación legal.
Además, señaló que “muchas son ‘esposas, hijas o hermanas de’, situación que paradójicamente tiene relación” con la porción de mujerío en las bancadas o las carteras estatales, porque son ellas las señaladas por sus “bastones políticos” varones para ocupar esos cargos.
En cambio, para Tarsia “que la participación de las mujeres, en cualquier ámbito social, sea una noticia habla mal de la sociedad, y que nuestra injerencia política necesite aún de medidas de discriminación positiva es la mayor expresión de lo que significa el sexismo en nuestras vidas”. En coincidencia con su compañera de fuerza Rezano, sostuvo que se debe ir por el aumento de la cantidad de dirigentas hasta llegar al 50 por ciento de la propuesta presentada en los comicios. “En una sociedad donde se llama ‘crimen pasional’ al femicidio, donde el cuerpo de las mujeres es una mercancía, donde el insulto más corriente y visceral sea ‘hijo de puta’, donde la soberanía sobre nuestro cuerpo sea patrimonio del Estado o la religión; la Ley de Cupo es necesaria y debería crecer en número e instancias de incidencia”, demandó.

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Historia con voz de mujer

“Aquí está, hermanas mías, resumidas en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas”, enfatizó Eva Duarte ante la multitud el día que anunció la sanción de la norma por la que las mujeres empezaron a tener el mismo derecho que los varones a elegir a sus representantes y a ser elegidas. Una proclama que se transformó en bisagra del recorrido político de las sujetas en un marco social donde los hombres todavía fruncían el ceño ante el avance femenino, que no era otra cosa que proclamar que ellas y ellos eran igual de aptos para tomar decisiones sobre la vida del pueblo.
Con salitres de la sociedad patricia reinventada en la década infame de 1930, las cúpulas de poder militar y civil no eran tierra fácil de sembrar con las semillas de la equidad. Era más factible controlar la toma de las riendas entre unos pocos mientras las argentinas esperaban que su presencia histórica fuera reconocida. Entonces, llegó el texto de la 13.010 que en su artículo 1 declaraba que “las mujeres tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones”.
La medida abrió un capítulo nuevo en el derrotero de la participación democrática, aunque en sus primeros años las manos masculinas no dejaron de tener el cetro. Las presiones de los polos de dominio presionaban para que Evita truncara su candidatura a vicepresidenta, que luego debió abandonar como consecuencia de la enfermedad que la llevó a la muerte en 1952. Con la violencia iniciada por la Triple A en los sectores más crudos del peronismo y, después, los años de plomo que erosionaron la capacidad de organización hasta 1983, ése y todos los derechos debieron esperar siete años para reiniciar el camino de recuperación de su vigencia.
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Cuando las políticas faltan

Hay mujeres con carrera partidaria abocadas a la creación de las normas o los dispositivos que satisfacen necesidades. Pero hay otras, a veces anónimas, que ponen sus brazos a trabajar para suplir la ausencia de políticas sociales en el terreno real de las carencias. “El ejemplo te lo dan las madres que abren comedores o jardines maternales en las barriadas, que se organizaron para promover los derechos, especialmente en las épocas del neoliberalismo donde se notaba la gran ausencia del Estado”, describió Marcela Val, referente de la lomense Fundación Che Pibe de Villa Fiorito, abocada a la defensa de la niñez.
En el territorio, mirar a la cara a quienes esperan herramientas para modificar sus realidades puede enfrentar a las hacedoras a obstáculos burocráticos, aunque así desarrollen la capacidad de convertir las dilaciones en esperanza. La Asociación Civil Carlitos de Guernica, en Presidente Perón, es otra de las representantes de las mangas recogidas, en una apuesta a defender la infancia protagonizadas por las vecinas. “Hay cosas que nos cuestan, pero sobrellevamos la lucha cotidiana todas unidas, con esfuerzo”, le contó a LA TERCERA Norma Blanco, responsable de la entidad.
Con barro o en calle asfaltada, con sol o lluvia, agrupaciones sociales encuentran otra manera participar en democracia cuando, además de concurrir a las urnas, dan forma a espacios propios para contener a las personas que no pueden esperar al próximo período electivo.

Publicado en el Diario La Tercera
LA RUTA DE LOS TELÉFONOS PÚBLICOS ES LA RUTA DE LA EXPLOTACIÓN SEXUAL

Jueves 23 de setiembre

Marcha desde Congreso a Plaza Miserere

-      17.30 nos encontramos en Callao y Rivadavia - Congreso  (esquina ex Molinos) para marchar hasta Plaza Miserere

-      19 hs Plaza Miserere

 
Convocatoria para todas y todos  las/os  que se sientan con ganas de expresarse con  sus acciones, sus ruidos, sus sticker, sus grafitis, sus palabras.

PROPONEMOS:

·        Retirar durante el recorrido todos los volantes promocionando la explotación sexual.

·        Poner en su lugar  reflexiones en contra de la explotación sexual.

·        Nos acompañaremos con redobles de tambores más lo que cada una/o lleve.

·        En Plaza Miserere radio abierta

·        Quema  de todos los volantes que hemos retirado durante el recorrido.


23 de Setiembre  

DIA INTERNACIONAL CONTRA LA EXPLOTACION SEXUAL



A 97 años de que fuera sancionada la  ley 9143, conocida como Ley Palacios, primer intento en el continente para  penalizar la explotación de la prostitución de mujeres y niñas, se impone más que nunca la lucha por la abolición del sistema prostituyente, como parte de los derechos humanos.

NI MAL NECESARIO NI TRABAJO

PROSTITUCION  Y TRATA SON VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES y NIÑAS/OS

POR LA REFORMA DE  LA LEY CONTRA LA  TRATA DE PERSONAS

POR LA EFECTIVA PENALIZACIÓN DE TRATANTES, PROXENETAS Y RUFIANES. NO A LA IMPUNIDAD
 
POR LA DEROGACIÓN DE ARTÍCULOS DE LOS CÓDIGOS CONTRAVENCIONALES Y DE FALTAS QUE PENALIZAN A LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE PROSTITUCIÓN


SIN CLIENTES-PROSTITUYENTES NO HAY PROSTITUCIÓN NI TRATA

Campaña abolicionista
“Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución”
www.niunavictimamas.blogspot.com  - www.campaniaabolicionista.blogspot.com
E mail: niunavictimamas@yahoo.com.ar