Mostrando entradas con la etiqueta Familia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Familia. Mostrar todas las entradas

28 de mayo de 2014

Las Casildas, de doulas a teatreras

Por Noelia Leiva. Consideran que las decisiones de las mujeres deben ser prioridad al dar a luz. Para informar, concientizar y emocionar, buscan correr el velo desde una obra de teatro, Parir(Nos). En la Semana del Parto Respetado, Marcha les consulta sobre las primeras experiencias en escena.

El parto puede ser orgásmico y la conexión con el útero profundizarse hasta que eso que parece dolor no se asocie al padecimiento: los conceptos de la escritora Casilda Rodrigañez Bustos se reactivan en la obra de quienes asumieron su nombre, Las Casildas. Como mujeres que ayudan a otras a parir, resignifican el ‘ser madre’ como una elección desde el minuto cero, cuando el embarazo no se acepta por tradición o miedo sino que se busca por deseo. Cuatro historias posibles sobre cómo dar a luz se reúnen en la pieza teatral Parir(Nos) que ayer, en su segunda presentación pública, se mostró en la Maternidad Estela de Carlotto.

Una mujer relata sobre un alumbramiento respetado, en el que sus necesidades fueron privilegiadas. Dos cuentan sobre uno ‘natural’ y otro por cesárea en espacios institucionales tradicionales, donde la comodidad del médico o la médica se pone en primera línea, junto a la celeridad para desocupar el quirófano. Hay un cuarto relato sobre la llegada de un bebé en casa que no resultó como se esperaba. Pensada por el equipo de doulas, que acompañan como las ancestras a otras mujeres durante la gestación, la obra interpela la maternidad desde los testimonios ficcionales para ir por una que quiera pelearse con el heteropatriarcado y ganarle espacio al sistema que “terceriza los partos”.

Así lo definió Julieta Saulo, que además de psicóloga social es puericultora, es decir guardiana de la lactancia y los primeros vínculos de esa nueva vida con su entorno afectivo. En 2011 entendió que ya era hora de que Las Casildas superara la instancia de difusión online de información para empezar a caminar junto a Mariela Franzosi y ValeriaWasinger con talleres y una revista bimestral. Ayer, todo se materializó cuando su obra pisó el establecimiento que lleva el nombre de la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo y que asegura adoptar prácticas profesionales más humanitarias.

-¿Por qué la obra incluye en su nombre la primera persona?

-Porque nos involucramos en un proceso que está muy tercerizado, súper intervenido y violentado. Sentimos que una mujer después de tener a un niño o una niña no vuelve a ser la de antes. Es una experiencia vital, bisagra en nuestras vidas. Estamos en contacto con muchas familias. Si bien es una ficción, representa muchas realidades, el pedido de que se escuche nuestra voz. Sentimos que lo hacemos a través de estas cuatro experiencias.

-¿Podría tomarse el discurso del dolor en el parto como un elemento fundador de la violencia obstétrica?

-Hay que trabajar en cambiar la concepción de dolor: entenderlo como proveniente de la fisiología, no de la patología. Pero no sé si anclaría sólo allí la violencia aunque sí se ve en el avasallamiento de nuestros cuerpos y nuestros derechos. Por eso es importante que la información (para prevenir esas opresiones) circule y llegue a dónde llegue.

-Con ese fin ¿es importante que haya una Semana del Parto Respetado, como ocurre entre el 19 y el 25 de mayo?

-Nos genera sentimientos ambivalentes porque deja en evidencia cuánto nos falta si es que necesitamos estas jornadas para visibilizar cuáles son los derechos de una mujer. Pero si sirve para acercar información, es válido.

-¿Cómo se pone en práctica toda esa información en el mismo momento del parto?

-Nosotras acompañamos a mujeres que paren. No sólo a las que deciden hacerlo en su casa, sino en partos vaginales o cesáreas en establecimientos médicos. Ahí radica la libertad: que se pueda elegir en qué institución hacerlo, cómo y con quién. Saber qué tiene que ver la violencia con la medicalización, que terceriza los nacimientos. Una no es protagonista. Cuando entra a ese sistema te cortan, te sacan, te dirigen los pujos, en un proceso donde la naturaleza interviene en un ciento por ciento si no hay agentes externos.

-¿Cómo es su trabajo cuando las convocan familias que quieren tener a su hijo o hija en un establecimiento médico?

-Circula mucho que venimos a romper con la estructuras de esos lugares, pero no. Siempre vamos en pos de ese bebé, de esa familia. Ir con un discurso no constructivo no colabora en lo más mínimo. No propagamos solamente el parto en casa sino de la manera que cada persona lo pueda sostener, física, espiritual y económicamente.

Publicada en Marcha Noticias: http://marcha.org.ar/index.php/nacionales/92-generos/5267-las-casildas-de-doulas-a-teatreras

13 de septiembre de 2013

Una joven busca a su mamá después de 31 años


Por Noelia Leiva

Los documentos aseguran que nació en Avellaneda, aunque la joven nunca vivió allí y desde los 15 se mudó a España con sus padres adoptivos, a quienes defiende. El sanatorio donde se cree que llegó al mundo fue cerrado por apropiación de bebés durante la dictadura. Ella descartó ser hija de desaparecidos y por el momento no hará los estudios. Cualquier dato puede ayudarla.

Valeria tiene 31 años. Sabe que nació en el ex Sanatorio Central de Avellaneda, según los datos de su partida de nacimiento, pero no conoce a su madre biológica, a quien busca. Desde los 15 vive en España con los padres que la adoptaron cuando tenía dos semanas, a partir de la gestión de una enfermera. Si bien fue “apropiada” descarta ser hija de detenidos-desaparecidos durante la última dictadura militar porque su familia adoptiva “jamás hubiera aceptado un bebé robado”, señaló. No quiere “dar problemas” a quienes aporten información sino reencontrarse con sus orígenes, construir su identidad.
Un mosaico de datos es sobre el que camina la joven, que vivió en Núñez y en Florida antes de irse del país. Si bien algunas pistas indican que la mujer que la dio a luz vive lejos del Gran Buenos Aires, las más fuertes subrayan que se encuentra en la zona porque su beba nació en 9 de Julio al 200 (o al 100, la caligrafía del acta es confusa) donde aseguran que se encontraba una importante clínica avellanedense. La médica que asistió el parto, Magdalena, es vecina de Quilmes pero “padece un déficit de la memoria o dice padecerlo” y no puede darle precisiones sobre el nacimiento.
Al sanatorio “lo cerraron, pasados los años, por causas políticas y militares y por tráfico ilegal de bebés”, reconoció la muchacha. Si bien se puso en contacto con las Abuelas de Plaza de Mayo, decidió no continuar con el esclarecimiento por esa vía “porque si resultaba ser hija de desaparecidos ellas iban a denunciar” a los padres que la criaron, le explicó a LA TERCERA. “Ellos me adoptaron ilegalmente pero creo que jamás hubieran aceptado un bebé robado”, enfatizó. Además “todos los estudios de (personas nacidas en) 1982 dieron negativo”, aseguró. Si cambia de opinión, tiene una invitación del Banco Nacional de Datos Genéticos para hacerse los análisis cuando vuelva a Argentina.
Valeria llegó a los brazos de quienes la cuidaron a través de una enfermera, que cree que se llamaba Isabel y que le avisó a la adoptante -también enfermera- que había una recién nacida que esperaba un hogar. La especialista era pareja de un compañero del “papá del corazón” en la marina mercante. Él y su esposa se desempeñaban en los buques, cada uno en su labor. La versión que más apoyan es que la mamá biológica se atendía en un hospital donde trabajaban Isabel o la partera, y que por ese conocimiento la llevaron a dar a luz al sanatorio, donde se gestionó el intercambio. Aseguran que entonces “sólo pagaron el importe del parto, que fue bastante elevado”, transmitió la joven.
Durante las primeras dos semanas, ella estuvo en la casa de una enfermera, a su cuidado. Hasta que la nueva familia la retiró de la casa de la médica. “Una vez en sus brazos ya me llevaron a su casa. Era un día lluvioso, con calles desiertas, y justo coincidió con la guerra de Malvinas”, relató la mujer, en función del testimonio que recolectó de quienes la cuidaron durante sus 31 años.
La chica asegura que tiene contactos con familiares en Avellaneda y Lanús. Sostiene que su madre era una adolescente de no más de 17 años cuando la tuvo. “Contaba con pocos medios para mantenerme, según le cuentan a mi mama en el sanatorio, y tenía problemas con su abuela” que bebía alcohol. “No quería darme. Me gestó con mucho amor según me cuentan y a final del embarazo decidió darme en adopción”, recalcó Valeria. Entiende que la persona a quien busca nació en 1965 o1966, según los datos que recolectó.
“Quiero decirle que no voy a cuestionarle nada”, enfatizó la muchacha sobre su progenitora biológica. “La identidad y el origen de una persona son fundamentales para tener una vida feliz”, recalcó. Agradece que ante cualquier dato le escriban a lamorochabsas@hotmail.com.


Publicado en La Tercera del 13 de septiembre de 2013 http://www.diariolatercera.com.ar/0/vnc/nota.vnc?id=5470