28 de julio de 2010

Iguales en el derecho a la diferencia

Por Noelia Leiva

Como cada vez que una práctica legitimada por instituciones de poder es cuestionada, el debate social se bifurca. El colectivo de personas intersexuales entiende que es tiempo de ahondar en el reconocimiento de la diversidad de identidades, sostenidas en su cualidad de humanos o humanas. Los defensores de conservar la normativa tal cual está esgrimen razones bien conocidas. La búsqueda de un paradigma distinto.

Mirar, pero saber a través de qué cristal se observa, con los ojos puestos en los otros o las otras o en el propio yo. La discusión del proyecto de ley para aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo dio luz al pedido de respeto a la identidad sexual de las  organizaciones de lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT), para liberar la perspectiva de las exclusividades que marcan las instituciones decisorias. En frente, entender el vínculo entre dos personas consagradas por la religión y el “derecho natural” es, para los defensores de la heterosexualidad, la única opción para la supervivencia de la sociedad, enfundada en la dicotomía de lo femenino y lo masculino. El derecho a ser iguales en la diferencia.
En época de revuelo argumentativo, que desenfunda razones enraizadas en la constitución del poder, la diversidad asumió tantas definiciones como luchas. Mientras para los y las integrantes del colectivo intersexual ese término se asocia a la inclusión de las particularidades de cada género, donde la vinculación hombre-mujer no es excluyente, para quienes se convirtieron en los críticos de la normativa en análisis esa palabra remite a la diferenciación entre dos únicos sexos cuya “complementariedad puede ofrecer descendencia a la raza humana”, elucidó la Declaración de los Obispos de la Región Patagonia-Comahue titulada “Invitando a la Búsqueda del Bien Común” que fue elaborada a propósito del debate y a la que la diócesis de Lomas de Zamora adhirió.
No lejos de conocer la gestación biológica de la vida pero sí con otro arco de visión, la Federación Argentina de LGBT manifiesta como un objetivo fundante respetar el “ser diferente y luchar contra todo tipo de discriminaciones que tiendan a la segregación o menoscabo de algún derecho”. Entonces ¿quién dice qué es igual y qué distinto? ¿Quién o quiénes definen, en los primeros años del siglo XXI, cuán ‘diversa’ o acotada es la bandera de la ‘normalidad’, izada en las últimas semanas en el campo de discusión?

Matrimonios y ¿algo más?

Si el apelativo que cada persona recibe cimienta su forma de caminar el mundo, la manera en que la norma reconozca el vínculo entre ciudadanos de igual sexo es uno de los ejes en debate, cuando el planteo de los y las que no están representados en el articulo 172 del Código Civil es extender ese pasaje jurídico para sí, finalmente, quedar amparados. Desde la vereda contraria, la opción es autorizar la “unión civil” o sus sinónimos para que ‘matrimonio’ sea una entidad heterosexual. El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) evaluó que esa idea “viola el principio de igualdad constitucional en razón de un tópico prohibido de discriminación: la orientación sexual”.
Dar el sí al proyecto que ya recibió la aprobación de la Cámara de Diputados sería “votar a favor de muchas personas”, entendió Esteban Paulón, secretario general de la agrupación nacional que impulsa la legislación igualitaria. En diálogo con LA TERCERA, el referente entendió que las defensas esgrimidas por los que quieren el ‘no’ “son las mismas utilizadas en los ‘70 cuando se cuestionaban los derechos de los hijos (nacidos de relaciones) extramatrimoniales o en 1987 con el divorcio vincular”, un encausamiento de las conductas por las vías ya instauradas, incluso ante la demanda social de cambios.
La lectura de la ley detrás de la Ley, es decir, de un supuesto orden universal superior al ‘positivo’, es uno de los sostenes a los que recurrieron representantes del movimiento “Argentinos por los Chicos” que se conformó para manifestar su oposición a la ampliación del nexo matrimonial. “Desde el derecho natural, no hay una construcción social de lo masculino y lo femenino, mi cuerpo no se construye, se nace varón o mujer. Hay gente que nació varón y eligió ser homosexual, pero eso es otra cosa: una elección particular”, consideró la abogada lomense Sabrina Visconti, que participó en las reuniones para realizar la marcha al Congreso que ayer pidió la conservación de la letra legal. Es que, para ella, “si todo es matrimonio, nada lo es”.
En su diccionario sobre vocablos no discriminatorios, la Federación de LGBT cuestionó la utilización de la imagen de “preferencia sexual” o sus equivalentes porque “sugieren que la sexualidad se basa en elecciones, por lo que colaboran a sostener ideas de ‘géneros desviados’ que serían excepcionales y podrían ‘normalizarse o rehabilitarse’”.

‘Familixs’

Y en la discordia, las voces de los niños y las niñas fueron mediadas por adultos que defendieron posturas propias en su nombre, aunque tal vez no siempre con su permiso. “Al adoptar, hay que pensar en la salud psíquica de la persona, que no está determinada por su elección sexual sino por las vicisitudes de la historia de su vida y las condiciones de su subjetividad”, apuntó a este medio Daniel Rosenberg, presidente de la Fundación de Prevención y Asistencia en Salud Mental (Prasam) de Adrogué. Para el especialista, los requisitos para asumir el rol del padre o madre son “acompañar, brindar afecto, transmitir valores y estar presentes en la cotidianeidad de su hijo”.
“Todos los modelos de familia son válidos, defender uno único que algunos consideran tradicional es discriminatorio”, denunció Paulón. En esas alternativas se incluyen “las parejas heterosexuales que no quieren casarse o tener hijos”, que también serían segregadas desde una mirada absoluta. Hoy, la cantidad de manos levantadas en el Parlamento podrán inaugurar un capítulo que legitime las diferencias en las formas de vivir los sentimientos y las decisiones, con arreglo a la equidad en tanto humanos o humanas.

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De seis colores o naranja

A favor y en contra de la ley, hombres y mujeres de todas las edades salieron a la calle a pronunciarse. Ayer, desde las 18:30, un colectivo de banderas naranjas que defendían a la familia liderada por personas de diferente sexo llegó hasta el Congreso, a pedir que hoy prime la ‘unión civil’. La postura adversa se expresó en un “ruidazo” a favor del matrimonio igualitario, con paños de muchos colores que identifica la diversidad.

Publicado en La Tercera del 14 de julio de 2010
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