Mostrando entradas con la etiqueta Orgullo Gay. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Orgullo Gay. Mostrar todas las entradas

21 de julio de 2014

“No soy tu chiste”, una campaña por amor a la diversidad



Por Noelia Leiva. Seis millones de personas replicaron los afiches que creó el venezolano Daniel Arzola, traducida a 20 idiomas. Marcha le preguntó sobre su repudio a la violencia homo/lesbo/transfóbica y las etiquetas de género.
 
“No soy tu chiste”, una campaña por amor a la diversidad

Frente a la embajada rusa en Buenos Aires los besos brotaron la semana última como arma pacífica de repudio de la prohibición de Vladimir Putin hacia lo no hétero. Geográficamente lejos de esa consigna pero no de su sentido se ubica Daniel Arzola, que se define como “artivista”. Venezolano, caminante del mundo, amante de las artes visuales, es también un activista de la lucha por romper las estructuras machistas que ejercen violencia contra lo lésbico, homosexual, trans o queer. Por amor a la diversidad, a ser quien se quiere sin por qués, elaboró la campaña gráfica “No soy tu chiste”, que se viralizó en las redes sociales. Marcha le preguntó sobre los argumentos de su compromiso.
Un hombre con barba de mariposas, dos personas negras aparentemente mujeres que quieren huir de esa casilla, un rostro varonil que brilla en celeste en la mitad y en rosa en el otro 50 por ciento. Las piezas digitales de la campaña que tuvo repercusión en los cinco continentes potencian el color y destruyen las únicas dos caras de la moneda patriarcal: ser mujer o ser hombre. Ponen en discusión la obligación de atarse a las reglas de los sexos y, sobre todo, impugna del “odio” contra las identidades disidentes.
Arzola nació en 1989 en Maracay, Venezuela. A los 17 años ya había lanzado un blog donde difundía sus denuncias sobre la vinculación estrecha entre genitalidad y moral. Esa misma plataforma, la web, lo contactó con el mundo desde que en 2013 lanzó “No soy tu chiste”, para señalar la “burla como forma de violencia”. Con esa consigna coincidió el millón de personas que la compartió en sus primeros seis meses de difusión. Por tal repercusión, los siete afiches que diseñó en 2014 se tradujeron a 20 idiomas, en asociación con el proyecto estadounidense “It Gets Better” (“Mejorará”) que pide el fin de la discriminación luego de que varones adolescentes se suicidaran por ser segregados debido a que le gustaban los chicos. Otros cinco millones se hicieron eco a través de las redes sociales.


Nací hombre, siempre fui mujer” o “No tengo que gustarte para que me respetes” son algunas de las frases que acompañan sus ilustraciones, que en mayo último se expusieron en el Senado de la Nación y planea volver a mostrar en Argentina en la segunda mitad del año. Su arte se convirtió en la primera campaña artística en defender masivamente desde las redes los derechos de la comunidad lgbtiq.
-El nombre de la campaña interpela ¿A quién o quiénes va dirigida?
-A todo aquel que ataca lo que no entiende, a los que usan la burla como violencia. Es para aquellos que creen que ser diferente es motivo de broma. En Venezuela, los medios de comunicación no son capaces de mostrar a un personaje sexodiverso que sea humano. Siempre hay un estereotipo dañino en relación a las personas homosexuales y trans. De este modo, muestran al hombre homosexual como un bufón y a la mujer lesbiana como una fantasía del hombre heterosexual. Las personas trans casi siempre son descontextualizadas.
-¿Cómo surge la idea de denunciar la burla de la que son objeto personas que no adhieren a la dicotomía “varón- mujer”?
-Alguien tenía que hacerlo, ya llevaba tiempo cansado del asunto. Además de que me parece que tener que recurrir al humor con base en algo que no se puede cambiar carece de ética. Una cosa es reírme porque te falta un brazo y otra porque te falta honestidad, la primera no puede modificarse. Creo que la burla es un tipo de violencia.
-Si tuvieras que definir qué son los géneros ¿Cuál sería tu respuesta?
-Etiquetas creadas para separarnos. Ilusiones, cáscaras que no definen nuestra esencia. Ojalá en el futuro la gente fuese más a lo Tilda Swinton (NR: actriz australiana que juega con lo andrógino), la ambigüedad me parece la más pura expresión humana.
 
-¿Te considerás feminista o antipatriarcal?
-Me considero humanista, no creo que las capacidades de alguien dependan de sus genitales, como sostiene el machismo. Creo que la maldad como la bondad no tienen que ver con ser hombre o mujer. Esto responde a lo otro también, la sociedad está acostumbrada a usar la imagen de la mujer como algo malo. Creo que ahí está la base de la homofobia: colocar al hombre en plan de “quién es la mujer”, como si ser mujer fuese una ofensa. Creo que una persona se mide en sus valores, no en su aspecto o etiquetas.
-Sin embargo te definís con una categoría nueva, la de “artivista” ¿En qué consiste?
-En promover, defender y educar sobre derechos humanos a través de la creación artística.


-¿Por qué elegiste al color como un factor prioritario en tus creaciones?
-El color influye en el comportamiento humano, esto se llama psicología del color y eso está basado mi trabajo. Las personas con síndrome de Asperger pensamos en imágenes, de ese modo interpretamos todo de modo literal. Cuando leo un poema o lo escribo, todas esas imágenes están en mi cabeza, alguien puede ser azul o rosado, alguien puede tener una barba de mariposas. Creo que el color es una de las expresiones naturales del mundo y yo constantemente tengo la necesidad de expresarme.
-¿Por qué tuvo una respuesta masiva la campaña, según tu criterio?
-Creo que hay mucha gente allá afuera sintiéndose como yo, quizá por eso se identifiquen con lo que hago. Busco sentirme cómodo en un discurso: no creo que todos y todas seamos iguales, creo que somos distintos y eso nos hace especiales. Todos somos diferentes pero tenemos derecho a ser tratados como iguales.

28 de mayo de 2014

Golpeadas por ser lesbianas

Por Noelia Leiva. Tres mujeres fueron insultadas y lesionadas en un boliche cordobés luego de que una de ellas rechazó a un varón. Las llamaron “machonas”. La Policía permitió que los agresores escaparan y la Justicia tardó casi 24 horas en registrar sus denuncias.

“Heterosexista” es la definición justa para el ataque que recibieron tres jóvenes lesbianas, integrantes de un colectivo de lucha por la equidad de géneros, en un bar de Córdoba Capital. La golpiza comenzó cuando una de ellas rechazó a un varón, aparentemente “cabecilla” del grupo de casi diez personas que las hirió. Lograron escaparse amparados por la Policía, pero las víctimas no tuvieron un desenlace tan ameno: tardaron casi 24 horas en lograr que la autoridad judicial constatara sus lesiones y tomara sus denuncias.

El mismo día en que se clamaba por el respeto a los derechos humanos, el 24 de marzo último, la organización Devenir Diverse denunció que tres “activistas” habían sido sometidas a insultos, patadas y golpes la madrugada anterior de parte de unos siete hombres y dos mujeres. La embestida se inició cuando una de las víctimas, Leticia V (se preservará su apellido) se negó a aceptar los ‘cortejos’ de un muchacho, que todavía no pudo ser identificado. Entonces, junto a sus compañeros, comenzaron a perseguirlas por el boliche y a emplear el término “torta” como un calificativo negativo.

Como ellas también lograron evadirlos, tiraron al suelo a la joven y la golpearon en los genitales. También les pegaron a su esposa y a una amiga, que recibieron golpes en la espalda, la cabeza, los ojos y las costillas. Quien inició la violencia “textualmente dijo ‘no se hagan las machonas, yo las conozco bien a las lesbianas; las perdonamos porque son mujeres’”, relató ante Marcha Verónica C, compañera de la primera de las agredidas y también víctima de los puñetazos. Evelyn C fue la tercera dañada.

Como macho alfa que no aceptaba como posible el rechazo de una chica, deseada como futura pieza de su cosecha, el “cabecilla” reaccionó con la ira que genera lo que rompe las estructuras, en un nivel de intolerancia exacerbado. “Son lesbofóbicos heterosexistas”, sintetizó la joven cordobesa, que aseguró que el bar Been, donde ocurrió el hecho, “suele estar concurrido por el colectivo de LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans)”, por lo que la actitud nefasta sorprendió aún más. Con el devenir de las horas descubrieron que había antecedentes de reacciones denigrantes pero ninguna registrada formalmente.

La Policía y la Justicia, segundas victimarias
Aunque la reacción de quienes estaban en el pub no fue inmediata, finalmente algunos concurrentes lograron que los agresores se marcharan. Estuvieron en la puerta, quizás a la espera de que las jóvenes también salieran. Les dijeron a dos efectivos de la fuerza de seguridad que se encontraban en la calle que las chicas les habían robado las billeteras. La denuncia no fue tomada por válida porque los policías se retiraron del lugar sin intervenir contra ellas, pero también permitieron que los muchachos se fueran. Por eso es que aún se desconocen sus nombres y paradero, aunque algunas de las denunciantes aseguran que pueden reconocer, al menos, al que inició la golpiza.

Con el dolor “en el cuerpo y en el alma” que sentían, según graficó Verónica C, tuvieron que atravesar un derrotero de estigmatización que no terminó sino hasta entrado el día siguiente. En el Hospital Nacional de Clínicas le denegaron la atención -un derecho constitucional- porque tenían “muchos casos más graves”, aseguró Devenir Diverse desde su parte de prensa. Acudieron entonces a la Central de Policía de Córdoba, que las derivó a la Comisaría Tercera y de allí a la Unidad Judicial 1, siempre en la capital provincial. Tuvieron que aguardar una hora para que radicaran la denuncia y luego otras cinco para que un médico constatara las heridas.

Sin embargo, el registro de las lesiones recién se concretó al día siguiente, luego de reiterar en cada ocasión los relatos de la escena, de reposicionarse en su rol de víctimas merced a la burocracia. Hoy ampliarán la denuncia frente al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) y el Tribunal de Conducta Policial.

“Lo peor fue la violencia institucional a la que fuimos sometidas ya que el personal al que consultamos nos trató muy mal, estaba totalmente desinformado” sobre cómo actuar ante casos donde la supuesta virilidad del patriarcado se define en los puños de un varón agresor. “Las lesiones que fueron constatadas por los médicos son leves pero las peores son las del alma. Jamás en mi vida imaginé vivir una situación así. Me da mucha angustia, no sólo la agresión física sino la falta de respuestas efectivas ante semejantes hechos”, cuestionó la joven.

Por la inacción policial y judicial, al momento no fueron identificados los responsables, por lo que esperan que las personas que presenciaron el ataque aporten datos, que pueden enviarse a devenir.diverse@gmail.com.

El “peligro” de no ser la “típica” mujer

“Típica” por “arquetípica”, por hecha en los límites fieles del modelo patriarcal: las mujeres que se definen por fuera de esas bases y deciden desear a otras de su mismo género son rechazadas por la heteronorma, son contradictorias en el marco cultural machista. La violencia de segregar aquello que no obedece a las dicotomías sexistas alcanza, como en este caso, en su expresión extrema de la agresión física.

Cuando todavía está vigente el dolor por el femicidio de Natalia “Pepa” Gaitán, también en Córdoba en 2010, las instituciones clásicas aseguran que el poder vertical del “macho” se concentre. Jueces, comisarios, maridos, novios, padres son representantes sociales y domésticos del discurso instalado contra el que las identidades disidentes luchan. Denunciar y gritar en nombre de la equidad son pasos hacia adelante para erradicar la desigualdad instalada por la falocracia.

Publicada en Marcha Noticias: http://marcha.org.ar/index.php/nacionales/92-generos/4956-golpeadas-por-ser-lesbianas

Torta, chongo, lesbiana: ser lo que quieras

Foto: Laura Salomé Canteros

Por Noelia Leiva. La visibilización lésbica es una causa política que tuvo su espacio de acción en jornadas que se realizaron el fin de semana último. Recordaron a Pepa Gaitán, asesinada por amar a otra mujer. El puño está en alto para que nadie ni nada defina qué se es.

“Incluir” y “aceptar” son términos políticamente correctos de la perspectiva que aboga por la diversidad sexual ¿Pero qué hay que tolerar y desde donde? Para erradicar la barrera de lo “natural” desde donde se mira para dar la bienvenida a lo supuestamente distinto, jornadas de visibilización lésbica en todo el país reclamaron la equidad de derechos. Las militantes denunciaron la violencia física más evidente, como la que atravesó Natalia “Pepa” Gaitán, asesinada por tener novia. Pero también, la sutil que se cuela por los poros de la cultura heteronormativa.

Pese a las conquistas que logró el colectivo de lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex y queers (Lgbtiq), en la calle todavía cuesta no pensar que el punto de partida es ser hombre o mujer, y que ‘todo lo demás’ constituye variantes. Y que a la mayoría de las personas les gusta alguien de otro género, pero hay que sumar a la vida social a quienes no. En algunos espacios de la comunidad donde la lectura fue permeable a las nuevas luchas todavía hay rastros de una mirada dicotómica de ‘nene-nena’. Pero el peso de los mandatos es mayor cuando ni siquiera se alcanzó a ese punto y el rechazo se convierte en golpes.

Si viviera, Pepa Gaitán podría dar cuenta de qué es ser segregada por ser lesbiana, pero fue asesinada a quemarropa en 2010 por Daniel Torres, padrastro de Dayana Sánchez, su novia. Lo inexplicable de la violencia más extrema suena más descabellado cuando se revisa, en el proceso judicial, la estrategia de la defensa que pretendía instalar a la víctima como una “mujer que daba miedo” por salirse del encuadre patriarcal de ser apacible y entregada a una relación monogámica con un varón. En nombre de ella se realizaron jornadas en la Ciudad de Buenos Aires, Bahía Blanca y Córdoba.

“Es muy inteligente y estratégico que se hable de visibilidad lésbica como consigna y que no se pida ‘paremos la lesbofobia’. Es un problema de violencia, no una enfermedad” individual, mencionaron a Marcha desde Desobediencia y Felicidad, un colectivo que realiza acciones anónimas en defensa de los derechos de las mujeres y las identidades disidentes. Ese llamado a nombrar las acciones por su nombre se instaló en la plaza porteña ubicada frente al Congreso nacional el 7 de marzo último, donde hubo música feminista y alternativa, más una radio abierta en la que organizaciones defendieron sus ideas de rebelión contra el patriarcado, en la cuarta jornada consecutiva con esa consigna.

Pepa fue símbolo también en Bahía Blanca y en Córdoba capital, de donde era. Allí una ordenanza municipal instaló en 2011 el Día de Lucha Contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género. Las actividades duraron 48 horas y fueron acompañados por la familia Gaitán- Vázquez. “Es un caso importantísimo para nuestra comunidad y la sociedad en su conjunto porque visibiliza una serie de violencias que sufrimos las mujeres lesbianas en esta sociedad machista y heterosexista. En segundo término, porque sucedió el mismo año de la sanción del matrimonio igualitario, lo que demuestra que no bastará con buenas leyes para combatir la discriminación y los crímenes de odio”, entendió Verónica Castro desde Devenir Diverse, una de las organizadoras de las jornadas de visibilización en las sierras.

“Me nombro lesbiana siempre que veo que hay un contexto hostil hacia nosotras pero no comparto que haya una tensión identitaria entre lesbiana y mujer”, plantearon, a su turno, desde Desobediencia y Felicidad, que ‘stencilió’ remeras durante la actividad porteña. “Hay diferentes formas de habitarnos como mujeres. No decirme mujer lo sentiría como misógino pero reivindico otras formas de ser mujeres, sino sería dar por vencedor al discurso patriarcal”, enfatizó.

¡Ay, Andrea! ¡Hacete tortillera!

Aunque lo que da cuerpo a la fecha es una muerte provocada por un ‘heteromacho’, en las jornadas hay música, baile y risas. Es que también se trata de desestructurar el lugar tradicional del duelo –con su llorona paciente- en una movilización que busca romper las estructuras patriarcales opresivas. En Congreso, hubo música alternativa. Las Conchudas, una banda que empezó a gestarse hace dos años en un Encuentro Nacional de Mujeres, aportó cumbia con lenguaje propio: antídoto contra la opresión simbólica. Los temas que amaban bailar pero que eran violentos en sus letras sonaron en la plaza con otras palabras, las que convocan a que cada una se sienta en libertad de ser. “Ay, Andrea/¡hacete tortillera! /‘ Ay, Andrea / ¡Hacete feminista! / ¡Ay, Andrea!/ Seguí tu corazón”, cantan las seis.

“No hay nadie por fuera de cada una que marque nuestra sexualidad, la persona con la que tenemos ganas de construir. Y al que no le guste, que se vaya a Marte, porque ya no hay lugar en el mundo donde pueda tolerarse” la discriminación, planteó Lola, la percusionista del equipo. Que el sistema les diga a las niñas, adolescentes y adultas qué y cómo entenderse responde a la lógica capitalista de aplicar etiquetas porque “alguien que se sale de lo normativo ya no es parte de lo homogéneo y no es fácil de manejar”, consideró.

Por eso las lesbianas molestan y son invisibilizadas: se corren de lo que la matriz machista espera de ellas en tanto mujeres. “Y si sos pobre, es mucho peor”, denunció. La maternidad opera como excluyente de lo que es o no sinónimo de ‘ella’. Se estableció que las sujetas “vinieron al mundo para reproducir, no pueden elegir ser madre o no. Si no lo son, no resultan ‘productivas’”, analizó.

Una vez más, la categoría que define a lo políticamente señalado como ‘diverso’ puede servir para tranquilizar a quienes no se sienten parte porque así sintetizado ese colectivo tiene un espacio vital, parámetros, vidas capaces de ser conocidas. El temor que brinda lo no sabido puede irse si eso diferente tiene nombre. “Me defino lesbiana por una decisión política, para levantar la bandera de esa lucha. Pero en realidad no me defino nada, no tengo por qué. Es la sociedad la que lo necesita”, apuntó Lola.

Para comenzar, ponerle nombre tiene el sentido de recuperar los derechos, como el de vivir, que le arrancaron a Pepa. La lucha continúa para que, algún día, ya no haya que dar ni esperar descripciones.

Publicada en Marcha Noticias: http://marcha.org.ar/index.php/nacionales/92-generos/4889-torta-chongo-lesbiana-ser-lo-que-quieras

12 de noviembre de 2013

Una Marcha con contramarcha

Foto: Guillermo D'Ambrosio


Por Noelia Leiva. El sábado el colectivo LGBTIQ saldrá a gritar su orgullo y defender la equidad. Cada vez más banderas partidarias se ven porque la "inclusión" es aceptada desde las cúpulas de gobierno. Organizaciones de izquierda lo cuestionan y defienden sus propias consignas.


Como hace 22 años, la Marcha del Orgullo de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersex y Queers (Lgbtiq) se convoca en Buenos Aires. Será el próximo sábado, esta vez con la certeza de que deudas históricas fueron saldadas, como la Ley de Identidad de Género y el matrimonio igualitario. Diversa como su consigna, reúne atuendos de fiesta y carteles de reclamo, que suelen encolumnarse en la caravana 'oficial' o en la que se postula como su 'contra', organizada por agrupaciones de izquierda. A dos días de que la ciudad porteña vuelva a colgarse la bandera de los seis colores, Marcha recolectó opiniones sobre la vigencia y el objetivo de la iniciativa.
Repasar cuál es el sentido de la ya clásica propuesta a poco más de dos décadas de su origen demanda plantearse desde dónde se la observará. Es que "si bien tiene la voz de un pedido, no deja de ser un festejo. Hay mucha gente que va en ese plan y se viste como si fuera a un carnaval para demostrar que ese día nadie le puede decir que eso no se puede hacer", planteó Fara Saad, fundadora de Indumentaria FaSil y pionera en la Feria del Orgullo que se realiza todos los años en Plaza de Mayo.
En las redes sociales oficiales de la Marcha se vieron durante la semana algunos cuestionamientos sobre la presencia de grupos partidarios en los puestos de esa feria -unos 250 para esta edición- o en los camiones que se convierten en escenarios o pasarelas sobre Avenida de Mayo. Incluso hacia adentro de los participantes esa característica encuentra puntos de disidencia: "Muchos pensamos que no debería haber esa clase de identificaciones, como pasó los últimos dos años. Hay gente que siempre vino y esta vez no lo hará porque no se siente parte de esas agrupaciones", aseguró la militante, que también colabora con La Fulana, una de las agrupaciones de la comisión organizadora. Aunque los planteos, en esencia, son políticos.
Para quienes son señalados por esa crítica, hay un sentido político en la presencia: "Putos Peronistas empezó a hacerse conocer porque participó en la Marcha, no se puede obviar. Es una gran amplificadora", recalcó Omar Espíndola, el referente de ese colectivo que también integra la conducción de la movida. Sin embargo, no pesa sólo quién sostiene el mensaje sino qué se dice.

Adentro o afuera
Para el colectivo de feministas socialistas Las Rojas (ligado al partido trotskista Movimiento Al Socialismo), es una contradicción que una propuesta que convive bajo la "hegemonía del oficialismo K" pida despojar de las aulas las normas católicas luego de que el Gobierno "se subiera a la 'marea clerical' con la asunción del papa Francisco", según observaron desde un documento que escribieron de cara a la actividad que se concentra el sábado a las 15 en la histórica plaza frente a la Casa Rosada para partir a las 18 hacia el Congreso de la Nación.
"Creemos que hay que retomar el impulso de Stonewall (en Estados Unidos, donde en 1969, un grupo de personas decidió repudiar la persecución) y entender el orgullo como lucha en las calles, independiente de las gestiones, los partidos patronales y aliada a los trabajadores y el pueblo", enfatizó la agrupación, una de las que propone la "contramarcha" que decide caminar detrás de los grupos menos cuestionadores.
Las necesidades que plantean son pedir la aplicación 'real' de las leyes de Identidad de Género y matrimonio igualitario, "reclamar la libre adopción de las parejas igualitarias: los hombres y quienes no se casen no tienen la posibilidad de adoptar", había definido la integrante de Las Piqueteras Daiana Asquini en 2012, desde la columna que sostenía que "ningún Gobierno es dueño de los derechos". Este año prometen regresar para reclamar que la diversidad no sea exclusividad de un sólo discurso.
"El valor está en dar la pelea interna", cuestionó, en tanto, Espíndola, en oposición a que los reclamos de las agrupaciones de izquierda no se canalicen desde dentro de la comisión directiva. "Es difícil y desgastante. Si no tuviéramos paciencia ya nos hubiéramos ido, pero es un trabajo que hay que hacer con tiempo, más allá de los problemas particulares que se dan entre las cabezas", apuntó.
Pero, discusión de por medio, los escudos partidarios parecen no molestar a todos y todas porque "cada vez son más quienes salen a buscar apoyo y conocer gente" ese día, entendió Melina Morales, que militó en La Cámpora Diversia y ahora la acompaña, aunque no orgánicamente. "Es un día en el que te sentís identificada", aseguró.
"Salimos a defender la idea del 'orgullo', que ya es compleja, y no necesitamos mucho más. Estamos incluidos y las luchas son cada vez más logradas", enfatizó la estudiante de Letras. "No creo que el sentido sea sólo político. Está también la visión de las ONG que se ven representados en la idealización de un mundo igual para todos", entendió.

Las propuestas del año
Que haya "educación sexual igualitaria, laica y gratuita" en todos los establecimientos del país es el pedido central de la jornada del sábado, en adhesión a la ley que lo demanda, la 26.150. "Es un trabajo a futuro, para que los chicos de ahora se eduquen mejor y sean más felices", definió Espíndola. El segundo ítem que la comisión organizadora –con la Federación Argentina de LGBT a la cabeza- señaló es la implementación de la Ley de Identidad de Género en el ámbito de la salud: se reclama la "urgente reglamentación" para que las y los trans puedan acceder sin problemas ni demoras a la atención médica en espacios públicos.
Por primera vez, en el encuentro multitudinario se realizará "Orgullo incluyente", una colecta destinada a personas trans en situación de encierro o de calle, a la que se podrá aportar en un camión identificado con la consigna. "Queremos interpelar al colectivo", definió el miembro de la agrupación nacida en La Matanza.
Una "subconsigna" es decirle "no' a la discriminación en radio y televisión" a través de la "aplicación efectiva de la Ley de Medios". La implementación del "aborto legal, seguro y gratuito, la ley antidiscriminatoria para todos y todas, y ponerle fin a la Justicia machista" también son ítems que reclamarán. Aunque no enunciado como un pedido oficial, desde los colectivos participantes también pedirán la equiparación del acceso al trabajo de todas las personas, más allá de cuál sea su género y su orientación sexual.

Publicado en Marcha Noticias http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/92-generos/4627-una-marcha-con-contramarcha

4 de agosto de 2013

Con besos, repudiaron la ley “antigay” rusa


Por Noelia Leiva

Unas 200 personas se reunieron frente a la embajada del país que conduce Vladimir Putin. Chicos y chicas se besaron para, con amor, denunciar la discriminación y la represión del país europeo. En Argentina las normas son equitativas, pero todavía resta erradicar a “sectores conservadores”.



Lo que separa a Argentina de Rusia es mucho más que el Atlántico. Mientras que unas 7 mil parejas se casaron desde que el Congreso nacional aprobó el matrimonio igualitario, en el país europeo activistas fueron reprimidos y detenidos luego de que se prohibiera por ley toda propaganda en referencia a relaciones gays o lésbicas, consideradas “no tradicionales”. En la embajada rusa con sede en la Ciudad de Buenos Aires, unas 200 personas decidieron repudiar con amor esa política discriminatoria: se dieron un beso para reclamar la igualdad entre las personas en cada lado del mapa.
Primero fue la detención de la banda de punk-rock feminista Pussy Riot. Después, la censura de todo tipo de información sobre vínculos entre personas del mismo sexo, que no puede llegar a los niños y jóvenes menores a 18 años por considerarla nociva para su formación. La decisión impide desde la realización de movilizaciones hasta que dos chicos o chicas se tomen la mano en la calle. En San Petesburgo, hace una semana una marcha y una “besada” masiva enfatizaron el rechazo a la normativa, pero hubo represión. Al menos veinte manifestantes fueron detenidos. Esa coyuntura generó un eco de enojo en todo el mundo, que llegó a suelo rioplatense.
“Vimos en muchos sitios de Internet las fotos de los heridos y pensamos entre amigos que era horrible”, sintetizó Stephane, un ciudadano francés que hace cuatro meses vive en Argentina y que tuvo la idea de crear el ‘evento’ en Facebook que sumó 1256 promesas de asistir o difundir la manifestación, concretada el viernes último en Rodríguez Peña al 1700. Él fue el encargado de hacer sonar el primer silbatazo, pasadas las 18, para marcar el minuto de silencio en solidaridad con los afectados directos, y el segundo, para que parejas y amigos se dieran “un beso por Rusia”.
La iniciativa se difundió en una semana a través de las redes sociales y logró reunir a integrantes de colectivos de lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex y queers (Lgbtiq) que suelen encontrarse en movilizaciones a favor del “orgullo” y a vecinos que se autoconvocaron para “darle visibilidad” al conflicto, al grito de “¡Basta de opresión!”. La propuesta también puso en evidencia la paradoja de que mientras el Gobierno de Vladimir Putin aplica decisiones conservadoras en nombre de la moral y la fe, “las iglesias están vacías”, como señaló el organizador.
Para el joven, que aseguró estar en contacto con la federación rusa que defiende los derechos de la diversidad, lo sorprendente fue que “la prensa no difundió” la gravedad de la represión frente a la Duma, la Cámara de Diputados del país europeo. Por eso la idea se completa con la multiplicación en la web de fotos y manifiestos surgidos del encuentro, para generar información y debate.
“Queremos que sepan que la comunidad internacional no apoya estas leyes. La gente allá no es homófoba en su mayoría porque le importa cosas más relevantes, no con quién se acuesta cada uno”, señaló Misha, un estudiante de ruso que llevó su propio cartel en ese idioma: “Nuestra vida, nuestro amor, nuestro corazón. No tuyos”.
Los participantes prometieron estar atentos al conflicto. “Las próximas ‘besadas’ serán frente a las embajadas de Sudán, Irán, Somalía y Arabia Saudita”, anunció una pancarta rosa que lucía una caricatura del presidente del ex Estado soviético con pestañas largas, rubor en sus mejillas y cabello platinado.

Romper estereotipos
Rubios, con bigotes, chicas con rastas o pelo corto, muchachos con cascos de soldado u onda funk. La convocatoria logró explicar en la diversidad de estilos que presentaban sus integrantes que una lucha común no hace diferencias por género o identidad sexual; mucho menos por el tipo de ropa que se porta. Sin embargo, esa paridad en el trato no siempre se da en el día a día de Argentina.
“Hay chicas a las que le gritan ‘flaco-flaca’ o que, si van de la manos con sus novias, la gente les dice que es un asco verlas”, denunció Fara, de la cooperativa Fasil de indumentaria lésbica y voluntaria en la agrupación La Fulana. “Encontramos dos realidades, una cosa es lo que pasa en los grandes conglomerados urbanos y otra los que sucede en la provincias”, señaló, a su turno, Pablo, miembro del colectivo A Contrapedal, que recorre el país en bicicleta bajo el lema “pedalear por la integración para ponerle un freno a la discriminación”.
El hombre llegó con su vehiculo, la bandera del orgullo lgbtiq y la nacional, que agitó durante la hora de la convocatoria. “Tuve la posibilidad de viajar por casi todo el país y ver lo que pasa. Hay lugares a los que llegué y recibí desde el típico ‘puto’ hasta persecución real de la Policía”, aseguró el referente.
Es que hay un sector de la sociedad que “todavía es conservador”, aunque las conquistas marcan diferencias con el comportamiento generalizado anterior a la puesta en debate público de la equidad. También hay diferencias con otros estados: “Es mejor vivir acá que en Francia, hay una idea de diversidad más grande”, reconoció Stephane, el promotor del encuentro frente a la embajada. Además de esos dos países, son 12 los que hicieron del matrimonio igualitario una realidad: Uruguay, Holanda, Bélgica, España, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Portugal, Dinamarca, Nueva Zelanda, Reino Unido e Islandia, que repudió diplomáticamente la actitud “antigay” rusa. Se debate en México, Estados Unidos, Australia, Vietnam y Colombia, entre otros.
Según la Federación Argentina LGBT, desde que se sancionó la Ley 26.618, el 15 de julio de 2010, se concretaron 7 mil casamientos entre personas del mismo sexo. La norma modificó el Código Civil para que quienes firmaran la libreta fueran “cónyuges”, sin referencia a su género. El avance permitió generalizar a todos los matrimonios los derechos provisionales y materiales que antes eran privilegio de los heterosexuales. También abrió la oportunidad a adoptar o a tener hijos mediante fertilización asistida, lo que se fortaleció a partir de la reciente reglamentación de la norma que garantiza el acceso gratuito a procedimientos médicos para quienes no puedan procrear por las vías biológicas habituales.

Publicada en Marcha http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/92-generos/4043-con-besos-repudiaron-la-ley-antigay-rusa

12 de noviembre de 2012

LGBTIQ: marchar con orgullo



 Fotos: Guillermo D'Ambrosio

Por Noelia Leiva

La Marcha del Orgullo LGBTIQ cumplió sus 21 años con logros legislativos. Señaló la educación sexual, la despenalización del aborto y el trabajo inclusivo como deudas. Y la erradicación de la violencia como una responsabilidad social.

“Bombón” sugería un cartel abandonado por algún carrito ni bien se ponía un pie en la porteña Plaza de Mayo al salir del subte. Bombona, bombxn: la insignia perdida por un heladero ambulante de los que nunca faltan se podía resignificar y escuchar en medio de la multitud que participó en la 21° Marcha del Orgullo LGBTIQ, plena de colores y besos con sabor a lucha, porque consignó a la educación sexual, el aborto legal y el trabajo inclusivo como deudas para con la igualdad. “Nuestros derechos no son de ningún gobierno”, criticaron, de rojo y a la izquierda, las organizaciones territoriales que denunciaron la “manipulación política” del oficialismo para que la lista de pendientes no se modifique.
Había razones para celebrar. Ya desde las 15, la tradicional plaza fue rodeada por puestos que ofrecían desde jabones artesanales hasta revistas independientes. La Ley de Identidad de Género, sancionada en mayo, y la de matrimonio igualitario, de 2010, hicieron al clima de fiesta en tanto logros del movimiento que, en sus orígenes -con la fundación del grupo Nuevo Mundo en 1969- era sólo gay y ahora llama a respetar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgéneros, intersexuales y queers (LGBTIQ).
La multitud colorida fue la misma que todos los días se enfrenta a los paradigmas machistas de la heterosexualidad obligatoria. Pero cada segundo sábado de noviembre es para muchos la oportunidad de “salir del closet” o de reafirmar el dominio sobre el propio cuerpo. “Estoy ganando un mango sin fastidiar a nadie pero muchos héteros, incluso hoy, vienen a molestar porque quieren que vivamos debajo de la vereda”, graficó Alessandra Babino mientras despachaba bebidas frías en una tarde también fresca. Ella además es una de las protagonistas de la versión que la Cooperativa de Ar/TV Trans hace de La Casa de Bernarda Alba en centros culturales porteños.
Un Sarmiento con pelo rubio y labios carnosos fue el símbolo del bachillerato popular Mocha Celis, que está orientado a personas trans y tuvo su stand en la Feria del Orgullo para cuestionar la dicotomía patriarcal biologicista hombre/mujer. “Compartir experiencias es un ‘volver a empezar’, retomar un derecho que estaba vedado para nosotras”, describió Virginia Silveyra, una de las estudiantes. La apuesta a que “la calle no sea la única opción” del colectivo 'T' fue una constante de las historias, aunque también algunas exponentes replicaban en sus cuerpos la objetivación hegemónica, acaso para metabolizar la violencia y hacerse fuertes. El riesgo es naturalizarla.
Las trans con atuendos brillantes, las parejas ‘sado’, las mujeres maravilla, los novios o casados, los chicos en minishort, las que prefirieron el jean, los 'darks', los 'osos', las que se quitaron la tortura del corpiño. Todos y todas, libres, partieron en caravana a las 19 hasta el Congreso nacional. “Para nosotras la Marcha es importante porque nos visibiliza”, destacó Gabriela Bacin de Les Madres, un grupo de lesbianas mamás que luchan por el “reconocimiento legal, jurídico y social” de sus hijos.
En la cabecera de la movida fueron Alex Freyre y José María Di Bello -primeros casados bajo la ley igualitaria- y las legisladoras porteñas María José Lubertino y María Rachid, entre otros. Atrás el trailer de 100 % Diversidad y Derechos llevó pura electrónica. Calle 13 estuvo entre el repertorio de la disco ambulante de La Campora Diversia, que también tuvo a un Néstor Kirchner y un gorila gigantes. Y los Putos Peronistas, de La Matanza, llevaron cumbia para menear, mientras algunos sorprendidos miraban desde los bares tradicionales.
“Se nos privó de la posibilidad de decir ‘soy todo hombre, en cuerpo, alma y espíritu’”, cuestionó Gregorio Tobar desde la bandera de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM), que reúne a cristianos, metodistas, anglicanos, pentecostales y evangelistas y se dice libre de prejuicios sobre los géneros. “Se tergiversó el sentido de los textos sagrados para implementar ideas donde la sexualidad es mala y tiene que ser sólo reservada a la procreación, sin goce”, cuestionó.
En esa diversidad que marcó territorio también estuvo la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) con su dirigente César Ciglliutti, la Colectiva Santa Concha, que pedía a su diosa no “caer en el pudor”, y las Lesbianas Afrodescendientes, que sumaron la consigna “No al racismo”. Sobre Rivadavia, un graffiti recordaba que hace diez días el movimiento de mujeres reclamó “aborto legal en el hospital”.

Derechos sin gobierno
 

En los últimos años, la Marcha adquirió un acento kirchnerista porque desde el Gobierno nacional manifestaron su aval a reclamos históricos del movimiento LGBTIQ. Pero esas conquistas no se replican en el campo palpable de las relaciones entre personas, o al menos así lo resaltaron un grupo de organizaciones territoriales y de izquierda que llamaron a una “contramarcha”, aunque luego mezclaron sus banderas en una única caravana hasta Congreso, donde ya pocas banderas rojas se quedaron frente al escenario en el que cantaron Lía Crucet, Kumbia Queers, Leo García y la ovacionada Celeste Carballo.
“Reclamamos la libre adopción de las parejas igualitarias. Los hombres y quienes no se casen no tienen la posibilidad de adoptar. Además, no se garantiza en los hospitales públicos las intervenciones quirúrgicas ni los tratamientos hormonales para las personas trans”, denunció Daiana Asquini, de Las Piqueteras. Junto a ellas estuvieron la Federación Juvenil Comunista y el Socialismo, entre otros. Coincidieron en criticar la pérdida de estado parlamentario del proyecto para despenalizar el aborto, así como la “estatización de la comisión organizadora”, formada por colectivos afines al oficialismo.
En el acto central llamaron a aplicar la Ley de Educación Integral, erradicar la trata y derogar los códigos contravencionales que ejercen la “violencia institucional” contra el colectivo, sobre todo hacia las trans en situación de prostitución. Abuchearon a dirigentes políticos y sociales que instalan la discriminación: al jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, por vetar la Ley de Aborto No Punible; al Consejo Superior de Educación Católica por ir contra la laicidad de las escuelas; al gobernador cordobés, Juan Manuel De la Sota, por no actuar contra la “represión transfóbica” ni apoyar el esclarecimiento del femicidio de la militante travesti Vanesa Ledesma; y al mandatario salteño Juan Manuel Urtubey y su par tucumano, José Alperovich, por “imponer la educación religiosa”. En cambio, homenajearon, entre otras personas, a Claudia Pía Baudracco, coordinadora nacional de la Asociación de Travestis Transexuales y Transgénero de la Argentina (Attta), que falleció en marzo último.
La emoción se compartía debajo del escenario. Acaso como siempre pero con menos miedo
porque estaban juntos. “Hace dos días que me separé. Ahora que estoy sola por ahí me
lastiman más, espero que no”, le dijo a esta cronista una muchacha que había nacido con
nombre de varón. Pero no. El desafío es que ni ella ni nadie se quede en soledad si se trata
de recuperar sus derechos.


Publicada en Marcha.org.ar: http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/92-generos/2465-lgbtiq-marchar-con-orgullo