2 de junio de 2010

Mocca o “la resistencia de una cultura viva”

Es la Muestra de Organizaciones Culturales y Comunitarias Autogestionadas. Entidades sociales del sur del Conurbano trabajan en ella, que se realizará el próximo 4 de julio en Burzaco. Será un espacio para dar a conocer el trabajo territorial de los hacedores, en clave de red. Está abierta la convocatoria para ser parte de la iniciativa.

Por Noelia Leiva

Para que la participación horizontal permita desandar las vías de la desigualdad y crear una mirada equitativa, entidades “sin fines de lucro ni propaganda política” se convocaron para poner en marcha la Muestra de Organizaciones Culturales y Comunitarias Autogestionadas (Mocca). La iniciativa que se llevará a cabo el próximo 4 de julio en Burzaco está inspirada en la Feria del Libro Independiente porteña y contará con puestos en el que cada agrupación expondrá su hacer social. El llamado a más colectivos de trabajo sigue vigente.
“El arte es algo que se pone de costado, que sin imponerte nada te ayuda a construirte, a crecer, a enfrentarte ante todo a vos mismo”, definió ante LA TERCERA Guillermo Gugliotti, integrante del cineclub documental “Alondras para Espejos”, de Almirante Brown. Entre los exponentes locales se cuentan Al Borde, de Ministro Rivadavia y La vieja del Andén, de Longchamps. Según relató, la idea surgió como estrategia para potenciar una red de realizadores comunitarios del Conurbano.
-¿Cuál es el objetivo de la convocatoria?
-Tiene tres metas fundamentales: difundir la existencia y el trabajo de las organizaciones, fortalecer los lazos e invitar a la gente a participar. Dicho de otra manera, generar un ámbito específico para juntarnos, para acercarnos a charlar y poder averiguar quiénes son estas organizaciones, qué buscan, qué hacen e hicieron, cómo se puede participar.
-Si debiera describir qué se genera cuando hacedores culturales se encuentran, como en las reuniones para preparar la muestra, ¿de qué manera lo haría?
-Siempre es importante juntarse. En esta época donde la comunicación es a distancia se me hace muy valioso participar de los encuentros de las organizaciones. Desde el brillo de la mirada, el tono de las voces y de la risas, se contagian sensaciones que dudo logre transmitir un televisor. Valoro mucho las cosas que tienen para decir estas personas que, sin otra finalidad que pensar un mundo distinto para todos, le ponen el cuerpo a una realidad terrible cada vez es más visible pero en la que son pocos los que se esfuerzan realmente por cambiarla.
-¿Se puede decir que son exponentes de un movimiento de "resistencia" cultural?
-Nosotros le decimos ‘no’ a la propaganda política y a los fines meramente de lucro porque no encajan en el espíritu de la propuesta. Son cosas distintas, que tendrán su sentido en otros contextos, pero no en este. En los tiempos que corren donde absolutamente todo parece pensarse como una empresa, la cultura no está exenta y termina por generar cada vez más productos y menos obras. En ese sentido creo que sí, que se puede pensar a Mocca como la resistencia de una cultura viva, auténtica, que no se vende y, paradójicamente, por eso mismo tiene mucho más valor.


Para más info:
Red de Espacios Culturales: www.recenaccion.com.ar
Alondras para Espejos: www.alondrasparaespejos.com.ar

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Las naciones de antes del Bicentenario

Por Noelia Leiva

Mientras las celebraciones oficiales hacen referencia a los “200 años de la Patria”, los movimientos indígenas esperan su reconocimiento. Las consecuencias sociopolíticas de la invasión europea se rastrean en actos de exclusión, que, para algunos, los lleva a “no festejar”. Para otros, las reivindicaciones pendientes no niegan una apertura oficial a la interculturalidad. El respeto a las múltiples identidades está pendiente.

Mayo está ungido por la historia oficial como el mes de la revolución que le dio entidad al espacio físico-político que luego se llamó Argentina. Que se cumplan 200 años desde el episodio que consagró la (supuesta) ida fáctica de Europa lleva a ahondar sobre las secuelas que el Virreynato dejó en el territorio al que el Estado le puso fronteras, pero que era habitado por naciones organizadas desde antes de la llegada de los barcos. El movimiento indígena coincide en que el Bicentenario es una oportunidad de “reflexión” para respetar el multiculturalismo, lejos de una mera integración discursiva. Para algunas comunidades, además, es momento para visibilizar la exclusión histórica.
Si de recuento del tiempo se trata, la lectura aborigen entiende a la configuración estatal que contiene el territorio, el alcance del derecho y una identidad monocorde como una reproducción de los ejes regulatorios de las sociedades invasoras, denominadas ‘conquistadoras de América’ por las instituciones que configuraron el ‘ser nacional’ en 1900. “Nuestros pueblos son milenarios, tienen todos los elementos para una forma de organización”, describió el abogado diaguita Benito Espíndola, en contraposición a los productos de las Constituciones que “quieren la monoculturalidad, la homogeneización”. Es decir, el objeto del cumpleaños habla, de por sí, en un código distinto al de quienes existían antes de su nacimiento.
“Más allá de ser ciudadano argentino, soy tupi guaraní, con un modo propio de sentir nuestro teko (cultura) y de ver a través de nuestro ñandereko (cosmovisión)”, subrayó a LA TERCERA Mario Valdez, integrante de la comunidad Cacique Hipólito Yumbay de Almirante Brown y representante de la Mesa de los Pueblos Originarios ante las Naciones Unidas (ver recuadro). Las observaciones sobre lo mucho que queda por hacer se exasperan ante avances de empresas multinacionales sobre espacios ancestrales y el achicamiento de las garantías para quienes no aceptan que el Río de la Plata se sostenga por la herencia del otro lado del Atlántico. “Hay una concepción racista que aprueba la blanquitud y agravia las identidades originales”, denunció el referente.
Los matices afloran a la hora de definir cómo plantearse frente a los actos oficiales que comenzaron con el mes. Están quienes consideran que “en ningún momento se excluyó (la pluralidad identitaria) en la celebración” dirigida por la Casa Rosada, tal como evaluó Ricardo Acebal, periodista lomense e integrante del Consejo de Asuntos Aborígenes (CAA). No obstante, ese colectivo prefirió no participar en la iniciativa del Gobierno ni en la contrapropuesta que montará la Organización de Comunidades de Pueblos Originarios (Orcopo).
“Mal podríamos festejar cuando tenemos problemas latentes, como la contaminación o comunidades militarizadas en Tucumán”, advirtió, el letrado poblador de Glew e integrante del grupo que promueve la resistencia al repaso de la Presidencia.

Letra oculta
Cuando los varones ranqueles llegaban a los 12 años, podían consagrarse como adultos. Pero, acorde a la conformación originaria de valoración de los mayores, debían demostrarles a sus padres que estaban listos. “Tenía que matar un león (un puma pampeano), beber su sangre, llevar las vísceras a la toldería y comerse el corazón para obtener amor, fuerza y espiritualidad”, relató a este medio Elisa Cayupán, vecina de Claypole y nieta del cacique del que obtuvo su apellido, que resistió las tropas del sargento Leandro Ibáñez a la altura del arroyo Valcheta durante la Campaña al Desierto, otro genocidio aborigen.
Narraciones como esa se desprenden de la memoria de los referentes indígenas, pero están negadas o criminalizadas en las páginas de la tradición criolla. “No nos entregamos por un espejito, nos estaban matando y con flechas no podíamos pelear contra las balas”, aportó la “nieta directa” de una cautiva “de pelo rojo”, como la que versionó el escritor Esteban Echeverría.

Síntesis simbólica

Argentina está representada por una bandera blanquiceleste, colores de la dinastía borbónica (o del cielo y las nubes, según la concepción idílica). Los pueblos originarios tienen su wiphala, en el que cada tonalidad “pertenece a una nación de las cuatro regiones del Tawantinsuyu”, suerte de confederación indígena en la región andina, precisó Espíndola. El desafío planteado por el movimiento originario busca no negar la identidad definida en el país, sino que, como en el símbolo que los representa, la multiculturalidad llevada a la práctica reconozca la entidad de quienes poblaron el territorio antes de la Revolución de Mayo.

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Ante la ONU: el derecho a ser diferente
“Porque somos todos iguales es que tenemos derecho a la diferencia. Por eso proponemos una política de Estado pluralista y descolonizante”. Así lo planteó Mario Valdez ante sus pares del mundo en el Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas de Naciones Unidas que se reunió en Nueva York del 19 al 30 de abril últimos. El integrante de la comunidad tupi guaraní de Glew solicitó la intervención de ese órgano internacional para que Argentina diseñe planes de “salud, desarrollo y Justicia” que incluya a los residentes originarios.
En su ponencia, pidió “realizar una reforma política, jurídica y administrativa que incluya la diversidad cultural como sustento”, al tiempo que reconoció que el “cuerpo normativo” del país “protege la identidad, la preexistencia, los derechos individuales y colectivos” del y la aborigen, aunque las prácticas disten de la letra escrita.

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En Latinoamérica, la revolución que encabezó Tupac Amaru II en 1780 en el Valle Tinta es una de las fundadoras de esa resistencia primigenia. La coyuntura sociopolítica de presidentes que buscan la integración del subcontinente hoy reivindica esas hazañas. 
En el país, se recuerda la monarquía inca que propuso Manuel Belgrano en 1816, aunque todavía se conoce como “Conquista del desierto” la matanza de aborígenes ideada por Julio Argentino Roca.

Publicado en La Tercera (1 de mayo 2010)
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De cómo la equidad de género se construye con todos y todas

Por Noelia Leiva

La iniciativa surgió en Canadá hace 19 años y se consolidó en 90 países. En el Conurbano Sur, comenzará a abordarse en los barrios a través de la FOC. El coordinador de la propuesta en Argentina y Uruguay resumió para LA TERCERA los puntos focales del debate para alcanzar el cambio de paradigmas. La lucha contra “las violencias” machistas.

La Campaña del Lazo Blanco se sostiene en la idea de que la equidad de género es una tarea conjunta de mujeres y varones, para derribar el monopolio del poder para ellos y el mandato de la obediencia para ellas. Vigente en 90 países, se originó en Canadá en 1991 tras el femicidio de 14 estudiantes de la Escuela Politécnica de Montreal. Los hombres que asumen la responsabilidad de cambiar la “masculinidad hegemónica” convocan, desde entonces, a espacios de debate con todas y todos en los ámbitos donde el modelo dominante se pone más en evidencia. En Lomas de Zamora, se abordará a partir de la articulación con la Fundación de Organización Comunitaria (FOC).
La propuesta es dar luz a miradas alternativas a través de un abordaje “territorial” en talleres que buscarán llegar a la esencia de la conformación genérica, atravesada por la estructura cultural. Hugo Huberman, coordinador del movimiento en Argentina y Uruguay, dialogó con LA TERCERA sobre los caminos para erradicar “las violencias” sexistas.
-Hasta ahora fueron en su mayoría mujeres las que velaron por la equidad ¿Cómo participan los hombres para llegar a ese objetivo?
-Entender el género como estructura fundacional proviene del movimiento académico feminista, que es diverso. La innovación es que somos los hombres los que gestionamos la campaña, no para ocupar lugares centrales sino para intentar visibilizar, sensibilizar y entender que hay maneras diferentes de ser hombre sin ejercer ningún tipo de violencia y sin tener per sé privilegios.
-Proponen la erradicación de ‘violencias’, en plural, no sólo la que daña el cuerpo ¿Qué otros comportamientos reconocen como violentos?
-Están en las cotidianeidades que, sumadas, hacen a nuestra manera de ser hombres. Están en los medios, los piropos, los refranes. Implica que los varones, por el solo hecho de nacer (con ese género) tenemos privilegios, y si intentamos bajarnos de eso somos sancionados socialmente. De qué vivir, qué hacer y qué estudiar son cuestiones que todavía no son iguales para hombres y mujeres. Eso también es violencia, porque hay condicionamientos biológicos para que haya derechos para algunos y sumisiones para otras. La masculinidad es sinónimo de poder, dinero, no emocionalidad, racionalidad pura, éxito. Hoy sabemos que eso es una fuente profunda de displacer.
-Esa construcción está consolidada por las instituciones de la sociedad…
-Las instituciones y la sociedad lo convalidan, por eso tenemos que llevar el Lazo a todos lados. Lo primero que hacemos es escuchar a las mujeres; lo segundo, saber que la violencia está, no es que el otro es el violento: yo también me crié, me desarrollé en la sutileza de esa violencia que es una estructura cognitiva que esta naturalizada. Debemos ser concientes que criamos chicos y jóvenes desde la idea de que ser hombre implica ser superior. Eso genera (formas de agresión como) levantar la voz, poder hacer lo que yo quiero sin dar explicaciones a nadie, entrar y salir de mis situaciones cuando se me canta. Se juega en aquello de que la masculinidad se mide por el tamaño del pene o por la cantidad de mujeres que cosificás. Es complejo porque nadie nos dice lo contrario. No digo que seamos mártires, pero hay que hablar de la realidad como es.

Publicada en el diario La Tercera (abril 2010)
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La FOC será una de las coordinadoras de la Red por el Derecho a la Educación

Por Noelia Leiva
 
Es una iniciativa nacional que promueve la vuelta o el ingreso al sistema educativo formal. La Fundación de Organización Comunitaria lo hará desde el acompañamiento comunitario y entre las aulas a los jóvenes y su entorno. La importancia de la participación comprometida en el conjunto social.

“Nuestros proyectos no están desvinculados de la realidad de la gente, no hay un ‘nosotros’ y un ‘ellos’”, advirtió el director de la lomense Fundación de Organización Comunitaria (FOC), Juan Pablo Yovovich. Sus iniciativas no sólo se definen por la negativa: desde 1989, apunta al empoderamiento de los hacedores y hacedoras de los barrios para que se reconozcan como sujetos capaces de generar opciones de vida más justas. El incentivo al acceso equitativo a las oportunidades mediante programas con anclaje local valió de experiencia para asumir la coordinación, junto a otras dos entidades, de la Red Nacional por el Derecho a la Educación, para lograr que los jóvenes vuelvan o ingresen a la escuela secundaria.
Para la entidad, la labor territorial y la aplicación de las políticas desde el Gobierno se retroalimentan, una se fortalece con la acción directa de la otra. “Nos dedicamos a trabajar a nivel comunitario con la pretensión de ayudar a cambiar realidades”, le explicó a LA TERCERA el referente de la institución. En la nueva propuesta participarán mil agrupaciones que también estarán monitoreadas por la cartera federal del ministro Alberto Sileoni, Cáritas y la Fundación SES.
“Tenemos un Estado preparado para llegar a los barrios, pero hace falta un montón de brazos”, convocó, por su parte, César Perri, responsable de Comunicación de la fundación. En el territorio bonaerense, articulará con cien “organizaciones referentes” que multiplicarán el mensaje en otras “de base” con las que se contactan habitualmente.
-¿Cómo se trabajará en los barrios? 
-Yovovich: Habrá afiches para que cada compañero lleve a su organización, volantes para que cuando golpeen las manos se los entreguen a la familia. Vamos a elaborar un mapa de recursos para poder ver que, cuando ese grupo familiar se sensibilice, tenga una escuela donde llevar a los chicos. La segunda cuestión es acompañar la inscripción (a clase), completar la libreta de educación y salud, estar en un mano a mano con esos pibes en el espacio socioeducativo. Por ejemplo, darle una vuelta a los comedores con alguna idea vinculada a la nutrición, al juego y esperar que el mejor comedor sea el de la casa. La red no se instala desde la tarea sino con una direccionalidad política, hay que reconocer que hay una currícula cotidiana de aprendizaje con valores como la solidaridad, el compromiso y la participación.
-¿En qué contexto llega la Red?
-Las organizaciones venimos de una lógica de recibir financiamiento a través de presentar proyectos, la tercerización de las políticas sociales. Uno puede delegar una tarea pero no una responsabilidad, por eso estamos muy contentos de que haya protagonismo del Ministerio. Pero si el Estado llega  la casa de los pibes y no construye un vínculo, va a ser muy difícil después decirles que hay un lugar para ellos en la escuela. La red va unida a la nueva secundaria, que promueve a los chicos como los ciudadanos del futuro.

Publicada en La Tercera (abril 2010)
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