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25 de julio de 2014

La vivienda no tiene género





Por Noelia Leiva. La comunidad trans de Salta reclamó facilidades para acceder a la casa propia. Asegura que no tiene trabajo digno para construir o reunir los requisitos para recibir un préstamo. La transfobia se mete en el bolsillo.

El sueño de la casa propia es más que la aspiración fundamental para muchas personas de la ‘clase media’. Para el colectivo trans salteño, significa sortear una cadena demoledora de prejuicios que comienza con la discriminación por género y sigue por la reducción de las oportunidades laborales dignas. El siguiente eslabón es otra ausencia: la de ingresos para ahorrar o la de un recibo de sueldo para acceder a un crédito. Desde la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (Attta) reclamaron que el machismo se corra del mercado y las oportunidades se multipliquen.

Pensar el patriarcado no es una cuestión de mera filosofía. Su uña ponzoñosa se mete en la economía doméstica. Los mitos sobre que si alguien ‘no es mujer ni varón’ no es confiable o sólo es portador o portadora de un cuerpo exótico del que servirse se convierten en violencia laboral cuando las empresas descartan a aspirantes por ser trans. Incluso los órganos de gobierno tienen una cantidad minoritaria de trabajadores o trabajadoras de esa comunidad, todavía a modo de excepción para dar muestra de la política inclusiva. A veces, ese entramado es tan complejo que ellas y ellos mismos prefieren no postularse a algunos puestos por temor a la revictimización.

Las consecuencias son las naturales: no hay dinero para ahorrar, menos para comprar o construir una casa. Una amplia porción de la población trans reside en viviendas de familiares, amistades o en pensiones. Aunque no sólo ocurre en Salta, en la capital de esa provincia “se habla de inclusión pero no existe contención alguna, ni ante una emergencia, ni por pobreza o vulnerabilidad”, denunció Mary Robles, referente de Attta en la provincia y del Grupo de Transparencia Salteña (GTS).

Sin trabajo en blanco, tampoco hay un recibo de sueldo que les permita garantizar su solvencia para solicitar un préstamo hipotecario. Siquiera el nacional Procrear, porque requiere demostrar ingresos en el sistema formal por al menos un año: “Ingresar (a un crédito) es casi lejano para nuestra gente, más cuando se trata de burocracia”, denunció ante Marcha la también asesora del Ministerio de Derechos Humanos de la provincia.

En concreto, lo que se pide es un cupo de viviendas sociales a integrantes del colectivo, especialmente a quienes están casados o casadas, según propuso la dirigente en una jornada realizada en la Cámara de Diputados en la que se celebró los cuatro años de la Ley de Matrimonio Igualitario.

Otra opción podría ser flexibilizar los requerimientos para recibir un préstamo, ya que a la dificultad para conseguir un empleo que tiene cualquier persona en el mercado se le suma el estigma patriarcal y conservador. “Proponemos un plan de igualdad de oportunidades para reglamentar la salud, el trabajo y la educación para nosotros y nosotras”, señaló durante el encuentro en la Legislatura salteña. También se reunió con Matías Posadas, interventor del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) para avanzar en las tratativas pero al momento no hay más que conversaciones.

“La igualitaria”

La respuesta pequeñoburguesa esperable es preguntar por qué habría que diseñar una política exclusiva si tantas otras personas con otras problemáticas tampoco pueden tener un techo propio. Sin embargo, la violencia que asalta a los y las trans en la calle o al interior de las relaciones sociales con quienes siguen atados a la tradición más férrea agrava el marco de segregación, aunque parece no ser blanco de cuestionamiento.

La reacción no tardó: “El próximo paso será la reivindicación del boleto gay gratuito en el transporte público de pasajeros y, más tarde, el doble valor del voto gay en las elecciones generales”, ridiculizó el portal Noticias de Iruya sobre el pedido de equidad. “O (también van a reclamar) la jubilación travesti sin aportes y con el 82 por ciento móvil a los 35 años”, se burló el medio que se considera “en defensa de la libertad de expresión en Salta”.

No felices -o acaso sin comprender la magnitud del término-, definieron a Robles en el epígrafe de la foto que acompaña el artículo como “la igualitaria”, como si, en su paradigma de la exclusión, ese calificativo fuera un chiste en sí mismo. El machismo chorrea bits y tinta, mientras el trabajo sigue menguando para la población vulnerada.

Una Ley que haga cumplir la ley


Aunque la normativa que planteó que en todo el país las personas pueden definir su género sin tener que atenerse a las cualidades sexuales, culturales o impuestas desde el nacimiento también vela por el acceso homogéneo a las oportunidades y el respeto de la sociedad a esa comunidad, la arena cotidiana dice otra cosa. Más en Salta, la conservadora provincia que ya prevé reacciones de derecha y ultracatólicas frente al 29º Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizará en octubre. Entonces, hay que reforzar la letra escrita.

Con aval de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans de Argentina, trabajan para que se trate la Ley Integral para Personas Trans, que vendría a superar todo lo escrito para bregar por la satisfacción de las necesidades básicas. La norma “tiene el objetivo de asegurar a las personas trans el ejercicio pleno y en condiciones de igualdad de sus derechos y libertades, promoviendo el respeto de su dignidad, buscando lograr la integración social a nivel cultural, económico-laboral, en el ámbito de la salud y la educación, así como en cualesquiera otros ámbitos de la vida ciudadana”, define en su primer artículo.

“Es el momento para hacer conocer nuestra situación”, enfatizó Robles. Tiene que suceder que, esta vez, el norte si exista.

Publicada en Marcha: http://marcha.org.ar/index.php/generos/5526-la-vivienda-no-tiene-genero

La mujer, ese “objeto opinado”



Por Noelia Leiva.La campaña Acción Respeto repudia el acoso callejero. No importa si se trata de un “piropo lindo”. Cuando no tiene en cuenta si la receptora quiere o no ser “halagada” es violencia. Un indicador de primer nivel de “cultura de la violación”.

“Te garcharía tan fuerte que te haría abortar”, le gritó un hombre de unos 40 años a una mujer que cursaba el octavo mes de embarazo. Es apenas uno de los miles de testimonios reales que llegaron a los y las integrantes de la campaña Acción Respeto, que define al acoso callejero como el primer registro que muchas mujeres tienen de la violencia de género. Cuando las reducen a “objetos sobre los que se opina”, se convierten en el índice público de la “cultura de la violación”, que las deshumaniza para volverlas accesorios de la satisfacción masculina. Marcha conversó con sus integrantes acerca de cómo denunciar ayuda a generar el cambio cultural que hace falta.

El anonimato es la clave de la campaña: no difunde el nombre de sus activistas ni de quiénes comparten las anécdotas que marcaron su infancia o adolescencia, o que determinan su día a día. Es que muchas saben dónde están el o los varones que creen que pueden calificar su cuerpo -como si alguien les hubiera preguntado- y se ven obligadas a cambiar de vereda para evitar el abuso. Pero cuando no pueden adelantarse, allí están ellos para intervenir el espacio personal de la transeúnte, para susurrarle o gritarle desde un colectivo, para poner en palabras la líbido que el patriarcado le ordena que exponga como indicador de que es un macho digno de su especie.

-¿Están de acuerdo con señalar que el acoso callejero es una forma de violencia simbólica? 

-Sí. Es simbólica porque se basa en el no reconocimiento de la otra persona como tal, no sólo al quitarle su derecho a caminar sin ser interpelada, sino al deshumanizarla, al cosificarla. Tenemos que considerarlo como violencia desde el momento en el que cualquier respuesta que pueda dar la mujer frente a esa situación no es tomada en cuenta y, encima, se utiliza para denigrarla y atacarla.

-¿Es una acción individual o debe considerarse un acto cultural?

-Socialmente estamos tan acostumbrados y acostumbradas a este tipo de violencia, que la tenemos asimilada culturalmente. No se puede admitir por parte de la mujer ningún tipo de respuesta. Son tan condenadas si responden como si no. Es claro que este tipo de prácticas no son un intento de interacción sino que buscan amedrentar, intimidar y, en muchos casos, humillar a la mujer. Incluso cuando se habla de “piropos lindos”, el consentimiento de ella y toda su subjetividad son eliminados de la ecuación. Lo único que se tiene en cuenta es la voluntad del hombre y su opinión. Entonces, la mujer, a nivel discursivo no es reconocida como interlocutora sino que es ubicada en el rol del tema del mensaje, el objeto que es opinado, como si fuera una prenda de ropa en una vidriera o una obra de arte.

-Como mencionaron, hay personas que señalan que un “piropo” no es cuestionable y sí lo es una grosería. ¿Por qué creen que lo sostienen?

-En parte por la costumbre cultura y por falta de análisis de la situación. El piropo es cuestionable en base a lo que planteamos recién: no se trata de una interacción, se trata de una imposición de opiniones. Hay personas que toman al piropo como algo diferente a la grosería únicamente por el contenido del mensaje, porque se supone que uno es lindo y resalta las virtudes físicas de la persona mientras que el otro es denigrante y agresivo. Sin embargo, no se detienen a analizar que el mensaje de fondo es el mismo: opino sobre vos, sobre tu cuerpo y no espero ni una respuesta ni una reacción, sólo que lo aceptes y sigas tu camino. Más aún, la gran mayoría de los “piropos lindos” suceden acompañados de un lenguaje corporal intimidante, como la invasión del espacio personal, acorralamientos, inclinación sobre el cuerpo de la mujer; todas actitudes físicas que marcan el dominio físico que un hombre cree que puede ejercer sobre ella. O vienen con un tono usualmente libidinoso. Un “hola, linda” con un lenguaje corporal amenazante y un tono sexual deja de ser un mensaje halagador y se transforma en una intimidación, porque el mensaje que el tono y el lenguaje corporal transmiten es completamente otro.

-¿Por qué suelen ser los varones los que se dirigen a las mujeres en la calle para interpelarlas y no al revés?

-Está ligado a los estereotipos que nos inculcan desde el momento en que nacemos. Los hombres deben acercarse a la mujer, deben validarse frente a los otros varones, deben reafirmar su sexualidad expresando el deseo. Lo interesante es que quizás no existe un deseo real al momento de interpelar a la mujer, sino que es sencillamente un mecanismo de reafirmación de la masculinidad.

-Algunos colectivos de mujeres señalan que el acoso callejero es un primer paso para ser cómplice de la cultura de la violación. ¿Coinciden con esta interpretación? 

-Sostenemos que el acoso callejero es parte de un conjunto de actitudes que, por definición, son parte de la cultura de la violación. Esto no quiere decir que el hombre que acosa verbalmente por la calle sea un violador o vaya a violar a una mujer, sino que es parte de la cultura que deposita en las mujeres todo tipo de culpas y responsabilidad por las reacciones de los hombres. Son los cimientos de la percepción del hombre sobre la mujer, cómo deja de percibirla como ser humano independiente y comienza a entenderla como un accesorio para su deleite. Varias personas que trabajamos en Acción Respeto también trabajamos hace varios años con la Marcha de las Putas, que aborda el tema de la justificación de los abusos sexuales y cómo se perpetúa la cultura de la violación desde lo discursivo. Se abordan dos aspectos de lo mismo, a tal punto que las justificaciones que vemos en relación a casos de abuso, como la ropa, la actitud, la imposibilidad de control de los impulsos en los hombres, la relativización del consentimiento y los límites puestos por la mujer, surgen también para el acoso callejero. No es coincidencia, señala al acoso como un engranaje más en el mecanismo de la cultura de la violación. Es el primer encontronazo para muchísimas mujeres con la violencia de género.

-¿Qué pasa si ese primer registro le sucede a una niña que empieza a salir a la calle?
-Cuando una nena de 11 años recibe comentarios agresivos y sexuales por la calle, y la sociedad hace la vista gorda. Lo que le están enseñando es que así tratan los hombres a las mujeres, que el cuerpo de mujer que empieza a desarrollar genera violencia hacia ella y que eso es normal y esperable. Peor aún, cuando cuenta las situaciones de acoso y recibe en respuesta cuestionamientos a su forma de vestir y a su posible provocación, se le enseña que es culpa de ella si un hombre reacciona violentamente hacia su cuerpo. Estas cosas son las que construyen la cultura de la violación, las que preparan el terreno para que las víctimas de abusos sexuales no denuncien y no cuenten lo que les pasó por miedo a ser juzgadas. Entonces, callan.

-En abril realizaron acciones de repudio con carteles que reproducían lo que los varones le suelen decir a las mujeres en la calle. ¿Cuáles fueron las reacciones?

-Fueron variadas. Desde apoyo total a la campaña hasta rechazo debido a su crudeza. Es interesante, porque son todas frases reales. No podemos desoír la realidad únicamente porque nos incomoda, al contrario. Una de las reacciones más curiosas fue la de adultos que cuestionaban los carteles porque “los ven los niños”. Por un lado, nos parece curioso porque se habla de que esto les sucede a las niñas desde los 9 o 10 años. Por el otro, la mayoría fueron padres de niños preocupados por cómo explicarles a sus hijos lo que dicen los afiches, a lo que sólo podemos responder que de eso se trata la educación de los chicos y que es, justamente, una gran oportunidad para enseñarles que está mal. Es doblemente llamativo porque recibimos algunas contribuciones para la campaña donde niños de entre 6 y 10 años arrojan frases sexuales a mujeres y niñas por la calle. Eso nos parece bastante más preocupante que lo lean en un cartel. La gente cree que los chicos están exentos de esto, pero muchas madres cuentan que fueron acosadas con sus hijos en brazos o de la mano. ¿Cómo podemos pensar que un chico no va a entender la situación? Es necesario trabajar en entender qué es violencia para que las próximas generaciones crezcan con una noción más clara de lo que es la desigualdad hacia las mujeres.

Publicada en Marcha: http://marcha.org.ar/index.php/generos/violencias/5246-la-mujer-ese-objeto-opinado

9 de junio de 2014

La Justicia quiere que Mirtha sea colectivera

Por Noelia Leiva. La Corte Suprema dio lugar a un recurso de amparo que señaló que empresas de ómnibus salteñas discriminaron a una ciudadana que se había postulado para manejar pero sólo contrataron hombres. El máximo tribunal de la provincia no había visto la inequidad.

Mirtha Sisnero dejó su currículum en todas las empresas de colectivos de Salta capital, donde reside, pero nunca la llamaron. Sin embargo, supo que varios varones sí fueron contratados como choferes, el puesto al que ella aspiraba para conseguir el sustento para su familia. No fue casualidad: como reconoció la misma Corte de Justicia de su provincia, alcanza con “detenerse en cualquier parada para relevar la nula presencia de mujeres” al volante. Pero se contradijo a sí misma al asegurar que no había acto discriminatorio en el hecho de no convocarla. El máximo tribunal nacional hizo lugar a un recurso de amparo que sostiene lo contrario.

La mujer, madre de dos hijos, dejó el documento donde constaban sus antecedentes laborales a una compañía, con el deseo de que la sumaran a su plantel. Como no le respondieron, decidió ampliar la búsqueda y acercarse a todas las líneas de la ciudad. Su enojo llegó cuando entendió que las empresas se basaban en prejuicios de género para siquiera realizar una entrevista laboral, como si las ciudadanas no pudieran conducir bien y, mucho menos, un móvil grande que transporta personas.

“Fue notorio porque en ese lapso sí incorporaron varones”, le explicó a Marcha Sisnero. El machismo, a través de uno de sus lugares comunes, se había entrometido y obstaculizado el acceso a lo que era una prioridad para ella: “Tenía la necesidad de un trabajo bien remunerado, que me deje tiempo para compartir con mis hijos y poder hacerlos estudiar”, describió.

Por eso, buscó defensa en la Justicia, pero la Corte salteña entendió que la falta de respuesta a las solicitudes de trabajo era insuficiente para asegurar que hubo discriminación ya que no hay una figura legal que obligara a la compañía a contactar a la persona interesada. Sí reconoció que en la “sociedad” se registran actos de desigualdad. Sólo pidió que el sector enviara un informe ante la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMT) con los requisitos que piden para sumar empleados o empleadas. Como si el rudimentario mecanismo de expulsión machista estuviera escrito.

La Corte Suprema de Justicia no coincidió con el conservadorismo patriarcal de la institución provincial. Dio lugar a un recurso de amparo presentado por la vecina, junto a Fundación Entre Mujeres, contra la Sociedad Anónima del Estado del Transporte Automotor (Saeta) y la misma AMT, y consideró que “se acreditaron diversos hechos conducentes y suficientes para configurar un caso prima facie encuadrable en una situación discriminatoria”, indica el fallo.

Uno de los elementos probatorios que dio por válido es que, del listado de trabajadores de las empresas demandadas, se desprende que no hay mujeres contratadas, incluso tras las sucesivas postulaciones de la aspirante a colectivera, que por ahora sigue trabajando en un emprendimiento familiar.

Con esa decisión, retoma vigor lo que había establecido la Sala V de la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial de Salta capital, que había avalado la demanda en primera instancia y ordenado que, como mínimo, el 30 por ciento del personal que conduzca colectivos en la ciudad esté constituido por mujeres. Y que, si se probaba que las compañías habían interpuesto sus prejuicios de género a los criterios de selección, debían incorporar a ciudadanas que desearan cumplir ese rol. Para eso, había que elaborar un listado con quienes quisieran ser choferas, con Sisnero en primer lugar.

Para la afectada no hay mucho más que investigar: “Es una decisión empresarial (la de no contratar a las vecinas), porque aquí sí hay mujeres que conducen micros escolares, taxis, remises”, enumeró. “En Córdoba están las chicas que manejan los trolebuses. Y son más grandes que los ómnibus que circulan” en su zona, agregó, como si hiciera falta más argumentos para señalar el mal desempeño.

Con el fallo de la Corte Suprema –rubricado por Ricardo Lorenzetti, Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Elena Highton de Nolasco- en mano, Mirtha aspira a que su objetivo pueda cumplirse. Confía en que el trato con sus futuros compañeros varones será “normal, como fue en otra ciudad” donde se desempeñó. Resta que los empresarios puedan resignar su machismo y aceptar la batalla perdida.

Publicada en Marcha Noticias

28 de mayo de 2014

Mujeres que vivieron Malvinas

Por Noelia Leiva. Fueron señaladas como “compañeras” de los ex combatientes. Pero no sólo esperaron, también sostuvieron a sus familias durante la guerra, contextualizada en los años oscuros de la historia nacional.

Fueron esposas, novias, madres, hermanas y amigas que esperaron desde sus barrios que los jóvenes de 1982 regresaran de defender las islas Malvinas, señaladas como propias en el mapa y disputadas a la ‘potencia’ inglesa, en el marco de la dictadura cívico-militar. También fueron enfermeras que aceptaron viajar a la zona del conflicto para atender a los heridos de guerra, tan vinculada con lo masculino entendido como instinto bestial de defender lo propio incluso a costa de la sangre. No es casualidad que en ese ámbito “ni los medios ni la sociedad” les dedicaran su atención a las mujeres en ese periodo, señalaron desde espacios que piden el reconocimiento para ese trozo de la historia viviente.

Difícil es apartar, en una primera lectura, la vinculación de las ciudadanas con el rol de la paciente, de la que le pone el cuerpo a la espera. Sin embargo, ellas también asumían el comando de sus hogares o de sus propias vidas, en un contexto en el que no se había masificado el debate sobre el empoderamiento femenino. Muchas, tal como repite el imaginario colectivo, vieron cómo los varones que querían se iban con sus 18 años a emplear armas para derrocar a un ‘enemigo’ complejo de dimensionar.

“Recuerdo que el 2 de abril me dirigía a la facultad cuando comencé a ver banderas y gente que festejaba con euforia. Así me enteré que se habían recuperado las islas, y lo había hecho el Batallón de Infantería de Marina 2, donde estaba mi entonces novio”, describió Laura Leguizamón, que junto con Adriana Aranda iniciaron Mujeres por Malvinas Almirante Brown. Como reflejo del cambio de ánimo popular en los 73 días de enfrentamiento, la alegría duró poco. “Viví todo el conflicto buscándolo en las listas de muertos y desaparecidos”, señaló.

Telegramas, frazadas y chocolates eran herramientas con que contaban para darle esperanza a la ausencia, aunque las posibilidades de que llegaran eran pocas, según supieron con los testimonios de los que regresaban. Había actores que, aunque con la misma juventud, tenían puestos en espacios de “más fácil acceso”, señaló la escritora echeverriana Carmen de Sabbagh, que se casó con Jorge, su novio de aquellos años e integrante del equipo de Comunicaciones militar. “Yo le mandé un telegrama que todavía guardamos, que decía: ‘Compré cocina. Te necesito pero Argentina te necesita más’”, relató la mujer, que había empezado a amueblar la futura casa, fiel a los mandatos de la época.

“No recordamos que los medios ni la sociedad hayan dedicado un espacio y atención a las mujeres en ese periodo”, señalaron desde el colectivo originado en Brown y con representantes en el Conurbano. De acuerdo a los parámetros del deber ser de entonces, las hermanas tenían que contener a las madres dolientes por la incertidumbre de la vuelta del hijo, pretendida herencia de la ‘jefatura’ familiar. Las novias tuvieron que aceptar la decisión de que ese compañero entendiera que la Patria, comandada por la Juntas del Terrorismo de Estado, debía defenderse al echar a Inglaterra de ese punto austral del mapamundi. No pudieron repudiar la violencia sino que, movidas por la manipulación mediática del discurso de lo soberano, alimentaron y absorbieron el círculo de lo que lo supremo demandaba.

Las enfermeras

Hubo veinte mujeres especializadas en instrumentación quirúrgica y enfermería que quisieron vivir la guerra en primera persona, no a través de los ojos de los combatientes. Siete arribaron a Puerto Argentino. “Forman un grupo casi desconocido, el de las veteranas; recién ahora la historia las empieza a reconocer”, aseguraron desde Mujeres por Malvinas. Susana Maza, Silvia Barrera y María Marta Lemme pertenecen a esa lista, que en muchos casos vivían la vocación de servicio como herencia familiar porque eran hijas de integrantes de las Fuerzas Armadas.

“Encontrar a un veterano es como volver a ver a un amigo de toda la vida, aunque pasen años”, enfatizó Silvia, que tenía 22 años al ‘alistarse’, según difundió la Asociación de Veteranos de Guerra de Salta en su portal. “El 8 de junio nos reunieron en el Hospital Militar Central y nos dijeron que necesitaban instrumentadoras quirúrgicas para viajar a Malvinas. Nos ofrecimos 20. Nos dijeron: ‘Hay que salir mañana’. Entonces quedamos cinco”, relató.

En 1982 había sido el primer año que el Ejército había abierto la posibilidad de que las mujeres se inscribieran en sus filas como enfermeras. Pese a que el pasado latinoamericano ya tenía en su arcón nombres de luchadoras, no eran consideradas aptas para integrar un combate hecho por varones de uno y otro bando. También, a lo largo de la historia, la violencia patriarcal las convirtió en ‘trofeos’ de las peleas, sometidas por el deseo devorador de los varones.

Qué lectura asumirían, más de treinta años después, los movimientos de mujeres si sus pares debieran atravesar por el rol de acompañar a la distancia a los varones de su familia es una hipótesis poco analizada en contextos en los que un conflicto armado está aparentemente lejos. En paralelo al énfasis de que la violencia no soluciona diferencias, también el relato de lo que sucedió espera una lectura más precisa sobre el rol de ellas en los años cruentos del pasado cercano.

Publicada en Marcha Noticias: http://marcha.org.ar/index.php/nacionales/92-generos/4987-mujeres-que-vivieron-malvinas

Golpeadas por ser lesbianas

Por Noelia Leiva. Tres mujeres fueron insultadas y lesionadas en un boliche cordobés luego de que una de ellas rechazó a un varón. Las llamaron “machonas”. La Policía permitió que los agresores escaparan y la Justicia tardó casi 24 horas en registrar sus denuncias.

“Heterosexista” es la definición justa para el ataque que recibieron tres jóvenes lesbianas, integrantes de un colectivo de lucha por la equidad de géneros, en un bar de Córdoba Capital. La golpiza comenzó cuando una de ellas rechazó a un varón, aparentemente “cabecilla” del grupo de casi diez personas que las hirió. Lograron escaparse amparados por la Policía, pero las víctimas no tuvieron un desenlace tan ameno: tardaron casi 24 horas en lograr que la autoridad judicial constatara sus lesiones y tomara sus denuncias.

El mismo día en que se clamaba por el respeto a los derechos humanos, el 24 de marzo último, la organización Devenir Diverse denunció que tres “activistas” habían sido sometidas a insultos, patadas y golpes la madrugada anterior de parte de unos siete hombres y dos mujeres. La embestida se inició cuando una de las víctimas, Leticia V (se preservará su apellido) se negó a aceptar los ‘cortejos’ de un muchacho, que todavía no pudo ser identificado. Entonces, junto a sus compañeros, comenzaron a perseguirlas por el boliche y a emplear el término “torta” como un calificativo negativo.

Como ellas también lograron evadirlos, tiraron al suelo a la joven y la golpearon en los genitales. También les pegaron a su esposa y a una amiga, que recibieron golpes en la espalda, la cabeza, los ojos y las costillas. Quien inició la violencia “textualmente dijo ‘no se hagan las machonas, yo las conozco bien a las lesbianas; las perdonamos porque son mujeres’”, relató ante Marcha Verónica C, compañera de la primera de las agredidas y también víctima de los puñetazos. Evelyn C fue la tercera dañada.

Como macho alfa que no aceptaba como posible el rechazo de una chica, deseada como futura pieza de su cosecha, el “cabecilla” reaccionó con la ira que genera lo que rompe las estructuras, en un nivel de intolerancia exacerbado. “Son lesbofóbicos heterosexistas”, sintetizó la joven cordobesa, que aseguró que el bar Been, donde ocurrió el hecho, “suele estar concurrido por el colectivo de LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans)”, por lo que la actitud nefasta sorprendió aún más. Con el devenir de las horas descubrieron que había antecedentes de reacciones denigrantes pero ninguna registrada formalmente.

La Policía y la Justicia, segundas victimarias
Aunque la reacción de quienes estaban en el pub no fue inmediata, finalmente algunos concurrentes lograron que los agresores se marcharan. Estuvieron en la puerta, quizás a la espera de que las jóvenes también salieran. Les dijeron a dos efectivos de la fuerza de seguridad que se encontraban en la calle que las chicas les habían robado las billeteras. La denuncia no fue tomada por válida porque los policías se retiraron del lugar sin intervenir contra ellas, pero también permitieron que los muchachos se fueran. Por eso es que aún se desconocen sus nombres y paradero, aunque algunas de las denunciantes aseguran que pueden reconocer, al menos, al que inició la golpiza.

Con el dolor “en el cuerpo y en el alma” que sentían, según graficó Verónica C, tuvieron que atravesar un derrotero de estigmatización que no terminó sino hasta entrado el día siguiente. En el Hospital Nacional de Clínicas le denegaron la atención -un derecho constitucional- porque tenían “muchos casos más graves”, aseguró Devenir Diverse desde su parte de prensa. Acudieron entonces a la Central de Policía de Córdoba, que las derivó a la Comisaría Tercera y de allí a la Unidad Judicial 1, siempre en la capital provincial. Tuvieron que aguardar una hora para que radicaran la denuncia y luego otras cinco para que un médico constatara las heridas.

Sin embargo, el registro de las lesiones recién se concretó al día siguiente, luego de reiterar en cada ocasión los relatos de la escena, de reposicionarse en su rol de víctimas merced a la burocracia. Hoy ampliarán la denuncia frente al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) y el Tribunal de Conducta Policial.

“Lo peor fue la violencia institucional a la que fuimos sometidas ya que el personal al que consultamos nos trató muy mal, estaba totalmente desinformado” sobre cómo actuar ante casos donde la supuesta virilidad del patriarcado se define en los puños de un varón agresor. “Las lesiones que fueron constatadas por los médicos son leves pero las peores son las del alma. Jamás en mi vida imaginé vivir una situación así. Me da mucha angustia, no sólo la agresión física sino la falta de respuestas efectivas ante semejantes hechos”, cuestionó la joven.

Por la inacción policial y judicial, al momento no fueron identificados los responsables, por lo que esperan que las personas que presenciaron el ataque aporten datos, que pueden enviarse a devenir.diverse@gmail.com.

El “peligro” de no ser la “típica” mujer

“Típica” por “arquetípica”, por hecha en los límites fieles del modelo patriarcal: las mujeres que se definen por fuera de esas bases y deciden desear a otras de su mismo género son rechazadas por la heteronorma, son contradictorias en el marco cultural machista. La violencia de segregar aquello que no obedece a las dicotomías sexistas alcanza, como en este caso, en su expresión extrema de la agresión física.

Cuando todavía está vigente el dolor por el femicidio de Natalia “Pepa” Gaitán, también en Córdoba en 2010, las instituciones clásicas aseguran que el poder vertical del “macho” se concentre. Jueces, comisarios, maridos, novios, padres son representantes sociales y domésticos del discurso instalado contra el que las identidades disidentes luchan. Denunciar y gritar en nombre de la equidad son pasos hacia adelante para erradicar la desigualdad instalada por la falocracia.

Publicada en Marcha Noticias: http://marcha.org.ar/index.php/nacionales/92-generos/4956-golpeadas-por-ser-lesbianas

20 de diciembre de 2013

Otro femicidio: mataron a la hija de una Mariposa de Villa París

Por Noelia Leiva. La joven residía en Morón pero se había criado en Glew, donde viven su mamá y otros familiares. Había alertado que su pareja quería matarla, cosa que finalmente hizo: apareció descuartizada. Está detenido porque confesó su responsabilidad. Su madre era parte de la organización territorial que lucha contra la violencia de género.


Una mujer es asesinada en el país cada 36 horas. La mayoría de los responsables son hombres con los que tienen o tuvieron alguna relación sentimental. Gabriela Consme es uno de los nombres detrás de la estadística: fue hallada muerta en el distrito bonaerense de Morón y por su femicidio detuvieron a su novio, Walter Santiago Marker. La joven era hija de una de las integrantes de Las Mariposas de Villa París, de Glew, que trabaja en la defensa de la equidad entre los géneros y que asumió la lucha para reclamar prisión perpetua para el responsable y el fin de la violencia hacia las mujeres.
El martes último el hermano de la joven dio aviso a la Policía por su desaparición. Su mamá estaba recién llegada de San Juan, porque con mucho esfuerzo había viajado Encuentro Nacional de las Mujeres. Cuando allanaron el domicilio del hombre, con quien la chica salía hacía poco tiempo, encontraron ropa y el celular de ella. Hasta que él confesó su culpabilidad.
Recién el jueves pudieron dar con el cuerpo de Consme, de 24 años, y constatar lo peor: estaba descuartizada, en una bolsa. Por la atrocidad de la violencia, la fiscal Adriana Suárez Corripio, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 8 del Departamento Judicial Morón, le aseguró a los allegados que “pedirá prisión perpetua”, transmitió Myriam Machaca, referente del colectivo feminista de Glew. Al cierre de esta edición, Marker (las mujeres dudan de que el que dio sea su nombre real) se encontraba detenido.
En el allanamiento, encontraron una cámara de fotos donde había imágenes de una ex pareja, también desaparecida. “Como sabemos que va a tener algún defensor que va a apelar (el requerimiento de cárcel por 35 años) es necesario que ese dato sea tenido en cuenta por algún abogado o abogada” que defienda a otra víctima más de la violencia sexista. La representación ante la ley es otro problema: como el entorno de la mujer carece de recursos para costear un patrocinante, esperan que algún profesional se solidarice y oriente en la causa.
“El domingo (por el 24) se encontró con él y luego le mando un mensaje a su hermano donde le decía que estaba con miedo porque él la quería matar. No se supo más nada, hasta que la encontraron descuartizada”, describió la militante, en diálogo con LA TERCERA.
El dolor caló hondo en Glew, donde la muchacha se crió. Por eso, quieren que el sepelio se realice en el distrito y no en el Oeste del Conurbano, donde residía con una de sus hijas, de 3. La otra, de 7, vive con su abuela, una de Las Mariposas. Como el domicilio de la joven está radicado en Morón, Almirante Brown “no se hace cargo”, señaló Machaca, mientras aguardaba la confirmación para que la madre de la chica fuera a reconocer el cuerpo.
Para ellas, fue un golpe en doble sentido: por la pérdida de una persona cercana y por la causa de esa muerte, que reafirma que todavía hace falta pelear contra la opresión patriarcal.

La lucha debe continuar

El jueves último se realizó un festival en la plaza Victorio Grigera de Lomas de Zamora donde se repudiaba la violencia hacia niñas, adolescentes y adultas, luego de que dos familias denunciaran que sus hijas habían sido abusadas en una fiesta privada. Ese mismo día, Las Mariposas supieron que Gabriela, a quien buscaban hacía dos días, estaba muerta. Como el colectivo de Glew era parte de la convocatoria, los vecinos y las vecinas que concurrieron a la actividad se enteraron allí del nuevo femicidio.
Fue la confirmación de que se debe enfatizar en la defensa de los derechos de las mujeres, ayer el grupo browniano llevó una bandera negra en señal de luto a la Muestra de Organizaciones Culturales y Comunitarias (Mocca). Ni bien confirmen que Gabriela podrá ser sepultada en Brown, como desea su familia, prometió convocar a sus pares feministas para aunarse en el repudio contra la violencia machista, que lastima, anula y mata.

Publicado en La Tercera http://www.diariolatercera.com.ar/0/vnc/nota.vnc?id=6791

"La actitud del Ministerio de Salud es contraria a derecho"


Por Noelia Leiva. Lo consideró Perla Prigoshin, presidenta de la comisión que elabora sanciones hacia la violencia de género. Se refiere a la cartera porteña que determina que los médicos deben denunciar si sospecha que una paciente se practicó un aborto. No tratar la interrupción del embarazo en el Congreso es un caso de maltrato "institucional".


Un fallo de la Corte Suprema de 2010 deja en claro que los derechos personalísimos, que hacen a la dignidad e intimidad, deben protegerse incluso si por ello no se denuncia un delito. En contra de ese paradigma y del secreto profesional, tres médicas del hospital porteño Juan Fernández maltrataron y denunciaron a una mujer que llevaba un aborto en curso y solicitó asistencia. El caso, por el que hoy el movimiento antipatriarcal realizará un escarche en la institución, deja en evidencia cómo se denuestan a las ciudadanas: la prohibición de que decidan si parir o no y la agresión en los ámbitos dedicados a la atención ginecológica y obstetricia. Para Perla Prigoshin, abogada y presidenta de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (Consavig), la actitud manifiesta que "la ideología persecutoria está por encima de los derechos de las mujeres".
En junio, una joven de menos de 30 años ingresó al centro médico para solicitar la ayuda de especialistas. Las médicas Julieta Andrea Wainfeld y Virginia Driedrich le "hicieron comentarios inapropiados, la culparon de lo sucedido y le manifestaron que le indicarían menor dosis de analgésico para que sienta lo que hizo", transmitió un comunicado que emitió la Comisión para repudiar la actitud. Tras el cambio de guardia, la colega Rosana Buffa llamó a la fuerza de seguridad para denunciarla y volver a someterla a la humillación, mientras su salud se ponía en riesgo porque habían pasado "menos de 24 horas" desde la intervención quirúrgica que había atravesado. La justificación fue que la Dirección Legal y Técnica del Ministerio sanitario capitalino determina que los profesionales tienen que notificar a la Policía cuando suponen encontrarse frente a maniobras abortivas.
-¿Existe algún marco legal que ampare esta disposición del Gobierno que conduce Mauricio Macri?
Desde la Consavig entendemos que se trata de una indicación contraria a derecho. Es una barbaridad. Se encuentra, por ejemplo, el fallo de la Corte Suprema de la Nación por el caso Baldivieso (NR: en 2010 determinó, a partir de que un médico denunciara a su paciente por consumo de clorhidrato de cocaína, que "un derecho personalísimo a una esfera de intimidad, en cualquiera de sus fundamentaciones, supera al interés social en la aplicación de una pena"). Con toda claridad se establece después de él que el hecho de que una mujer recurra a un espacio hospitalario demandando ayuda por un aborto no puede ser utilizado como un elemento para denunciar. Con este fallo y la existencia del secreto profesional (cuya violación es un delito tipificado en el Código Penal), lo que indica el Ministerio de Salud es una falta de respeto a lo dispuesto por la Corte y una conducta que muestra a las claras que tiene una ideología persecutoria, por encima de los derechos de las mujeres.
-¿Hay elementos que respalden la actitud de las profesionales en tanto trabajadoras de un sistema con reglas a cumplir?
De ningún modo se puede justificarlas. Vamos a terminar con la obediencia debida de la dictadura. No quiero sonar irrespetuosa con el sufrimiento de quienes atravesaron la tortura y la desaparición pero, si la orden que te dan es ilícita, te podés revelar. No todo da lo mismo. Podemos decir que estaba el empleo en juego, pero qué tal si pensamos que la ética, que tanto se pregona últimamente, está por encima.
-¿Entonces hay elementos para iniciar acciones legales contra esa medida?
Podría hacerse una denuncia ante los tribunales en lo Contencioso Administrativo de la Ciudad para que de algún modo obliguen al Ministerio a retirar esa disposición. De ahí a la sanción hay una larga distancia.
-La paciente atravesó el maltrato por no haber contado con un espacio de salud seguro y público donde practicarse un aborto ¿Cuál es su mirada al respecto?
En una audiencia en la Cámara de Diputados fui invitada y definí que el no tratamiento de la despenalización del aborto, por lo menos, se configura como un hecho de violencia institucional contra las mujeres. Desde lo individual, estoy absolutamente de acuerdo no sólo con lograr que se despenalice sino que se legalice. Es una ocupación del Poder Legislativo que ya debería asumir.
- A partir de su labor en la erradicación de la violencia de género ¿cómo explica que haya sido una mujer la que denuncie a otra y de esta manera vulnere sus derechos?
Las personeras del patriarcado somos las mujeres. En esta dura asignación de roles, somos quienes criamos a los hijos e hijas, le indicamos conductas: "no seas maricón, devolvele la trompada" o le decimos a una nena "dale un vaso de agua a tu hermano ¿no ves que tiene sed?". Se nos inculca el servir. En estos casos no hablamos por nuestra boca, somos habladas por el discurso del dominador. Muchas festejan los chistes machistas que critican a las suegras o compiten con las amigas, porque en el fondo está el cuento de la Cenicienta, en el que se contrapone a la madrastra y las hermanastra, que son las enemigas, y hace falta el beso del príncipe para convertirse en mujer. Son patrones difíciles de erradicar. No me asombra lo que hicieron, pero me duele.
-A partir de la difusión del caso se puso sobre el tapete la violencia obstétrica, que atraviesan muchas mujeres cuando hacen consultas a ginecólogos u obstetras o cuando van a dar a luz ¿Cómo se puede erradicarla?
Trabajamos en una subcomisión sobre esta temática y dimos bastantes pasos. Promovemos acciones preventivas y sancionatorias de dos tipos: capacitaciones a quienes incurrieron en este tipo de violencia para sensibilizarlos y la incorporación del ítem como causal de sumario administrativo. Además, trabajamos en la redacción de una encuesta para conceptualizar lo mejor posible cómo se configura, ya que tiene puntos de contacto con la mala praxis y tortura: si a una mujer le realizan un legrado sin anestesia, no estamos frente a un hecho de violencia nada más sino frente a un acto de tortura.
-¿Cómo se dará a conocer esa encuesta?
La empezamos a hacer circular en charlas con efectores de salud. Después serán interpretadas y las pondremos a disposición de la comunidad. Otra acción es reunirnos y articular con el Instituto Nacional contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia (Inadi), la Defensoría del Pueblo de la Nación y la Superintendencia de Servicios de Salud para dar curso a unas cartas de denuncia que pusimos a disposición de las mujeres para que puedan dejar una constancia cuando atraviesan estas situaciones de violencia.
-Pero para decirlo ¿hay que desnaturalizar el dolor?
Está claramente naturalizado el dolor y el padecimiento en el momento del parto (o de su interrupción, por los motivos que hasta el momento son no punibles). Desde ya que parir sin violencia no significa hacerlo sin contracciones, pero sí que puede trabajarse y gestionarse en un ámbito amigable y respetuoso. En el caso de que duela tanto que sea intolerable, puede usarse la anestesia indicada por el médico. Nadie tiene que atravesar por lo que no puede.

Publicada en Marcha Noticias http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/92-generos/4665-hospital-fernandez-la-actitud-del-ministerio-de-salud-es-contraria-a-derecho

30 de octubre de 2013

Día de Las Madres


Por Noelia Leiva. La maternidad como rol asignado por la sociedad obliga a las mujeres a tomarlo. Sus orígenes son ancestrales. Muchas se animan a desarticularlo y armar propios: tantas formas de ser mamás como mujeres que decidan hacerlo.


"Cultura", "instinto" y "biología" son conceptos que se mezclan al analizar qué es ser mamá. La pantalla mediática suma otros, como "ternura", "contención", "cuidado del hogar". Con ellos, impulsa el comercial Día de la Madre. Desde el movimiento de mujeres definieron para Marcha que criar hijos o hijas tendría que ser una elección y no un deber impuesto por la sociedad del machismo y la "heterosexualidad obligatoria", aunque reconocieron que todavía faltan espacios internos de discusión. Acerca de las diferentes formas de crear ese vínculo ancestral.
Si los 'lugares comunes' permiten analizar las prácticas y las ideas imperantes en un colectivo, los referidos a qué es estar embarazada y parir no tienen desperdicio. Desde la típica vinculación de la mujer-madre a la cocina, su 'espacio por excelencia', hasta la obligación de cuidar a los chicos incluso si logró 'liberarse' y trabajar, hablan de los condicionantes culturales que acarrea el rol materno, que supera a lo biológico para asignar las tareas que se esperan que cumplan en el marco de lo social.
"Desde el Neolítico que se le asignó mecánicamente a las mujeres las labores relacionadas con la crianza y el hogar. Ahí aparece el tema del trabajo doméstico, que se entendió siempre como actividades voluntarias -entre comillas- no retribuidas. A pesar del enorme desarrollo tecnológico, todavía se conserva esa división", entendió Nora Pulido, referente feminista, historiadora e integrante de la Campaña Abolicionista que comprende a la prostitución como explotación.
Entonces la "heterodesignación" de la mujer como madre, esposa y ama de casa se remite a los orígenes del patriarcado. "Primero los hombres se apropiaron de la sexualidad de ellas, luego del trabajo. En Occidente, la instalación del rol se logró con la figura de María en la iglesia católica; una madre casta, de quien se invisibilizó si tuvo contacto sexual", analizó la también docente. La chilena Victoria Rubio, autora desde 2007 del comic lésbico que se difunde en la web "Lesbilais, la tortilla periférica", coincidió con las imposiciones: "La idea clásica de la maternidad es la de 'cuidar y dar la vida por los hijos', cosa que muchas de nuestras madres tienen como concepto de vida", señaló.
De hecho, incluso si se vivieron experiencias en las que se puso en evidencia el machismo es difícil correrse de los valores difundidos. "Una madre lucha desde que pare hasta el final de sus días. Es feliz si sus hijos sonríen y llora si sus ellos lloran", definió Mónica González, vecina de Burzaco, Almirante Brown. A ella ese rol le demandó mucho más cuando su hija adolescente Milagros fue secuestrada y retenida por una red de tratantes durante diez días, en el sur del Conurbano bonaerense.
Mirian Cao, la maratonista bonaerense que corrió en las Islas Malvinas en marzo último, decidió involucrarse con la erradicación de la violencia machista hace dos años, luego de lograr "soltarle la mano" a un maltratador que formaba parte de su vida. Para ella, ser mamá es "sagrado".

El patriarcado de cada día
En la pantalla chica, las jornadas previas al célebre Día de la Madre se colman de referencias a los conceptos habituales en los que se la representan. En las publicidades hay mujeres agotadas por la cantidad de tareas que deben hacer en simultáneo, por lo que un electrodoméstico multifunción resulta su mayor deseo. O están perfectamente peinadas y maquilladas, ya que si hay una idea que los 'productos de belleza' quieren recalcar es que las arrugas y ojeras generadas por la tarea maternal pueden ser ocultadas. Tras las puertas de cada casa muchas vivencias se asemejan, pero acaso por adopción -a veces no consciente- de esos parámetros.
"La forma de ser madre que está impuesta es muy ambigua. Una madre tiene que ser sacrificada, dulce, correcta, dejar todo por su 'cría', pero a la vez le imponen el 'kit desapego´: tiene que dar la mamadera, necesita guardería, debe usar carrito porque a upa se malcría", enumeró Laura Quinteros, una habitual participante del Encuentro Nacional de Mujeres que decidió tener a su hija Luciana en su casa.
Algunas militantes por la equidad de los géneros decidieron resignificar la idea de que "madre hay una sola", porque si cada mamá es única, entonces hay muchas maneras de serlo. "Me gustaría una construcción desde la mirada de las mujeres, que para mí sería disfrutar de los hijos en libertad", explicó, a su turno, la escritora y dibujante de Santiago de Chile. Lo mismo quiso y llevó a la práctica Quinteros, que, luego de mucho pensar, se negó a parir en un hospital, en una posición que facilite el trabajo del médico en detrimento de la comodidad de quienes protagonizan el momento: "Decidí buscar otra maternidad. Después de muchas peleas internas, elegí entregarme a mi hija, dejar algunas cosas y re adaptar rutinas para incluirla", describió.

La lucha que hace falta
Lo que para muchas es la experiencia más reconfortante de la vida, tiene un peso tal en las relaciones familiares y sociales que es difícil darle un abordaje acabado. "Es una enorme deuda de las mujeres" debatir sobre cómo se cuela el machismo en el útero al decidir sostener el embarazo y la crianza, consideró Pulido. "Por un lado vemos todos los cambios que ocurrieron a partir de la participación (de las ciudadanas) en la política, la educación y el trabajo. Pero eso no se dio en el mundo privado", observó.
En la mayoría de los hogares, por más que ellas estudien o trabajen, deben regresar al hogar para cumplir con las tareas domésticas, que "no se socializaron". Eso ocurre pese a que "no hay instinto materno en las humanas y los humanos. Si bien la maternidad como reproducción biológica recae por ahora en los cuerpos femeninos, desde el rol social puede ser ejercida por cualquier persona que tenga las condiciones psicológicas para acompañar a la 'cría' en su desarrollo equilibrado", instó. Defender lo que les sucede a las pares en el espacio íntimo de sus familias es una bandera a recuperar de las luchadoras de la década de 1970, que señalaron que por esas obligaciones las trabajadoras cumplían una "doble jornada" laboral.
"Las que elegimos ser madres nos encontramos muchas veces juzgadas y solas. Es como si tener un hijo y criarlo te alejara del feminismo, cuando es el momento en el que más se lo necesita para cambiar todo", subrayó Quinteros, sobre su experiencia. Además, durante la gestación ellas "están expuestas a que todos y todas puedan opinar", señaló la también educadora popular.
Así, cuestionadas y autoras de sus decisiones, muchas mamás buscan su propia manera de serlo. "Siento que fue una elección. Aprendo mucho y trato de no escuchar los mandatos", concluyó Laura. Si de frases se trata, ellas prefieren darle sentido a otra: "Ni sumisa ni devota. Mujer, te quiero libre, linda y loca".

Publicada en Marcha Noticias: http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/92-generos/4518-dia-de-las-madres

20 de junio de 2013

Un flagelo que no termina


Por Noelia Leiva 

Estuvo diez días en cautiverio. Aseguró que pasó frente a una comisaría con sus captores y los hombres se “rieron” de su impunidad. Ordenaron internarla en un neuropsiquiátrico.




A sus 14 años, Milagros estuvo diez días en cautiverio luego de que otra muchacha la entregara. Golpes, abusos e inyección de sustancias que aún no se identificaron fueron constantes durante ese calvario. Fue llevada en una camioneta y vestida con ropa insinuante para “ser comprada”. Pasaron delante de una comisaría, la de Burzaco, y los captores se rieron de su impunidad. Hasta que logró escaparse y retornar con los suyos pero la Justicia ordenó internarla en un neuropsiquiátrico, lejos de su mamá.
Sucedió en el distrito bonaerense de Almirante Brown, donde vive la chica junto a su mamá y hermanos. En abril, una chica que solía andar por el barrio la invitó a su casa pero “se subieron a un colectivo hacia Alejandro Korn, Milagros se perdió y en una esquina (su acompañante) la dejó solita”, relató su mamá, Silvia González. Allí comenzó el recorrido de la mujer por comisarías y hospitales para buscar a su nena, que convive con un retraso madurativo leve. También ahí comenzaron las amenazas hacia su familia y las sospechas de que había una red organizada detrás del secuestro.
En la Comisaría Segunda de Burzaco le dijeron que seguro “se había ido con su novio” y por eso no irían tras su rastro, aseguró la mamá. Según la madre, su hija declaró que pasó por delante de esa dependencia policial en un vehículo junto a los hombres que la retenían y en ese momento “le dijeron que la estaban buscando y se rieron”, como indicio de la vía libre con la que contaban. Por eso es que desde que apareció, la familia quiere que la custodie la Gendarmería y no los azules.
Milagros denunció haber sido abusada por “muchas personas”, haber sido obligada a ponerse “polleritas y camisas” y ser llevada “a subastar a Betharram (en Brown) y a la villa 1.11.14 de Bajo Flores”, transmitió González. Además, cuando logró escaparse y un tío la encontró, todavía tenía marcas en sus piernas de inyecciones. Estiman que fueron sedantes, para evitar que se escapara.
Los datos para caratular la causa como ‘trata de personas’ sobraban desde el primer testimonio, pero recién después de que participó en una Cámara Gessel a principios de mes lo consideraron así las autoridades que intervinieron: primero la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6 de Lomas de Zamora, luego la 9 y finalmente el Juzgado de Garantías 8, a cargo de Gabriel Vitale, un magistrado que hasta ahora demostró su compromiso en materia de género. Sin embargo, el entorno de Milagros espera que se derive a la órbita federal, algo que estaría por confirmarse.

Segunda opresión
Luego de los diez días sumida en la violencia, a la chica le esperaba una nueva lucha, encarnada por representantes del Servicio Zonal, un ente bonaerense que responde a la ley 13.298 de De La Promoción y Protección Integral de los Derechos de los Niños. Esa norma señala que una persona menor de edad debe quedarse en su seno familiar a menos que se compruebe que sea nocivo para su desarrollo. Ése argumento esgrimieron desde ese espacio, articulado con la comuna browniana, para internar a la adolescente en un neuropsiquiátrico e impedir por unos cinco días que su mamá la viera.
La chica sufrió varias crisis y al menos dos intentos de suicidio desde que regresó a su entorno, por eso los profesionales recomendaron una intervención. La Secretaría de Salud browniana le brindaba un tratamiento ambulatorio, pero enviaron una ambulancia para llevarse a la joven al hospital neuropsiquiátrico José Estéves de Temperley, a lo que la mamá no accedió porque esperaba que pueda estar en su casa durante su atención. Además, no quería que la volvieran a “atar” como en la clínica donde tuvo que llevarla ni bien apareció, tras los primeros episodios.
Esa postura fue entendida tomada por resistencia a las decisiones de los órganos intervinientes, por lo que enviaron a la Policía con la orden de “romper todo si no les daba a Milagros”, graficó la mujer. Finalmente, la internaron “por la fuerza” en el instituto San Jorge, en Lanús e impedir que su círculo afectivo la visitara durante las primeras jornadas.
“Pedimos una entrevista al ministro (de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo) Casal para que nos explique por qué se actuó de esta manera, aunque no me sorprende el proceder de los jueces. Mientras estaba desaparecida sólo la madre la buscó y la encontró un tío, pero la Justicia no ordenó en ese momento ningún control médico, un pedido de ADN ni una internación. Silvia tuvo que costear todo desde su obra socia porque el Estado estuvo ausente”, denunció Margarita Meira, integrante de Madres de Constitución, una ONG que se encarga de ayudar y dar con víctimas de trata.
A la referente le preocupa la posibilidad de que los proxenetas quieran volver a secuestrar a la chica por toda la información que brindó, por eso reclamó una custodia permanente. Además, cuestionó que esté internada en un centro mixto y para adultos, cuando “ella le tomó miedo a los hombres y ya sufrió una nueva crisis”.
La Fundación María de los Ángeles que creó Susana Trimarco, la mamá de Marita Verón, también se solidarizó con la familia, pero aún no avanzaron en la asistencia legal. Quien sí ofreció un abogado para patrocinarla fue el Movimiento Territorial de Liberación (MTL), que se enteró del caso mediante los afiches con la foto de Milagros que la mamá había pegado por la zona cuando no la encontraba. Desde el distrito, la acompaña el movimiento Mariposas de Villa París, un colectivo de mujeres que trabaja por la equidad de los géneros en Glew. Lo mismo hizo el Frente Popular Darío Santillán.
El Ejecutivo municipal se comprometió a darle ayuda con su equipo de legistas y hasta le prometió que las ayudarías a mudarse de barrio para que cesaran las amenazas que todavía reciben, pero nada de eso se concretó al momento.

Campaña
El próximo domingo 26, las ONGs que se acercaron a la familia y González organizarán una volanteada para difundir el caso y concientizar sobre la importancia de erradicar la trata de personas. Para ellos, es relevante hacer hincapié en la organización del delito, que actúa en el Conurbano -por ejemplo- con impunidad.
“No hay que callar, tenemos que hablar. Hay muchas otras chicas desaparecidas”, convocó Meira.

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El 77% de las mujeres agredidas es víctima de su pareja

Por Noelia Leiva
Lo reveló un informe del Ministerio de Salud bonaerense. La estadística corresponde a los casos registrados en hospitales públicos entre 2011 y 2012. La mayoría son jóvenes y sufrieron violencia física. Pero hay otros casos que no llegan a ser registrados: la importancia de dar un acompañamiento interdisciplinario.
Si hay un fenómeno social que es difícil traducir en números es el de la violencia de género. Las personas que la atraviesan no siempre piden ayuda y, si consiguen hacerlo, pueden evitar radican sus denuncias ante organismos formales. Sin embargo, los casos que sí se conocen alcanzan para dimensionar el avance del machismo sobre la vida cotidiana: en los hospitales bonaerenses, casi 900 pacientes se atendieron entre 2011 y 2012 por esa causa, y la mayoría fueron mujeres. En el 77 por ciento de los casos el agresor fue un varón con el que la víctima mantenía una relación sentimental.
Así lo reveló un informe del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires que se desprendió de su Programa de Prevención y Atención de la Violencia Familiar y de Género, en el que se demostró que las mujeres de entre 15 y 39 años son las más afectadas por los comportamientos machistas, de los que los golpes, las quemaduras y el abuso sexual son los más visibles. Padres, tíos y abuelos son agresores, pero los novios, concubinos, esposos o ex parejas se apuntan como los principales agentes de la violencia, en el 77 por ciento de las consultas.
Entre 2011 y 2012 se atendieron 895 casos denunciados como daños movidos por motivos de género, según la estadística que repasó los registros de hospitales y centros de salud bonaerense. De ellos, poco más de 8 de cada 10 pacientes eran mujeres, sometidas por hombres de su entorno familiar. “Las jóvenes son las más afectadas. Con este porcentaje, observamos la incidencia de los noviazgos violentos y la mayor vulnerabilidad durante su edad fértil, ya que muchas sufren la violencia en el embarazo o cuando sus hijas o hijos son pequeños”, explicó Lidia Tundidor, coordinadora del programa del que se desprendieron las estadísticas.
Los números ayudan a entender el peligro de que un hombre crea que una muchacha es de su propiedad y que puede poseerla, marcarla, maltratarla o descartarla a su antojo. Sin embargo, hay casos que requieren de ayuda pero son difíciles de detectar: “Nos sucedió en la guardia que venían pacientes con quemaduras de cigarrillo (provocadas intencionalmente) y aseguraban que les había saltado aceite, por ejemplo. Muchas veces se atienden como accidentes domésticos, pero son producto de la violencia de género”, le explicó a LA TERCERA Angélica Barragán, jefa de Enfermería del hospital lomense Luisa Cravenna de Gandulfo.
Así como en la cotidianeidad de un vínculo agresivo es difícil resolver pedir ayuda, también la vorágine de cuadros que los profesionales reciben en las salas de emergencia “sobrepasa” a los profesionales, que -aseguran- no siempre pueden acompañar a la persona en el proceso de contar qué le sucedió y orientarla a pedir ayuda. Pero cuando esa situación se explica, también puede suceder que “van los familiares y desiste de hacer la denuncia”, por temor a que los golpes proliferen o por la promesa de que no volverán a ocurrir.
De estos casos, algunos espacios intentan tener un “sub registro”, ya que no los pueden validar como situaciones generadas por el machismo si no es “la misma paciente la que denuncia”. Por eso, apuestan a prevenir, generar grupos de mujeres que intercambian sus experiencias o articular con servicios de profesionales que pueden acompañarlas hasta hacerse lo suficientemente fuertes para tomar la decisión de alejarse del agresor, que muchas veces es el padre de sus hijos o el único sostén económico de la casa.
“Creemos que hay que trabajar de la manera más descentralizada posible. Nos parece que el hospital es un actor fundamental porque está muy ligado a la comunidad y es donde primero aparece la situación de violencia”, le había señalado a este medio Maite Sandá, directora de Derechos de las Mujeres y Equidad de Género local, cuando comenzaron a intervenir en el Gandulfo para ayudar cada vez que aparecían posibles situaciones de conflictos familiares.
“Creo que hay un avance porque esta clase de comportamientos están más expuestos y cada vez se crean más lugares donde se puede hablar sobre ellos. Antes costaba más que saliera de lo privado, mirábamos para otro lado. Si bien hay falencias en la Justicia o en los mecanismos para protegerlas, se puede intentar buscar un cambio”, entendió, a su turno, la psicopedagoga Cristina Estruch, que se desempeña en el hospital de Adrogué Lucio Meléndez.

Números que cuentan
De los casos denunciados y reunidos en el informe del ministerio bonaerense, 51adolescentes de 15 a 19 años fueron atendidas el año pasado en hospitales por haber sido violentadas por sus novios, en el 39 por ciento de los casos, o por familiares, en el 37. Cuando una chica llega a atenderse y a pedir ayuda, es clave la presencia de profesionales y de un entorno afectivo que la ayude a correrse de esa relación, porque difícilmente con los años se despoje del velo del sufrimiento.
Casi 45 de cada 100 mujeres que pidieron atención médica debieron ser llevadas directamente a la guardia, “es decir, presentaban un alto compromiso de su estado de salud”, señaló Tundidor a través del informe. El análisis también reveló que casi el 73 por ciento de las situaciones denunciadas incluyeron daños físicos, aunque
“toda violencia empieza en el plano psicológico y emocional” por lo que, “cuando se llega al hospital probablemente lleve unos 5 años de estar sometida”, señaló la funcionaria.
Cuando las que consultaban tenían entre 20 y 39 años, las tendencias fueron similares pero resultó más marcada la cantidad de víctimas de sus propias parejas o ex parejas: el 77 por ciento. Además, de cada centenar de consultas, en unas 80 se mezclaban los golpes con el vejamen psicológico, sexual, verbal y económico.
La expresión máxima del alcance del patriarcado son los femicidios, es decir, los asesinatos de mujeres por su condición de género. Según el “Observatorio Adriana Marisel Zambrano” de la Asociación La Casa del Encuentro, en el primer semestre de 2012 se produjeron 119 muertes de adultas y niñas como consecuencia de la violencia machista. Nuevamente, sólo se trata de los nombres que trascendieron en los medios de comunicación, principal base de datos de la ONG.

¿El “machismo” tiene la culpa?
Al margen de la situación penal de cada caso, en la que el agresor debe dar cuenta ante la Justicia de su responsabilidad y cesar en sus agresiones, hay un factor que subyace a cada varón en su individualidad: el patriarcado. Cada vez más nombrado en las declaraciones de mujeres que bregan por la equidad de género, se trata de un sistema cultural sostenido por las redes más profundas de la sociedad: la religión, las normas, la política, la economía, las pautas sociales.
Así como todavía genera odios que “una mujer” sea presidenta o como quien conduce la Iglesia Católica debe ser “un Papa” y no una religiosa, el poder de los hombres sostenido y defendido antaño en las guerras es una constante en las comunidades contemporáneas. En ese marco crecen los niños, a los que muchas veces se les inculca que deben saber “pegarle” a los demás para defenderse, que ser “macho” es no demostrar lo que se siente sino ir y tomarlo.
Ese trazado que se cuela en la escuela y en los medios de comunicación es la base machista de la violencia, porque naturaliza que los hombres, por el simple hecho de serlo, pueden decidir por el futuro de lo que los rodean sin más permisos que su voluntad, así se trate de otras personas. Porque, justamente, “sus” mujeres son de “su” propiedad.
El desafío radica en observar críticamente ese hilado de convenciones y animarse a aprender otra forma de relacionarse con los demás. Es decir, defender la libertad y la equidad, sin que el género al que se pertenece sea un condicionante.

Centros de Consulta

*Dirección de Derechos de las Mujeres y Equidad de Género lomense: Entre Ríos 1060, de lunes a viernes de 9 a 16, en la cabecera distrital. Se puede llamar a los teléfonos 4283-3139/3130/2701/2096/1805 y visitar el sitio w.desarrollosociallz.wordpress.com.
*Hospital Gandulfo, Lomas: Balcarce 351.
*Hospital Meléndez, Adrogué: Gorriti 859. Se puede llamar al 4294-1313o 4294-7196.


Publicado en La Tercera del 4 de Marzo de 2013 http://www.diariolatercera.com.ar/0/vnc/nota.vnc?id=1056

27 de junio de 2012

Masacre de Avellaneda: el reclamo que sigue vigente


Fotografía y texto: Noelia Leiva

Diez años pasaron desde que la represión policial se cobró la vida de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. El martes último, una multitud se congregó en el puente Pueyrredón, con el mismo pedido de justicia. Organizaciones sociales y familiares visibilizaron que el proyecto de cambio social sigue intacto.
 

Todas las cabezas miraban hacia el puente Pueyrredón, ese mismo donde hace diez años empezó todo. Una fila interminable de jóvenes que actualizaban los testimonios que tanto escucharon sobre aquel 26 de junio de 2002. Sin embargo, el martes último no sobrevoló la certeza de que, en plena democracia, la represión institucional podía personificarse directo sobre ellos como hace una década. Pero si llegaba a ocurrir, esta vez las personas estaban armadas con la experiencia de la organización impulsada como un grito de rabia cuando a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki les arrancaron la vida las balas policiales. En Avellaneda volvió a escucharse el pedido de justicia, porque el tiempo no borra la responsabilidad de los culpables.

De todas las edades eran los y las militantes que se congregaron cerca de las 11 de la mañana a metros de la estación de trenes Darío y Maxi –ex Avellaneda-, como la bautizaron sus compañeros y acaso una ley nacional que se analiza en el Congreso. Algunos pisaban por primera vez esa calle que antes se tiñó de sangre. Otros estuvieron justo ahí, donde la represión -y no la “crisis”- se cobró dos víctimas. “Es un honor estar acá por la justicia y la verdad. No todos se animan a hacer lo que ellos hicieron, hay que ser valientes”, recalcó Martín Cárdenas, un joven de Gerli del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, que se sumó con su consigna “El hambre es un crimen” a la conmemoración.

Cada colectivo replicó sus cantos, pero cuando las tres columnas de organizaciones coincidieron en el puente se activó el “Las balas que vos tiraste / van a volver” que el día anterior había copado los pies del escenario que precedió a la tradicional vigilia hacia el 26. Al Frente Popular Darío Santillán (FPDS) y la COMPA, lo acompañaron el Polo Obrero, el MST y Quebracho, entre otros colectivos que se transformaron en total en unos 8 mil participantes. Ya sobre el Pueyrredón, llegaron adhesiones desde Mar del Plata, Rosario y Tartagal, además de todo el Conurbano bonaerense. Hasta Mirta Tejerina, hermana de Romina, acercó su solidaridad con los familiares de los homenajeados y la unión en la defensa por los derechos humanos.

“Darío se consideraba parte de la sangre de los caídos. A diez años (de su muerte), yo veo a mi hijo en estos pibes”, enfatizó un emocionado Alberto Santillán, papá del referente que dio nombre al frente. Sin embargo, una década de aniversarios no amedrentó al sistema responsable de los asesinatos, porque, aunque fueron encarcelados en 2005, ocurrió “una provocación absurda de la Justicia que liberó prácticamente a (los ex policías Alfredo Fanchiotti y (Alejandro) Acosta. Eso no tiene nombre”, repudió el hombre, antes de avanzar con la caravana.

Una vez en el escenario se cuestionó la “solidaridad” que la presidenta Cristina Fernández aseguró trasmitir en cadena nacional el mismo martes al mediodía. Algunos integrantes de su gabinete, como el ahora senador Aníbal Fernández, son considerados como “responsables políticos” del doble homicidio, los más de treinta heridos de bala y la manipulación de la información de 2002. Leonardo, su otro hijo y también trabajador de la bloquera de Lanús donde se desempeñaba Darío, fue tajante con su postura, cuando pidió que la premisa de que los mártires de Avellaneda se “multiplicaron” en los jóvenes no sea sólo una enunciación. “Nosotros tenemos la misma consigna hace diez años y debemos hacer una autocrítica. Hay que empezar a movernos para que caigan los responsables políticos”, insistió.

En el palco preparado para la ocasión, con el paso cortado una vez más para el acto montado a favor de la memoria, también estuvo Elia Espen, integrante de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora que llevó su pañuelo blanco y la foto de su hijo, Hugo Meidan, desaparecido en plena dictadura militar, en 1977. Cerca, Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga, cuyo paradero también se desconoce, pero desde 2009. Los dirigentes del Frente de Izquierda Néstor Pitrola, Jorge Altamira, Vilma Ripoll y Christian Castillo, entre otros, completaron la primera plana. Hasta arribar a la tarima, detrás de ellos fue la bandera roja del FPDS, tan encendida como plantean que mantienen la fuerza en sus barrios.

“No le daría lugar a nadie para que use la lucha de los compañeros, Darío, Maxi y Mariano Ferreyra nos quieren acá”, subrayó Vanina Kosteki, hermana del joven caído al que Santillán quiso proteger cuando vio que agonizaba en el hall de la estación. El argumento fue contra las palabras de congoja que se escucharon desde el oficialismo los días previos al acto, pero que el colectivo entendió que no se tradujeron en hechos cuando enviaron a Fanchiotti a un régimen más flexible en Baradero.

“Revolución” y “libertad” fueron palabras claves a lo largo de la jornada. Todavía contra las barandas del puente había restos de las fogatas que dieron calor a los militantes que pasaron la noche allí y que estaban de pie -algunos sin haber descansado- con sus bolsas de dormir y frazadas al hombro. “Organización y lucha” fue, como siempre, el lema motivante para abrir los ojos, con el puño en alto.

Ellos, antes del 26

Hay quienes sostienen que ‘las cosas suceden son por algo’. En la historia de Maximiliano y Darío puede aplicarse, pero no porque sus acciones hayan estado atadas a un destino mágico, sino porque el sentido que tomó su muerte fue coherente con ese ‘hacer’ que los unió aquel 26.

La imagen de Santillán en la que intenta detener a los policías con su mano en alto para proteger a ese compañero que no había visto antes lo pintó de cuerpo entero porque “era así en el trabajo, la asamblea, con quienes recién se acercaban. Su último gesto lo mostró con crudeza”, definió Carlos Leiva, que lo conoció en febrero del trágico 2002 y que ahora se desempeña en Lomas de Zamora.

Kosteki no pertenecía al movimiento piquetero que pero sí tenía inquietudes: “Con él hablé unos días antes porque nos encontramos para el cumpleaños de mi mamá. Me dijo que estaba en un comedor, que daba clases de arte y pintura para chicos, que quería hacer algo. El cambio que buscaba lo encontró un acto en el puente Pueyrredón, donde perdió su vida”, describió su hermana Vanina.

A ellos les quitaron el tiempo para poner en común sus ideas, para contarse cómo era el mundo nuevo que querían. Aunque tal vez en algún otro espacio se hayan podido reencontrar y debatir como si estuvieran vivos. Pero como de situaciones hipotéticas no se hace la resistencia, sus compañeros siguen en la lucha.

Publicado en Marcha del 27 de junio de 2012

15 de junio de 2012

Justicia por Wanda

En situaciones como la condena a Eduardo Vázquez por el femicidio de Wanda Taddei es que llego a ideas encontradas. No concibo el sistema carcelario como uno que vele por los derechos de quienes están condenados a él que, aunque 'culpables', atravesaron historias de vida que lxs llevó a cometer hechos penados por la ley. Sin embargo, la impunidad a los que ejercen la violencia de género es un ejemplo más de la instalación histórica del machismo, por eso creo que la condena a este femicida es necesaria para que los varones entiendan que cosificar a sus compañeras y dañarlas como si fueran objeto de su propiedad está mal y se paga. Pero también estoy convencida de que la principal condena a la violencia sexista es social, se construye en el día a día -en nuestras casas y trabajos, en los espacios sobre los que tenemos injerencia - y es responsabilidad de todxs.

A continuación, una carta de la asociación La Casa del Encuentro tras el veredicto:

Por una Justicia sin vendas en los ojos

El Tribunal Oral Criminal N° 20 dictó la sentencia a Eduardo Vázquez, lo encontró culpable de homicidio agravado por el vínculo y la pena recibió un atenuante “por el estado de emoción violenta”, por lo tanto fue condenado a 18 años de prisión.
En ninguna etapa del juicio, ni siquiera desde la defensa fue utilizado el argumento del atenuante.

Según la Lic. Norma Stola, psicóloga de La Casa del Encuentro, “Cuando una persona actúa en estado de emoción violenta, entendemos que la emoción ha alterado su equilibrio psíquico en forma transitoria. El indicador más evidente del acceso emotivo es una disminución de la memoria (dismnesia) que imposibilita evocar los recuerdos del momento en que se produjo el hecho. La persona generalmente no tiene registro del modo en que se produjo el mismo.
Ahora bien, cuando el hecho pasó, cuando la persona toma conciencia del desenlace de lo sucedido aunque no pueda recordar cómo sucedieron los hechos, si no tuvo intención de dañar a otra persona, no se pregunta acaso, qué pude haber hecho?. Seré realmente culpable?, No aparecen la culpa, el dolor y el arrepentimiento? En el caso de Vázquez, nada de esto parece suceder, porque recuerda que fue un accidente, recuerda que no es culpable de lo que sucedió y recuerda que nunca estuvo en estado de emoción violenta”

Esperábamos que la justicia hablara desde sus fallos indicando claramente que este femicidio fue perpetrado en el marco de la violencia de género y desde allí sancionara. Nuevamente queda en evidencia la ideología patriacarcal y sexista de algunos fallos, este tribunal puso el acento en el atenuante para justificar el femicidio.
La justicia tiene que entender que el varón agresor dirige su violencia hacia la víctima y que no existe motivo para atenuar su accionar.

Desde la muerte de Wanda Taddei 51 (1) mujeres murieron incineradas en nuestro país, pero algunos sectores de la Justicia siguen sin entender el significado del Femicidio, y sin conocer la ley 26 485.
Esta condena, es indignante y desconoce tratados internacionales y compromisos asumidos por el Estado que condenan la violencia de género.

Según la Dra. Luciana Gagniere, abogada de La Casa del Encuentro “Esta sentencia reafirma la desigualdad en la que se encuentran las víctimas frente a sus agresores, donde quienes deben equilibrar esa diferencia dictan condenas haciendo abuso del atenuante de emoción violenta, para invisibilizar la realidad de lo ocurrido”

En este sentido coincidimos con las declaraciones del juez de la Cámara Federal y presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de La Plata, Carlos Rozanski, "cuando se juzga un femicidio es un contrasentido utilizar el atenuante de la emoción violenta".

Desde la Asociación Civil La Casa del Encuentro, pedimos la incorporación de Femicidio al Código Penal, como un tipo penal autónomo, en el cual además de visibilizar esta forma extrema de violencia contra las mujeres y ponerle nombre, se restrinja la aplicación de atenuantes contempladas para los homicidios.

Es necesario dejar bien claro que el bien jurídico a proteger es la mujer y la igualdad a una vida libre de violencia.

Señora Justicia por favor necesitamos que se saque la venda de los ojos y comience a mirar la realidad que viven millones de mujeres, niñas y niños en el mundo y también en nuestro país. Sólo pedimos justicia acorde con el delito cometido.

Por Ellas las 51 mujeres que murieron incineradas:
Wanda Taddei, Sabrina Cennamo, Lidia Valiente, Betiana Chávez, Alejandra Daniela Céspedes, Carmen, Gladys Beatriz Pereira, Fátima Guadalupe Catán, Jorgelina Inés López, Norma Rivas, Natalia Nievas, Andrea Oyarzo, Silvana Lorena Kinderknech, Chuquel, Carolina Ruiz Díaz, Ivana Correa, Vanesa Soledad Celma, NN - Formosa, Verónica Viviana Medina, Gloria Paredes, Vanesa Beatríz Cardozo, Silvia Ranz, Analía Cáceres, Verónica Beatriz Manzanel, Ángela Alomo, NN.- La Matanza, Emilse Carolina Galván, Lorena Jiménez, Inés, Josefa Nadal, Natalia Teresa Coria, Vanina Hemmerling, Adriana Setau, Roxana Elizabeth Bottero, NN.-Tucumán, Daniela Torres, Yanina Mabel Treuquil, Reina Isabel Nevoraz, Marcela Rodríguez, Estela Alicia López, Jesica lencina, Gómez - Formosa, Maira Aldana Torchelli, Monroig – Santa Fe, Maria Cristina Rodríguez, Ramona Isabel Benítez, Dolores Ojeda, María Medina, Cristina Mayorga, Lorena Jiménez, María Marquese Bernuncio.


Fabiana Tuñez – Ada Beatriz Rico
Cofundadoras de la Asociación Civil La Casa del Encuentro.

(1) Según informe del Observatorio de Femicidios “ Adriana Marisel Zambrano”


24 de mayo de 2012

Caso Fátima Catán: apartaron al fiscal que creía que Santillán fue 'testigo' del femicidio


Por Noelia Leiva



Para el juez, Martín Santillán es sospechoso de haber quemado y causado la muerte de su pareja, una joven de 26 años que estaba embarazada. Pero el ex representante de la UFI insistía en que fuera testigo. Un nuevo representante se sumó a la causa y llevó esperanzas a la familia de que “se trabaje como se debe”.

“Hizo un año y ocho meses que Fátima falleció y el lobo sigue suelto”, definió Elsa Geréz, mamá de la joven Catán que murió en agosto de 2010 al ser quemada por su compañero Martín Santillán, según se investiga. La incorporación de un nuevo fiscal a la causa le dio esperanzas a la mujer de que “se actúe como corresponde” ya que el anterior, Ramiro Varangot, había contradicho la decisión del juez Luis Vitale de imputar a la ex pareja de la chica, que estaba embarazada.Gerardo Loureyro es el representante de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 de Lomas de Zamora que asumió el rol luego de que un fallo de la Sala II de la Cámara de Apelaciones avalara que Santillán dejara de ser testigo para pasar a ser investigado como responsable de haber incinerado a su novia en su casa de Villa Fiorito, a lo que su antecesor se negaba. La familia de la víctima había cuestionado en reiteradas ocasiones el desempeño de ese funcionario judicial, que omitió las pruebas aportadas para citar a indagatoria al hombre que trabaja en Ezeiza. Finalmente la causa fue caratulada como “homicidio en contexto de violencia familiar”, aunque en sentido estricto se trató un femicidio (todavía no incluido como figura penal), es decir la muerte de una mujer por su identidad de género.
Hoy Geréz se reunirá con el nuevo miembro para “saber  cómo va a trabajar y que conozca” a su familia, le explicó la vecina a LA TERCERA¸ que homenajeó a su hija el pasado domingo 13 en la plazoleta lomense que lleva su nombre porque hubiese cumplido 26 años. “Se llevó las cosas de ella, nunca me entregó nada. Sus hermanos limpiaron la escena del hecho. No sé quién se cree que es. Un año y ocho meses es mucho tiempo. No tengo vida, no tengo trabajo y extraño a mi hija que no va a volver”, enfatizó. En la búsqueda del esclarecimiento, Elsa se convirtió en uno de los emblemas de la lucha contra la violencia de género.
“Fátima no está en cuerpo con nosotros pero sí en cada corazón nuestro. Voy a seguir hasta poner en una jaula a ese león que me comió a mi hija, aunque la herida jamás se va a cerrar. No quiero que haya más quemados ni quemadas”, resaltó.

De testigo a imputado

Recién en enero de este año Santillán dejó de ser el único testigo del femicidio de Catán para ser sospechoso, por decisión de Vitale. Según el fallo que también marcó el cambio de carátula, se expusieron cuatro versiones, desprendidas de los testimonios recolectados: “que se frotó el cuerpo con alcohol, que se encontraba fumando y había una botella de alcohol, que se autoinfringió la quemaduras y que era integrante de una relación violenta con su pareja.” Sin embargo, los daños de mayor profundidad se encontraban en la zona toráxica y el lado posterior de las manos de ella, “mientras que en las palmas y su cara presentan quemaduras intermedias y superficial, respectivamente”, indica el documento firmado por el juez. Es decir que el foco no se produjo en sus manos sino en áreas a las que ella no podía acceder por sus propios medios.
Además, su novio presentaba afecciones leves en ambos pulgares y se encontró un encendedor con “la válvula de regulación de gas derretida”, señala el escrito. El episodio comenzó el 18 de agosto de 2010 luego de una supuesta discusión entre ambos. La chica tenía el 85 por ciento de su cuerpo quemado cuando recibió los primeros auxilios médicos. Geréz sostuvo que encontró cartas donde la joven planteaba que sentía miedo de continuar en esa relación e infirió que un posible móvil del crimen pudo ser que el hombre no quería ser padre: “Nunca aceptó el embarazo, él odia a los chicos”, aseguró.

Publicado en La Tercera del 24 de mayo de 2012 http://www.diariolatercera.com.ar/detalle.php?articulo=Apartaron-al-fiscal-que-hab%EDa-rechazado-imputar-al-novio-de-F%E1tima-Cat%E1n&tipo=1&documento=10145&sistema=diarios