24 de agosto de 2010

El círculo letal de la violencia sexista

Por Noelia Leiva

El afán de poseer a la mujer puede llevar a algunos varones al grado extremo de la dominación que condena a la equidad y se sostiene en justificaciones culturales. La muerte de la joven de 24 años que habría sido atacada por su novio en Lomas de Zamora alerta sobre la potencialidad del daño machista. Cuando el amor ya no lo es, porque mata.

Controlar dónde está ella y con quién, en nombre de un supuesto sentimiento amoroso. Pedir perdón. Apropiarse de su capacidad de decisión y reducirla al status de objeto. Obligarla a ser a imagen y semejanza de los deseos propios. Pedir perdón. Agredirla física y emocionalmente. Silenciarla. Pedir perdón. Matarla… El círculo de la violencia de género se cobró 231 víctimas en 2009, según lo relevó la organización La Casa del Encuentro. El femicidio de la lomense Fátima Catalán en manos -según se investiga-, de su pareja, sería otra muerte provocada por la dominación machista llevada a su punto máximo.
Los relatos de la familia de la peluquera y manicura de 24 años describen la relación que la muchacha mantenía con Martín Gustavo Santillán como un recorrido herido por los golpes y los celos extremos, tanto que la joven había tenido que renunciar a sus profesiones y a su último trabajo en un bar de Banfield. Las agresiones sufridas en la piel iban junto a los límites impuestos a su desarrollo personal en los espacios que se apartaran de la mirada de su novio. Hasta que en un episodio aún no esclarecido que incluyó a su compañero, la mujer sufrió quemaduras en casi la totalidad de su cuerpo, por lo que falleció.
Aunque un tratamiento mediático habitual recayera en la figura de ‘crimen pasional’, la inclinación patriarcal de la balanza va más allá. Se plasma en la cotidianeidad cuando el varón se cree con derecho a ‘piropearlas’ o supone que debe cederle el asiento en el colectivo por el mero hecho de ser ‘portadoras’ de lo femenino y ‘débil’, por ejemplo. Se exacerba cuando la justificación del ser masculino como una categoría superior se convierte en el arma homicida.
Así, el femicidio es “el asesinato cometido por un hombre hacia una mujer a quien considera de su propiedad”, definió el último análisis de la agrupación porteña. En un 68 por ciento, el atacante había sostenido un vínculo afectivo con la víctima. Otro 65 por ciento todavía mantenía una sujeción al momento de matarla, un valor desprendido de los cuadros plasmados en los medios de comunicación, que son sólo una porción de los padecidos. Con 16 puntos porcentuales por debajo se ubican los casos cuyos agresores no guardaban un lazo aparente o aún no tiene culpables.
A la hora de detectar las causas de la agresión, “lo cultural está en la base”, le explicó a LA TERCERA Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), también con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esa matriz sostiene que “el hombre está más estimado” mientras que las sujetas “tienen un rol de obediencia, siempre sumisas, de una desvalorización importante desde que son chicas”.
La plataforma sexista puede abultarse si el agresor “vivió en un hogar donde la violencia se naturalizó: ya no se ve como un problema sino como algo normal”, apuntó la especialista, que aclaró que esa justificación también puede desarrollarse en las niñas, adolescentes o adultas porque “repiten y comparten pautas” del grupo social.
La prolongación durante años de los daños suele repetirse en las historias. Es que, tal vez como le ocurrió a Fátima, “no queda afuera el afecto”. El sentimiento que originó el vínculo es una dificultad para alejarse cuando se detecta que la persona querida lastima, que el amor ya no lo es si lacera. La falta de un hogar o un sostén económico es otra variable que dificulta apartarse, aunque la defensa de la vida de ellas -y, si los hay, de sus hijos o hijas- sólo se alcanza por fuera de esa relación vertical que retroalimenta el ciclo de la condena.

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Una Ley contra la violencia

Desde su reciente reglamentación, la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales condena a los actos que sean atentados contra su integridad física o psicológica, sean agresiones sexuales, económicas o simbólicas.
La decisión sobre el cuerpo y la vida propia se destacan en ese texto, que ahora aguarda los recursos y organigramas para su aplicación efectiva en el territorio.


Para informarse o pedir ayuda

FEIM: 4372-2763
La Casa del Encuentro: 4982-2550 / Emergencias al 15-5938-4357



Publicado en Diario La Tercera

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