4 de agosto de 2013

Con besos, repudiaron la ley “antigay” rusa


Por Noelia Leiva

Unas 200 personas se reunieron frente a la embajada del país que conduce Vladimir Putin. Chicos y chicas se besaron para, con amor, denunciar la discriminación y la represión del país europeo. En Argentina las normas son equitativas, pero todavía resta erradicar a “sectores conservadores”.



Lo que separa a Argentina de Rusia es mucho más que el Atlántico. Mientras que unas 7 mil parejas se casaron desde que el Congreso nacional aprobó el matrimonio igualitario, en el país europeo activistas fueron reprimidos y detenidos luego de que se prohibiera por ley toda propaganda en referencia a relaciones gays o lésbicas, consideradas “no tradicionales”. En la embajada rusa con sede en la Ciudad de Buenos Aires, unas 200 personas decidieron repudiar con amor esa política discriminatoria: se dieron un beso para reclamar la igualdad entre las personas en cada lado del mapa.
Primero fue la detención de la banda de punk-rock feminista Pussy Riot. Después, la censura de todo tipo de información sobre vínculos entre personas del mismo sexo, que no puede llegar a los niños y jóvenes menores a 18 años por considerarla nociva para su formación. La decisión impide desde la realización de movilizaciones hasta que dos chicos o chicas se tomen la mano en la calle. En San Petesburgo, hace una semana una marcha y una “besada” masiva enfatizaron el rechazo a la normativa, pero hubo represión. Al menos veinte manifestantes fueron detenidos. Esa coyuntura generó un eco de enojo en todo el mundo, que llegó a suelo rioplatense.
“Vimos en muchos sitios de Internet las fotos de los heridos y pensamos entre amigos que era horrible”, sintetizó Stephane, un ciudadano francés que hace cuatro meses vive en Argentina y que tuvo la idea de crear el ‘evento’ en Facebook que sumó 1256 promesas de asistir o difundir la manifestación, concretada el viernes último en Rodríguez Peña al 1700. Él fue el encargado de hacer sonar el primer silbatazo, pasadas las 18, para marcar el minuto de silencio en solidaridad con los afectados directos, y el segundo, para que parejas y amigos se dieran “un beso por Rusia”.
La iniciativa se difundió en una semana a través de las redes sociales y logró reunir a integrantes de colectivos de lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex y queers (Lgbtiq) que suelen encontrarse en movilizaciones a favor del “orgullo” y a vecinos que se autoconvocaron para “darle visibilidad” al conflicto, al grito de “¡Basta de opresión!”. La propuesta también puso en evidencia la paradoja de que mientras el Gobierno de Vladimir Putin aplica decisiones conservadoras en nombre de la moral y la fe, “las iglesias están vacías”, como señaló el organizador.
Para el joven, que aseguró estar en contacto con la federación rusa que defiende los derechos de la diversidad, lo sorprendente fue que “la prensa no difundió” la gravedad de la represión frente a la Duma, la Cámara de Diputados del país europeo. Por eso la idea se completa con la multiplicación en la web de fotos y manifiestos surgidos del encuentro, para generar información y debate.
“Queremos que sepan que la comunidad internacional no apoya estas leyes. La gente allá no es homófoba en su mayoría porque le importa cosas más relevantes, no con quién se acuesta cada uno”, señaló Misha, un estudiante de ruso que llevó su propio cartel en ese idioma: “Nuestra vida, nuestro amor, nuestro corazón. No tuyos”.
Los participantes prometieron estar atentos al conflicto. “Las próximas ‘besadas’ serán frente a las embajadas de Sudán, Irán, Somalía y Arabia Saudita”, anunció una pancarta rosa que lucía una caricatura del presidente del ex Estado soviético con pestañas largas, rubor en sus mejillas y cabello platinado.

Romper estereotipos
Rubios, con bigotes, chicas con rastas o pelo corto, muchachos con cascos de soldado u onda funk. La convocatoria logró explicar en la diversidad de estilos que presentaban sus integrantes que una lucha común no hace diferencias por género o identidad sexual; mucho menos por el tipo de ropa que se porta. Sin embargo, esa paridad en el trato no siempre se da en el día a día de Argentina.
“Hay chicas a las que le gritan ‘flaco-flaca’ o que, si van de la manos con sus novias, la gente les dice que es un asco verlas”, denunció Fara, de la cooperativa Fasil de indumentaria lésbica y voluntaria en la agrupación La Fulana. “Encontramos dos realidades, una cosa es lo que pasa en los grandes conglomerados urbanos y otra los que sucede en la provincias”, señaló, a su turno, Pablo, miembro del colectivo A Contrapedal, que recorre el país en bicicleta bajo el lema “pedalear por la integración para ponerle un freno a la discriminación”.
El hombre llegó con su vehiculo, la bandera del orgullo lgbtiq y la nacional, que agitó durante la hora de la convocatoria. “Tuve la posibilidad de viajar por casi todo el país y ver lo que pasa. Hay lugares a los que llegué y recibí desde el típico ‘puto’ hasta persecución real de la Policía”, aseguró el referente.
Es que hay un sector de la sociedad que “todavía es conservador”, aunque las conquistas marcan diferencias con el comportamiento generalizado anterior a la puesta en debate público de la equidad. También hay diferencias con otros estados: “Es mejor vivir acá que en Francia, hay una idea de diversidad más grande”, reconoció Stephane, el promotor del encuentro frente a la embajada. Además de esos dos países, son 12 los que hicieron del matrimonio igualitario una realidad: Uruguay, Holanda, Bélgica, España, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Portugal, Dinamarca, Nueva Zelanda, Reino Unido e Islandia, que repudió diplomáticamente la actitud “antigay” rusa. Se debate en México, Estados Unidos, Australia, Vietnam y Colombia, entre otros.
Según la Federación Argentina LGBT, desde que se sancionó la Ley 26.618, el 15 de julio de 2010, se concretaron 7 mil casamientos entre personas del mismo sexo. La norma modificó el Código Civil para que quienes firmaran la libreta fueran “cónyuges”, sin referencia a su género. El avance permitió generalizar a todos los matrimonios los derechos provisionales y materiales que antes eran privilegio de los heterosexuales. También abrió la oportunidad a adoptar o a tener hijos mediante fertilización asistida, lo que se fortaleció a partir de la reciente reglamentación de la norma que garantiza el acceso gratuito a procedimientos médicos para quienes no puedan procrear por las vías biológicas habituales.

Publicada en Marcha http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/92-generos/4043-con-besos-repudiaron-la-ley-antigay-rusa