21 de julio de 2014

“No soy tu chiste”, una campaña por amor a la diversidad



Por Noelia Leiva. Seis millones de personas replicaron los afiches que creó el venezolano Daniel Arzola, traducida a 20 idiomas. Marcha le preguntó sobre su repudio a la violencia homo/lesbo/transfóbica y las etiquetas de género.
 
“No soy tu chiste”, una campaña por amor a la diversidad

Frente a la embajada rusa en Buenos Aires los besos brotaron la semana última como arma pacífica de repudio de la prohibición de Vladimir Putin hacia lo no hétero. Geográficamente lejos de esa consigna pero no de su sentido se ubica Daniel Arzola, que se define como “artivista”. Venezolano, caminante del mundo, amante de las artes visuales, es también un activista de la lucha por romper las estructuras machistas que ejercen violencia contra lo lésbico, homosexual, trans o queer. Por amor a la diversidad, a ser quien se quiere sin por qués, elaboró la campaña gráfica “No soy tu chiste”, que se viralizó en las redes sociales. Marcha le preguntó sobre los argumentos de su compromiso.
Un hombre con barba de mariposas, dos personas negras aparentemente mujeres que quieren huir de esa casilla, un rostro varonil que brilla en celeste en la mitad y en rosa en el otro 50 por ciento. Las piezas digitales de la campaña que tuvo repercusión en los cinco continentes potencian el color y destruyen las únicas dos caras de la moneda patriarcal: ser mujer o ser hombre. Ponen en discusión la obligación de atarse a las reglas de los sexos y, sobre todo, impugna del “odio” contra las identidades disidentes.
Arzola nació en 1989 en Maracay, Venezuela. A los 17 años ya había lanzado un blog donde difundía sus denuncias sobre la vinculación estrecha entre genitalidad y moral. Esa misma plataforma, la web, lo contactó con el mundo desde que en 2013 lanzó “No soy tu chiste”, para señalar la “burla como forma de violencia”. Con esa consigna coincidió el millón de personas que la compartió en sus primeros seis meses de difusión. Por tal repercusión, los siete afiches que diseñó en 2014 se tradujeron a 20 idiomas, en asociación con el proyecto estadounidense “It Gets Better” (“Mejorará”) que pide el fin de la discriminación luego de que varones adolescentes se suicidaran por ser segregados debido a que le gustaban los chicos. Otros cinco millones se hicieron eco a través de las redes sociales.


Nací hombre, siempre fui mujer” o “No tengo que gustarte para que me respetes” son algunas de las frases que acompañan sus ilustraciones, que en mayo último se expusieron en el Senado de la Nación y planea volver a mostrar en Argentina en la segunda mitad del año. Su arte se convirtió en la primera campaña artística en defender masivamente desde las redes los derechos de la comunidad lgbtiq.
-El nombre de la campaña interpela ¿A quién o quiénes va dirigida?
-A todo aquel que ataca lo que no entiende, a los que usan la burla como violencia. Es para aquellos que creen que ser diferente es motivo de broma. En Venezuela, los medios de comunicación no son capaces de mostrar a un personaje sexodiverso que sea humano. Siempre hay un estereotipo dañino en relación a las personas homosexuales y trans. De este modo, muestran al hombre homosexual como un bufón y a la mujer lesbiana como una fantasía del hombre heterosexual. Las personas trans casi siempre son descontextualizadas.
-¿Cómo surge la idea de denunciar la burla de la que son objeto personas que no adhieren a la dicotomía “varón- mujer”?
-Alguien tenía que hacerlo, ya llevaba tiempo cansado del asunto. Además de que me parece que tener que recurrir al humor con base en algo que no se puede cambiar carece de ética. Una cosa es reírme porque te falta un brazo y otra porque te falta honestidad, la primera no puede modificarse. Creo que la burla es un tipo de violencia.
-Si tuvieras que definir qué son los géneros ¿Cuál sería tu respuesta?
-Etiquetas creadas para separarnos. Ilusiones, cáscaras que no definen nuestra esencia. Ojalá en el futuro la gente fuese más a lo Tilda Swinton (NR: actriz australiana que juega con lo andrógino), la ambigüedad me parece la más pura expresión humana.
 
-¿Te considerás feminista o antipatriarcal?
-Me considero humanista, no creo que las capacidades de alguien dependan de sus genitales, como sostiene el machismo. Creo que la maldad como la bondad no tienen que ver con ser hombre o mujer. Esto responde a lo otro también, la sociedad está acostumbrada a usar la imagen de la mujer como algo malo. Creo que ahí está la base de la homofobia: colocar al hombre en plan de “quién es la mujer”, como si ser mujer fuese una ofensa. Creo que una persona se mide en sus valores, no en su aspecto o etiquetas.
-Sin embargo te definís con una categoría nueva, la de “artivista” ¿En qué consiste?
-En promover, defender y educar sobre derechos humanos a través de la creación artística.


-¿Por qué elegiste al color como un factor prioritario en tus creaciones?
-El color influye en el comportamiento humano, esto se llama psicología del color y eso está basado mi trabajo. Las personas con síndrome de Asperger pensamos en imágenes, de ese modo interpretamos todo de modo literal. Cuando leo un poema o lo escribo, todas esas imágenes están en mi cabeza, alguien puede ser azul o rosado, alguien puede tener una barba de mariposas. Creo que el color es una de las expresiones naturales del mundo y yo constantemente tengo la necesidad de expresarme.
-¿Por qué tuvo una respuesta masiva la campaña, según tu criterio?
-Creo que hay mucha gente allá afuera sintiéndose como yo, quizá por eso se identifiquen con lo que hago. Busco sentirme cómodo en un discurso: no creo que todos y todas seamos iguales, creo que somos distintos y eso nos hace especiales. Todos somos diferentes pero tenemos derecho a ser tratados como iguales.

No hay comentarios: