20 de junio de 2013

Un flagelo que no termina


Por Noelia Leiva 

Estuvo diez días en cautiverio. Aseguró que pasó frente a una comisaría con sus captores y los hombres se “rieron” de su impunidad. Ordenaron internarla en un neuropsiquiátrico.




A sus 14 años, Milagros estuvo diez días en cautiverio luego de que otra muchacha la entregara. Golpes, abusos e inyección de sustancias que aún no se identificaron fueron constantes durante ese calvario. Fue llevada en una camioneta y vestida con ropa insinuante para “ser comprada”. Pasaron delante de una comisaría, la de Burzaco, y los captores se rieron de su impunidad. Hasta que logró escaparse y retornar con los suyos pero la Justicia ordenó internarla en un neuropsiquiátrico, lejos de su mamá.
Sucedió en el distrito bonaerense de Almirante Brown, donde vive la chica junto a su mamá y hermanos. En abril, una chica que solía andar por el barrio la invitó a su casa pero “se subieron a un colectivo hacia Alejandro Korn, Milagros se perdió y en una esquina (su acompañante) la dejó solita”, relató su mamá, Silvia González. Allí comenzó el recorrido de la mujer por comisarías y hospitales para buscar a su nena, que convive con un retraso madurativo leve. También ahí comenzaron las amenazas hacia su familia y las sospechas de que había una red organizada detrás del secuestro.
En la Comisaría Segunda de Burzaco le dijeron que seguro “se había ido con su novio” y por eso no irían tras su rastro, aseguró la mamá. Según la madre, su hija declaró que pasó por delante de esa dependencia policial en un vehículo junto a los hombres que la retenían y en ese momento “le dijeron que la estaban buscando y se rieron”, como indicio de la vía libre con la que contaban. Por eso es que desde que apareció, la familia quiere que la custodie la Gendarmería y no los azules.
Milagros denunció haber sido abusada por “muchas personas”, haber sido obligada a ponerse “polleritas y camisas” y ser llevada “a subastar a Betharram (en Brown) y a la villa 1.11.14 de Bajo Flores”, transmitió González. Además, cuando logró escaparse y un tío la encontró, todavía tenía marcas en sus piernas de inyecciones. Estiman que fueron sedantes, para evitar que se escapara.
Los datos para caratular la causa como ‘trata de personas’ sobraban desde el primer testimonio, pero recién después de que participó en una Cámara Gessel a principios de mes lo consideraron así las autoridades que intervinieron: primero la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6 de Lomas de Zamora, luego la 9 y finalmente el Juzgado de Garantías 8, a cargo de Gabriel Vitale, un magistrado que hasta ahora demostró su compromiso en materia de género. Sin embargo, el entorno de Milagros espera que se derive a la órbita federal, algo que estaría por confirmarse.

Segunda opresión
Luego de los diez días sumida en la violencia, a la chica le esperaba una nueva lucha, encarnada por representantes del Servicio Zonal, un ente bonaerense que responde a la ley 13.298 de De La Promoción y Protección Integral de los Derechos de los Niños. Esa norma señala que una persona menor de edad debe quedarse en su seno familiar a menos que se compruebe que sea nocivo para su desarrollo. Ése argumento esgrimieron desde ese espacio, articulado con la comuna browniana, para internar a la adolescente en un neuropsiquiátrico e impedir por unos cinco días que su mamá la viera.
La chica sufrió varias crisis y al menos dos intentos de suicidio desde que regresó a su entorno, por eso los profesionales recomendaron una intervención. La Secretaría de Salud browniana le brindaba un tratamiento ambulatorio, pero enviaron una ambulancia para llevarse a la joven al hospital neuropsiquiátrico José Estéves de Temperley, a lo que la mamá no accedió porque esperaba que pueda estar en su casa durante su atención. Además, no quería que la volvieran a “atar” como en la clínica donde tuvo que llevarla ni bien apareció, tras los primeros episodios.
Esa postura fue entendida tomada por resistencia a las decisiones de los órganos intervinientes, por lo que enviaron a la Policía con la orden de “romper todo si no les daba a Milagros”, graficó la mujer. Finalmente, la internaron “por la fuerza” en el instituto San Jorge, en Lanús e impedir que su círculo afectivo la visitara durante las primeras jornadas.
“Pedimos una entrevista al ministro (de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo) Casal para que nos explique por qué se actuó de esta manera, aunque no me sorprende el proceder de los jueces. Mientras estaba desaparecida sólo la madre la buscó y la encontró un tío, pero la Justicia no ordenó en ese momento ningún control médico, un pedido de ADN ni una internación. Silvia tuvo que costear todo desde su obra socia porque el Estado estuvo ausente”, denunció Margarita Meira, integrante de Madres de Constitución, una ONG que se encarga de ayudar y dar con víctimas de trata.
A la referente le preocupa la posibilidad de que los proxenetas quieran volver a secuestrar a la chica por toda la información que brindó, por eso reclamó una custodia permanente. Además, cuestionó que esté internada en un centro mixto y para adultos, cuando “ella le tomó miedo a los hombres y ya sufrió una nueva crisis”.
La Fundación María de los Ángeles que creó Susana Trimarco, la mamá de Marita Verón, también se solidarizó con la familia, pero aún no avanzaron en la asistencia legal. Quien sí ofreció un abogado para patrocinarla fue el Movimiento Territorial de Liberación (MTL), que se enteró del caso mediante los afiches con la foto de Milagros que la mamá había pegado por la zona cuando no la encontraba. Desde el distrito, la acompaña el movimiento Mariposas de Villa París, un colectivo de mujeres que trabaja por la equidad de los géneros en Glew. Lo mismo hizo el Frente Popular Darío Santillán.
El Ejecutivo municipal se comprometió a darle ayuda con su equipo de legistas y hasta le prometió que las ayudarías a mudarse de barrio para que cesaran las amenazas que todavía reciben, pero nada de eso se concretó al momento.

Campaña
El próximo domingo 26, las ONGs que se acercaron a la familia y González organizarán una volanteada para difundir el caso y concientizar sobre la importancia de erradicar la trata de personas. Para ellos, es relevante hacer hincapié en la organización del delito, que actúa en el Conurbano -por ejemplo- con impunidad.
“No hay que callar, tenemos que hablar. Hay muchas otras chicas desaparecidas”, convocó Meira.

Publicado en Marcha http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/96-ddhh/3638-un-flagelo-que-no-termina

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