Por Noelia Leiva. Seis millones de personas replicaron los afiches que creó el venezolano Daniel Arzola, traducida a 20 idiomas. Marcha le preguntó sobre su repudio a la violencia homo/lesbo/transfóbica y las etiquetas de género.
Frente a la embajada rusa en Buenos
Aires los besos brotaron la semana última como arma pacífica de repudio
de la prohibición de Vladimir Putin hacia lo no hétero. Geográficamente
lejos de esa consigna pero no de su sentido se ubica Daniel Arzola, que
se define como “artivista”. Venezolano, caminante del mundo, amante de
las artes visuales, es también un activista de la lucha por romper las
estructuras machistas que ejercen violencia contra lo lésbico,
homosexual, trans o queer. Por amor a la diversidad, a ser quien se
quiere sin por qués, elaboró la campaña gráfica “No soy tu chiste”, que
se viralizó en las redes sociales. Marcha le preguntó sobre los argumentos de su compromiso.
Un hombre con barba de mariposas, dos
personas negras aparentemente mujeres que quieren huir de esa casilla,
un rostro varonil que brilla en celeste en la mitad y en rosa en el otro
50 por ciento. Las piezas digitales de la campaña que tuvo repercusión
en los cinco continentes potencian el color y destruyen las únicas dos
caras de la moneda patriarcal: ser mujer o ser hombre. Ponen en
discusión la obligación de atarse a las reglas de los sexos y, sobre
todo, impugna del “odio” contra las identidades disidentes.
Arzola nació en 1989 en Maracay,
Venezuela. A los 17 años ya había lanzado un blog donde difundía sus
denuncias sobre la vinculación estrecha entre genitalidad y moral. Esa
misma plataforma, la web, lo contactó con el mundo desde que en 2013
lanzó “No soy tu chiste”, para señalar la “burla como forma de
violencia”. Con esa consigna coincidió el millón de personas que la
compartió en sus primeros seis meses de difusión. Por tal repercusión,
los siete afiches que diseñó en 2014 se tradujeron a 20 idiomas, en
asociación con el proyecto estadounidense “It Gets Better” (“Mejorará”)
que pide el fin de la discriminación luego de que varones adolescentes
se suicidaran por ser segregados debido a que le gustaban los chicos.
Otros cinco millones se hicieron eco a través de las redes sociales.

“Nací hombre, siempre fui mujer” o “No tengo que gustarte para que me respetes”
son algunas de las frases que acompañan sus ilustraciones, que en mayo
último se expusieron en el Senado de la Nación y planea volver a mostrar
en Argentina en la segunda mitad del año. Su arte se convirtió en la
primera campaña artística en defender masivamente desde las redes los
derechos de la comunidad lgbtiq.
-El nombre de la campaña interpela ¿A quién o quiénes va dirigida?
-A todo aquel que ataca lo que no
entiende, a los que usan la burla como violencia. Es para aquellos que
creen que ser diferente es motivo de broma. En Venezuela, los medios de
comunicación no son capaces de mostrar a un personaje sexodiverso que
sea humano. Siempre hay un estereotipo dañino en relación a las personas
homosexuales y trans. De este modo, muestran al hombre homosexual como
un bufón y a la mujer lesbiana como una fantasía del hombre
heterosexual. Las personas trans casi siempre son descontextualizadas.
-¿Cómo surge la idea de denunciar la burla de la que son objeto personas que no adhieren a la dicotomía “varón- mujer”?
-Alguien tenía que hacerlo, ya llevaba
tiempo cansado del asunto. Además de que me parece que tener que
recurrir al humor con base en algo que no se puede cambiar carece de
ética. Una cosa es reírme porque te falta un brazo y otra porque te
falta honestidad, la primera no puede modificarse. Creo que la burla es
un tipo de violencia.
-Si tuvieras que definir qué son los géneros ¿Cuál sería tu respuesta?
-Etiquetas creadas para separarnos.
Ilusiones, cáscaras que no definen nuestra esencia. Ojalá en el futuro
la gente fuese más a lo Tilda Swinton (NR: actriz australiana que juega
con lo andrógino), la ambigüedad me parece la más pura expresión humana.
-¿Te considerás feminista o antipatriarcal?
-Me considero humanista, no creo que las
capacidades de alguien dependan de sus genitales, como sostiene el
machismo. Creo que la maldad como la bondad no tienen que ver con ser
hombre o mujer. Esto responde a lo otro también, la sociedad está
acostumbrada a usar la imagen de la mujer como algo malo. Creo que ahí
está la base de la homofobia: colocar al hombre en plan de “quién es la
mujer”, como si ser mujer fuese una ofensa. Creo que una persona se mide
en sus valores, no en su aspecto o etiquetas.
-Sin embargo te definís con una categoría nueva, la de “artivista” ¿En qué consiste?
-En promover, defender y educar sobre derechos humanos a través de la creación artística.

-¿Por qué elegiste al color como un factor prioritario en tus creaciones?
-El color influye en el comportamiento
humano, esto se llama psicología del color y eso está basado mi trabajo.
Las personas con síndrome de Asperger pensamos en imágenes, de ese modo
interpretamos todo de modo literal. Cuando leo un poema o lo escribo,
todas esas imágenes están en mi cabeza, alguien puede ser azul o rosado,
alguien puede tener una barba de mariposas. Creo que el color es una de
las expresiones naturales del mundo y yo constantemente tengo la
necesidad de expresarme.
-¿Por qué tuvo una respuesta masiva la campaña, según tu criterio?
-Creo que hay mucha gente allá afuera
sintiéndose como yo, quizá por eso se identifiquen con lo que hago.
Busco sentirme cómodo en un discurso: no creo que todos y todas seamos
iguales, creo que somos distintos y eso nos hace especiales. Todos somos
diferentes pero tenemos derecho a ser tratados como iguales.
Publicado en Marcha Noticias: http://marcha.org.ar/index.php/generos/entrevistas-genero/5458-no-soy-tu-chiste-una-campana-por-amor-a-la-diversidad
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