29 de marzo de 2011

“Voy a quedarme en mi hijo”


Por Noelia Leiva y Guillermo D’Ambrosio

El guitarrista montegrandese subió al escenario para compartirlo con su padre y homónimo, de 70 años, y Juan, tercera generación de ese abolengo musical, en un show que reversionó clásicos del cancionero argentino. El ganador del último Gardel en tango masculino conversó a solas con LA TERCERA sobre su génesis callejera, su incursión vocal y su recuerdo de los años de plomo.

El mismo abrazo a través del tiempo, como si el escenario del Colegio Naciones Unidas de Esteban Echeverría fuera el ‘patio de tierra’ que reúne a una comunidad en derredor de las melodías típicas. Un abrazo de seis manos que enlazó un trío generacional y de herramientas musicales: el “verdadero” Luis, Luis hijo y Juan Salinas son parte de una familia de músicos que se encontraron el miércoles último en un recital gratuito en Monte Grande que los relegitimó como eximios fabriqueros de sonidos de vientos, cuerdas y percusión locales. Fue en una convocatoria en el que el ganador del último Gardel como mejor intérprete masculino de tango congregó a casi mil personas.
En la noche previa al Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, el guitarrista montegrandense con glorias internacionales honró el desarrollo libre de un lenguaje que puede hablar de identidad, el de elegir una combinación de armonías propias para canciones clásicas del acerbo nacional. “Cada uno tiene que hacer lo que mejor sabe hacer”, aconsejó el consagrado concertista que no teme considerarse en busca de alcanzar un “mejor Salinas”, siempre mediante la vibración de las cuerdas, pero esta vez en compañía de las de su garganta.
-¿Su regreso al distrito es una oportunidad para actualizar historias?
-Vienen muchas cosas a la mente. Le contaba a mi hijo (Juan, de 11, que subió al escenario a tocar el cajón peruano y el bajo) que cuando tenía la edad de él íbamos con Norberto Penale a las plazas, la que está frente a la estación primero y después la Mitre porque había un colegio de chicas (la Escuela 1). Siempre salía algo para los colectiveros de la línea local 501 y no nos cobraban el pasaje.
-¿Con quiénes te juntabas a tocar?
-Con Norberto Gurvich, el Paz Martínez. Estuve la semana pasada con él, era de las figuras de acá y nos abrió las puertas. Él le daba a la guitarra como los dioses. Y se fue armando un ambiente musical… En Monte Grande siempre hubo una cosa muy abierta con el rock sinfónico, el tango y el folklore. La música andaba por acá.
-¿Qué hay en usted de aquel muchachito que tocaba en el colectivo?
-(Más bien) lo que se mantiene siempre es el hecho de que uno hace lo mejor que puede y disfruta con lo que toca y el público. La cosa no es llegar a ningún lado sino encontrar el camino y caminarlo. Ahí uno va y viene, pero volver al lugar de uno implica verlo desde otro lado.
-Al pensar un recital ¿hay un objetivo en vista al público?
 -Que el momento sea único e irrepetible. A veces ser local puede ser bueno o ponerte más nervioso (N. de R.: dio cuenta de la segunda apreciación sobre las tablas). La primera vez que toqué (en Echeverría) después de mucho tiempo fue en el Cine Monte Grande, me acordé de la gente que no está, como mi vieja, y en ese momento me quebré, me costó seguir hablando, de hecho, sólo seguí tocando. Siempre hay una emoción diferente y pensás que tenés que venir más seguido.

Los mejores bises


Momento antes de arrancar, en el camarín, la figura le adelantó en exclusiva a LA TERCERA: “La última vez que vinimos hicimos algo de latin jazz. Pero como el año pasado fue muy productivo, me nominaron a un Gardel por folklore y lo gané en tango, la idea es hacer un poco de esos géneros con alguna que otra sorpresa”.
Hasta la primera despedida del show, se sucedieron tangos y piezas folklóricas como “Milonga Sentimental” y el vals de Héctor Quatromano “Quiero ser tu sombra”, intercalados con un potpurrí de zambas y chacareras célebres, interpretadas con sus particulares acordes acompañados por el santiagueño Alejandro Tula en percusión, Amilcar Ábalos en bajo y Diego Lozano, en teclado. Después de que un grupo de desprevenidos espectadores creyeran que no había bises, llegó lo anticipado a este medio.
Fue el instante más emotivo del encuentro -en el que Salinas recibió un obsequio del intendente Fernando Gray en marco del programa La trova echeverriana- cuando convocó a su padre y homónimo, “el verdadero Salinas”, al que ya le había dedicado chamamés de su autoría. El armoniquista de 70 años interpretó dos temas que dejaron en claro que la mística sigue intacta y pidió un momento de atención para agradecer no sólo esa invitación sino la intervención en “Sin tiempo”, el último CD triple del hombre de los dedos de oro.
Para el cierre y sin aviso, Juan se sentó en el cajón peruano para evidenciar que no sólo comparte su vocación musical sino también el histrionismo escénico a la hora de conectarse con las notas. Redobló la apuesta, un par de canciones más tarde, con “Isn't she lovely” de Stevie Wonder a través del bajo, con acompañamiento guitarrero de papá.

Rosarigrandense

En una cita donde abundaron las referencias artísticas locales, la telonera del espectáculo no podía ser menos que una echeverriana, aunque por adopción. Carola Nadal, acompañada por Leonardo Ríos (guitarra) y Walter Rodríguez (bombo), presentó temas de su disco “A Fontanarrosa”, en honor a su coterráneo dibujante. No faltó la ineludible mención a Salinas a través de un tango del local Luis González.
“La vida me trajo para acá y encontré un pedacito igual a Rosario porque hay muchos artistas. Eché mis raíces, encontré la vida, mi familia, muchos amigos y gente que incluso hoy permite desarrollarme”, definió la cantante a los cronistas.



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Luis, el verdadero

Cuando subió las escaleras hacia los micrófonos, Luis Salinas padre ya tenía en claro el mensaje que iba a transmitir: “No voy a irme de este mundo porque muera nomás, voy a quedarme en mi hijo y en los que vengan detrás”, recitó. El vecino del barrio Lauda se alejó de la vidriera musical hace 35 años, pero el arte perduró en el ADN.
-¿Cómo sintió el reencuentro con Juan y Luis?
-Son dos regalos que me hizo la vida. Cuando ya pensaba que las flores se habían muerto vino él (por su sucesor) y me dijo ‘no, tenemos que hacer el disco’. Pero, como le digo a mi hija, ‘no estoy más orgulloso del Chini -su nieto- que de Luis, se siente orgullo porque le dan continuidad a la música de uno’.
-¿Cómo entiende los pasos que da su hijo en la carrera, su modo de reinterpretar los clásicos?
-Una vez le dije que tendría que hacer música comercial porque él hacía jazz solamente. Me contestó: ‘Es lo mismo que me pidas que me case con una mujer con plata. Yo hago lo que me gusta’.

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“Los militares deben estar donde tienen que estar”
El concierto terminó ya entrado el 24 de marzo. Treinta y cinco años habían pasado de la última vez en el que un escuadrón militar, con apoyo civil, llevó adelante una sublevación antidemocrática que acopió tantas muertes y desapariciones que se convirtió en la dictadura más cruenta recordada por los argentinos. La música, trinchera de muchas de esas víctimas, voz de muchos de los rebeldes y evocadora de muchas de las ausencias sin esclarecer, nunca se corrió del frente.
“En esa época hice la colimba, de 1976 a 1978. Fui de los primeros que hicieron (el Servicio Militar Obligatorio) con 18 años. Me tocó el cuerpo de Infantería de Marina, en Bahía Blanca. Esos dos años fueron duros”, describió Salinas, acodado en un aparador circunstancial, ante la consulta de este medio.
Esa vivencia y alguna pertinaz recomendación familiar marcaron la senda por la que el músico decidió posicionarse en el devenir republicano: “Creo que los militares tienen que estar donde tienen que estar, no pueden ser gobierno porque están formados para otra cosa. Mi vieja me decía que para hacer lo que (fuera que) hagas tenés que prepararte, y lo militares están para otra cosa. Hay cosas muy oscuras de las que prefiero no hablar porque las pasé y es de mal gusto. Pero lo que viví cuando salí fue una cosa que a uno lo ha marcado. No estoy de acuerdo con el asesinato, de cualquiera de los dos lados”.
Inaudito, perturbador. Puede que la realidad conmine de modos extraños, incómodos, pero allí está y reclama participar. “No creo demasiado en la política porque de donde vengo y desde que soy chico veo pibes comiendo en la calle, o que cuando tienen determinada edad ya no se les da bolilla”.
No ajeno a las contradicciones, el montegrandense reclamó acción a aquellos a los que no da crédito: “Más allá de la derecha o la izquierda, el Estado debe ocuparse de la gente que está indefensa. La delincuencia se combate con trabajo no con Policía más dura. Creo mucho en las personas que trabajan, estudian y hacen lo mejor que pueden.
Tal vez así, casi sin darnos cuenta, la cosa cambie”.


Publicado en La Tercera del 29 de marzo de 2011


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A largo plazo, sobre lo preexistente


Por primera vez desde la intervención europea de la tierra, surge de una asamblea con representantes de las etnias del país el Consejo Nacional Indígena, con autoridad para representar a los pueblos originarios. Cuestionan la proximidad a los intereses comunitarios del CPI creado por ley. Se organizan para llevar candidatos a las elecciones. Piden “no monopolizar” a la Pacha Mama, que es madre de todos y todas.

Habituada a las mundanidades cuyos determinantes históricos no tienen más que 2011 años, la cronista le consulta a la entrevistada, una diaguita calchaquí que se incorporó a la comunidad kolla al casarse con un cacique de esa nación, sobre las posibles limitaciones que la ley de reforma electoral podría generar en el conjunto partidario de los pueblos originarios. “No necesitamos una autorización judicial para hacer nuestro padrón de miembros de comunidades preexistentes y organizarnos”, aclaró, como si fuera redundante, Andrea Quevedo, titular de la Mesa Política Indígena Provincia de Buenos Aires. Su colectivo busca tener presencia en las listas de candidatos y, para definir cómo lo harán, constituyeron un Consejo Nacional a partir de una asamblea celebrada en Glew, Almirante Brown.
Defienden que es tiempo que la lucha por la defensa de su identidad -en lo simbólico y también en lo concreto, como la organización comunitaria de las tierras- alcance los espacios de decisión del Estado que adoptó el soporte físico de los gobiernos previos al arribo europeo. Una incursión con nombre propio. Mientras acampaba en la Plaza de los Dos Congresos para exigir normas que reconozcan los reconozcan, la vecina y referente de la red bonaerense creada hace 7 años dialogó con LA TERCERA sobre la aplicación de planes de gestión “a largo plazo” y con el “ideal social del origen” latinoamericano.
-¿Que el Consejo Nacional se constituyera para representarlos significa que las entidades que ya están en funcionamiento no lo hacen?
-Existe en el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas), el CPI (Centro de Participación Indígena) que debería nuclear a hermanos de los pueblos originarios y funcionar de forma autónoma. Los trabajadores pelean para ser representativos porque son ellos quienes deben ser consultados. (En cambio,) el INAI es un área administrativa, pero cree que nos representa, cuando tiene un presupuesto para un relevamiento territorial que nunca se hizo.
-¿La institución que lanzan se concentrará en el acceso a parcelas donde vivir?
-No solamente, también en la representatividad. Acampamos aquí para pedir que se trate y vote el proyecto de ley de reparación histórica para los pueblos, con una participación más directa en el presupuesto. También nos permitiría obtener la personería de orden público, porque actualmente es de ONG cuando somos naciones. Pedimos que el convenio 169 (de la Organización Internacional del Trabajo) tenga rango constitucional porque si bien la ley 23.302 (de Política Indígena y Apoyo a las Comunidades Indígenas) adhiere a él, no fue votado por tercera parte sino por simple mayoría. Todavía tenemos comunidades que, al ser desalojadas, pelean por títulos particulares cuando deberían hacerlo por los comunitarios; en cada lado hay herramientas jurídicas diferentes.
-¿Se podría cambiar con una incursión originaria en cargos políticos?
-Sí, queremos lograr la participación directa en el Estado. En Almirante Brown, armamos el primer Consejo Indígena reconocido por ordenanza. Si bien hacemos política de estructura, en estas elecciones queremos ser protagonistas como en Catamarca, donde tenemos dos hermanos concejales por Concertación Forja, o en Jujuy, donde hay un candidato a intendente de Humauaca con su partido, el Movimiento de Participación Comunitaria Indígena. En Santa Fe, la Mesa Política acordó con el oficialismo. Además de ser ciudadanos de Almirante Brown, debemos ocupar esa banca como representantes originaros, (en función de) una política preexistente. Los pueblos no tenemos opciones para votar, con nuestro ideal social, nuestra cultura, nuestro origen.
-¿Cómo se constituye su ‘ideal social’?
-Uno de los temas es el territorial. Por falta de viviendas se pelean pobres contra pobres, que se produce al convertir la tierra en un monopolio cuando es la base de la riqueza en Argentina. No tenemos derecho de capitalizar la naturaleza. Hay que cuidarla, aunque sea con interés de crecimiento económico. Somos los hombres los que distribuimos mal las riquezas que nos da la Pacha, porque para ella somos todos sus hijos. A veces entienden que, cuando hablamos de que la tierra debe ser comunitaria, nos referimos al conformismo de manejarnos con lo básico. No estamos en contra del crecimiento, pero debe hacerse con estrategias que no lastimen ¿De qué sirvieron las monedas si, como en Japón, de un suspiro se perdió todo? Hace falta que se piensen en programas a largo plazo, no a cuatro años para ser reelectos, y eso fue lo que vimos en el Gobierno nacional, aunque tenemos diferencias, por ejemplo, sobre cómo proceder ante las mineras.

Por Noelia Leiva

Publicada en La Tercera del 29 de marzo de 2011
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23 de marzo de 2011

“En el intercambio desde la diversidad aparecen los sentidos”

Lo sostuvo Alejandro Irurzun, docente del curso “Introducción a la coordinación grupal”. La capacitación reflexiona sobre la constitución de redes de personas. Apunta a orientadores comunitarios que acompañan a personas que tienen alguno de sus derechos vulnerados. Está organizada por Red-Salud Mental y el Centro de Referencia de Lomas de Zamora.

Equipos de trabajo, colectivos de amigos o amigas, conjuntos familiares: el día a día se organiza en redes de personas con cualidades particulares, dispuestas (o no) a vincularse con otras incluso desde la diversidad. El Grupo Red-Salud Mental, de Remedios de Escalada, y el Centro de Referencia del Distrito Judicial de Lomas de Zamora pusieron en marcha la capacitación “Introducción a la coordinación grupal”, un curso de tres meses destinado a trabajadores comunitarios que intervienen en los núcleos sociales para ayudar a una interrelación más saludable.
Con la técnica del psicodrama (aquella que invita a no ser oyentes de las clases sino a intervenir mediante la interpretación de un personaje) como una de las estrategias para comunicar, las clases tienen entre sus participantes a miembros de entidades que trabajan con personas en situación de calle, jóvenes en conflicto con la ley, sujetos o sujetas que sufrieron la violencia simbólica o física, entre otros cuadros. Se trata de conocer la dinámica de cada entramado para poner en común objetivos, según le explicó a LA TERCERA el psicólogo Alejandro Irurzun, docente de la formación.
-¿Para consolidar al funcionamiento grupal es necesario involucrarse?
-Al trabajar con la gente más lastimada, si no te involucrás no podés avanzar, pero si te involucrás demasiado tampoco se te hace posible. El curso intenta ofrecer herramientas para que el trabajo no lastime a quien intenta asistir. Como diría (el psicólogo social) Alfredo Moffat, hay que ir al campo con una caja de herramientas lo suficientemente apta para bancarse un sufrimiento que no se resuelve con palabras solamente, mucha desdicha, familias lastimadas, ausencias muy significativas, falta de modelos.
-¿Es necesario conocerse a sí mismo y a los demás integrantes para ser parte de un equipo?
-Conocer la particularidad de las personas con las que se trabaja es importante. En principio, la gente que viene es porque a veces se encuentra desprovista de poder hacer algo más que estar ahí. Mediante el psicodrama un muchacho trajo la necesidad de ver a sus hijos, pero no podía porque regía una medida judicial. Él estaba en situación de calle y a la noche pernoctaba en una institución. Otro hombre no estaba impedido por (un recurso de) exclusión pero no podía ver a sus chicos porque sentía vergüenza por un hecho que lo había llevado fuera de su casa. Uno tenía la libertad y no sabía que hacer, mientras el otro carecía de ella. En los grupos, de ese intercambio surge la posibilidad de pensar con otros.
-¿Cómo se organizan los roles para que no haya un líder autoritario?
-Es parte de lo normativo, se define cómo se llevará a cabo la tarea. Nadie es ni tan sano que no tenga que aprender ni tan enfermo que no tenga algo para ofrecer. En la vida hay que compartir habitaciones, hay que aprender a renunciar, aceptar que se es uno más, no uno menos. Para que todo salga mejor debe haber una palabra compartida, heterogeneidad. En esa diversidad cada uno tiene derecho a poseer su mirada sobre la realidad y en el intercambio aparecen los sentidos.
-¿Puede tenderse a señalar que lo dañino está fuera del conjunto propio?
-Sí, una de las tendencias es a la victimización. Siempre los malos están afuera. Por ejemplo, para un señor de 50 años lo malo puede ser que su señora no quiere tener intimidad, pero para ella lo malo es que él sólo quiere tener relaciones sexuales. La realidad es esencialmente subjetiva. Ese cruzamiento de resonancias y del mundo imaginario de cada uno es lo que enriquece.
-Al principio mencionó casos de relaciones entre padres e hijos, ¿qué importancia tiene la familia en la constitución de los miembros del grupo?
-La matriz familiar es sumamente condicionante de como se cría un humano. Esto de la familia Ingalls donde papá y mamá condicionan todo está muy lejos de ser realidad porque hay otros integrantes no animados como los medios masivos de comunicación o los modelos que asumen en la escuela. Esa institución del padre que se respetaba desde el miedo no existe, más de una vez los hijos se relaciona con los padres desde un lugar parejo, cuando en realidad es una estructura piramidal no autoritaria en la que algunos llegaron primeros que otros.

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Las clases finalizan el próximo 27 de mayo. Se realizan en Del Valle Iberlucea 4277, a cinco cuadras de la estación Remedios de Escalada. Participan cerca de 70 personas por encuentro. Los organizadores, estiman que en la segunda mitad del año evaluarán la puesta en práctica de los conceptos. 
Info: grupo_red01@hotmail.com

Por Noelia Leiva

Publicado en La Tercera del 21 de marzo de 2011

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14 de marzo de 2011

Recolectando derechos perdidos

El Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) convocó por segunda vez en su historia a la elección de conductores de la cooperativa que lo representa. La celebración tiene sabor a triunfo porque consiguieron trocar una actividad producida por la pobreza, como es la colecta de cartón de las casas para vender, en una fuente organizada de ingresos, pese a que su condición laboral sigue sin formalizarse. Hay una regla madre: los niños y las niñas no trabajan.

La democracia consolidó la centralidad de los individuos como decisores de la vida política de su propia comunidad en polis conformadas por una reducida cantidad de personas, a comparación de las urbes 2.0. Pese a la lejanía de la Grecia original, epicentros de trabajo barrial revalorizan el concepto de elección de representantes del Soberano. El Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) es un ejemplo de esa perspectiva, que transformó una actividad laboral desprendida de la exclusión social como la recolección de residuos urbanos en una práctica con reconocimiento institucional. En la selección del directorio de su cooperativa “El amanecer de los cartoneros” participaron 1500 miembros, la mayoría del Conurbano sur.
Fue la segunda celebración ciudadana en dar cuerpo al concepto de organización política y social. Durante el encuentro, los cuartos oscuros se armaron en Tandil y Olivera, a metros del Parque Avellaneda. Hombres y mujeres viajaron, como todos los días, desde Lomas de Zamora y Lanús hasta el centro porteño, aunque esa vez no para recoger los desechos de las casas. “Uno ve que en sindicatos y universidades, en la política en general, se agarran a piñas por tres votos, y que gente que viene del barro, de la pobreza más profunda, tenga este sentido cívico es gratificante”, redimió Juan Grabois, abogado y militante del colectivo.
Como todo equipo autogobernado, sus miembros acordaron un orden de prioridades que responde a sus necesidades básicas: participación equitativa y protección de la infancia son dos pilares en la gestión de la actividad en el día a día. Los ingresos producidos por el grupo son distribuidos horizontalmente, pero el efectivo que cada quien obtiene al vender lo recolectado durante la jornada va al bolsillo individual, porque “es importante que la cultura del trabajo y la solidaridad vayan de la mano: no se puede ser solidarios en base al trabajo ajeno, salvo situaciones extremas”, subrayó el referente, en diálogo con LA TERCERA.
Si bien el camino hacia las urnas internas no tiene obstáculos por definición (no faltan los ‘punteros’ barriales que avizoran los beneficios de conquistar una masa de 2200 personas como es el Movimiento), entre los candidatos que fueron escogidos hace 15 días no había dirigentes mayores porque “decidieron dejarles el lugar a los más jóvenes”. Los grandes aportan desde afuera de la Comisión, ahora presidida por Emilio Carrasco, la experiencia de los primeros años de lucha, cuando Mauricio Macri ocupaba la pantalla mediática para impedirles caminar por las callecitas de Buenos Aires.
La persistencia de la meta bien fijada les permitió acceder a una obra social, un monotributo y un “incentivo” de 600 pesos mensuales. Llevan un uniforme similar al personal de limpieza contratado por el Gobierno porteño que los “identifica como trabajadores”, en un terreno de detrimento del prejuicio producido en las arterias más ‘tops’ al inicio de la visibilización de la tarea.
“Por el nivel adquisitivo de los barrios de Capital Federal, se produce más cantidad de carros que en el Conurbano. Es más redituable trabajar acá”, explicó Grabois. Así como el titular del PRO “tuvo que aceptar un programa de reciclado prácticamente dirigido por las cooperativas”, muchos frentistas incorporaron el trato igualitario con los adultos que ‘cartonean’. Se logró, en general, tanto, que hasta nacieron historias de amistad y amor.

Igual de niños

Una condición diferencia a los trabajadores y las trabajadoras de quienes no deben serlo: la edad. “Los chicos están en una guardería para erradicar el empleo infantil del sector”, planteó, categórico, el integrante del MTE. Para la Fundación Che Pibe, que se encarga de cuidar a los nenes y las nenas, el nombre adecuado es Escuela Maternal Infantil y Casa del Niño, porque “no es un lugar para ‘guardar’ a los pequeños”, diferenció Marcela Val, miembra de la entidad de Villa Fiorito.
La clave para el éxito del programa es pensar actividades desde la educación popular que les hable desde un lugar de pares.  “A un pibe que viene de una situación de vulnerabilidad no podés dejarlo frente a la televisión durante siete horas, sin una actividad superadora”, instó. Los 150 gurrumines concurren desde las 17 hasta la última hora del día, que es el tramo en el que sus padres van a vender lo obtenido y ellos se quedarían solos.
Por septiembre de 2009, cuando largó la iniciativa, los niños todavía trabajaban como adultos, a diferencia de otros de su edad, que estaban en la escuela. Ahora “pueden dar una mano, que es normal, pero ya no como antes”, cuando se desenvolvían como si sus cuerpos fueran mayores. Pero no todo está hecho: hace falta llevar el cupo a 200 integrantes y, por lo tanto, ampliar el predio. Para colaborar con mano de obra o materiales, pueden comunicarse a fundacion_chepibe@hotmail.com y 4286-5987.


Por Noelia Leiva

Publicado en La Tercera del 14 de marzo de 2010 http://www.diariolatercera.com.ar/detalle.php?articulo=Recolectando-derechos-perdidos&tipo=1&documento=7515&sistema=diarios

2 de marzo de 2011

Una invitación a la creatividad literaria

Marta Mazzilli es una de las docentes y escritoras montengrandenses cuya trayectoria obtuvo más reconocimiento. Coordina talleres literarios que concibe como una llave para que cada quien abra el propio mundo de las palabras. Recibe a adultos y niños. Tres jóvenes fueron galardonados en Chubut. La coordinadora y dos de las premiadas conversaron con LA TERCERA.

Si la escritura es una puerta a simbolizar en un plano más audaz que el de la cotidianeidad, los espacios de germinación de la palabra como los talleres literarios son ámbitos de “libertad creativa”, definió Marta Mazzilli, quien da vida a uno de esos templos de inspiración desde hace poco menos de dos décadas. Para la educadora, conocer las reglas de los géneros y leer son el punto de partida hacia las criaturas propias. Esa forma de trabajo también construye obras premiadas: tres de sus alumnos, dos niñas y un joven, fueron galardonados en el certamen “Gonzalo Delfino 2011”, de Gaiman, Chubut.
Cada año quienes concurren a la casa de la docente, que se transforma en aula, saben que encontrarán un proyecto guía diferente que atravesará la producción y la elección de autores. Grandes o chicos, pueden recorrer páginas de hacedores rusos, japoneses o latinoamericanos, jugar con los colores o toparse con una propuesta musical que invite a organizar significantes en función del sonido. Puede haber invitados, una jornada en la ciudad, una tarde en un bar para observar a los ocasionales protagonistas de la escena e inventar sus historias. La ex directora del Centro de Investigaciones Educativas (CIE) local y las noveles escritoras recientemente reconocidas, Melina Rodríguez (10) y Giuliana Camarda (12) describieron ante LA TERCERA su experiencia en los encuentros y su mirada sobre los caminos de adhesión a las letras.
-¿Cuándo comenzó su vínculo con la literatura?
-GC: Desde que soy chica leo y me gusta escribir. Mi mamá me leía cuentos, mi abuela me los inventaba. A veces sacaba ideas de un libro y escribía.
-¿Solés leer el material que creaste?
-GM: A veces, cuando me da nostalgia. Me acuerdo que cuando mi maestra me hacía escribir un poema era la última en salir del salón.
-¿Notás cambios en tu búsqueda como escritora a lo largo del tiempo?
-GM: Ahora tengo más conciencia del mundo, de la vida y de lo que se puede hacer con las palabras.
-MM: En general las mamás vienen porque en la escuela no leen ni redactan. En el taller logran la motivación. También adultos o niños que necesitan expresarse a través de la palabra son enviados por psicopedagogas. Soy una amante de la heterogeneidad, por lo tanto todos se incluyen en los grupos. Otros, como estas niñas, vienen porque les gusta, que es lo más lindo.
-MR: Desde chiquita quería escribir poesía y cuentos. Mi mamá siempre me leía. Cuando me quería cambiar (un fragmento de la narración) porque se aburría, le decía que no era así, ya me lo sabía. Tengo una carpeta con lo que hice, aunque hay algunos trabajos que no terminé porque no sabía cómo hacerlo o se me ocurrían más ideas y empezaba otro.
-¿Preferís el cuento o la poesía?
-MR: El cuento me gusta más.
-MM: Paradójicamente, ellas dicen que se sienten más seguras en un género y en realidad brillan en otro, como nos pasa a todos.
-¿Por qué se produce ese fenómeno?
-MM: Creo que es por lo que no hacen en la escuela. La comodidad siempre va para el mismo lado: la narrativa. La poesía se trata como un tema curricular, generalmente. No hay creación. Los que creen que les gusta, vienen con la receta de la rima o la escritura romántica, la descripción de un paisaje. Acá se les da vuelta la cabeza, se dan cuenta de que trabajan poesía libre, con una óptica surrealista de la situación, empiezan a sintetizar lo que antes explicaban con muchas palabras.
-¿Hace falta más lectura en las instituciones?
-MM: Lo cumplen como un deber, la mejor manera es hacerlo con entusiasmo. Falta motivación y corrección. En los talleres literarios en general no se corrige. Hay gente que se puede satisfacer con eso pero hay otra que quiere aprender.
-GM: Los libros son fundamentales, te transportan a un mundo donde no es tan difícil vivir.
-¿En su taller intercambian opiniones sobre sus obras?
-GC: A veces hay un poco de timidez. Para mí, el mayor placer constituye escribir, como diría Virginia Woolf. Escribir para los demás es algo superficial.
-MM: La etapa de comunicar viene después. Ningún gran escritor tuvo la obligación de leer en voz alta. Hay cosas que surgen de un lugar muy profundo del alma o del dolor ¿Para qué convertir un momento placentero en uno de quiebre? Es un espacio de libertad creativa.


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Mirando al sur

El certamen respaldado por la Biblioteca Popular chubutense Ricardo Jones Berwyn recibió obras de tres escritores de Esteban Echeverría. Todos recibieron aplausos. Franco Rosso Lobos con su cuento “Revolución de Octubre” obtuvo el primer premio en la categoría Juvenil, la poesía “Esqueletos” de Camarda se llevó el tercer puesto en Infantil y su narrativa “La misma realidad, distintas lentes” el segundo en la división prosa. Rodríguez logró el segundo escalón del podio con sus versos “Mi selva misionera”, también elegida entre otros nenes y nenas.

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Camarda: “Sócrates decía que todos pueden razonar de la misma manera, tanto niños como adultos, esclavos como ricos. Con la escritura pasa lo mismo: si lo sentís, lo podés plasmar”

Rodríguez: “A mí me dicen ‘¿no te aburrís de leer todo el dia?’, porque a veces a las vacaciones me llevo libros. Y les digo ‘¿pero ustedes no leen?’, porque a mí me gusta”


Por Noelia Leiva

Publicada en La Tercera del 28 de febrero de 2011

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