24 de agosto de 2010

Por el derecho a tener derechos

El hospital de Lomas de Zamora concluyó el viernes las jornadas de juego y reflexión orientadas a los chicos. Participaron 1700 pibes. Hubo espectáculos artísticos, talleres de prevención, circo y charlas sobre identidad. Fue una estrategia para fomentar el vínculo con la comunidad.

Saltar, correr, pintar un mural, participar en un taller de murga o de cuidado del medio ambiente. Son muchas las acciones que nenes y adolescentes pueden llevar a cabo para jugar al mismo tiempo que conocen sus derechos. Varias se realizaron entre el martes y el viernes último en el hospital lomense Luisa C. de Gandulfo, en el marco de la Semana el Niño. En el cierre participaron la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y los Payamédicos.
La jornada que los más pequeños festejaron el 8 de agosto se multiplicó por cuatro en el centro sanitario local, donde el ámbito de la atención médica se quitó el traje de la seriedad para convertirse en un lugar por el que todas las personas puedan transitar para prevenir potenciales malestares. “Quisimos involucrar a los chicos en espacios donde hacer efectivos sus derechos, que tengan que ver con el esparcimiento y su cotidianeidad”, le explicó a LA TERCERA Angélica Barragán, titular del área de Salud Comunitaria de la institución.
Así, la oferta didáctica fue desde un ‘picadito’ con jugadores de Banfield hasta jugar al doctor con especialistas ‘de verdad’ en un consultorio pediátrico apostado en una de las dos carpas donde se realizaron las actividades. La identidad como cimiento de cada sujeto fue otro de los ejes abordados a través de una charla con la militante social abocada a la aparición de las personas apropiadas durante la última dictadura militar que fueron privadas de conocer su verdadero nombre y su familia biológica.
Entre los 1700 pibes y pibas que participaron, se contaron los que son pacientes del Gandulfo pero también quienes viven en la zona. Su visita dio un paso adelante en la política de la entidad de trabajar “con las puertas abiertas”, definió la profesional, encargada de coordinar el nexo entre los estetoscopios y el barrio.
Los concurrentes también se pusieron las narices rojas en los espectáculos circenses y con los Payamédicos, un equipo de galenos que buscan la sonrisa para acompañar la curación. Los titiriteros de la Compañía Dos de la Mancha improvisaron con muñecos artesanales en la sala de espera, junto a los niños que aguardaban asistir a su control. No faltó el espectáculo Cantando con Adriana, con el Sapo Pepe como invitado de lujo. Para los más grandes, hubo talleres sobre prevención de violencia y para comprender la importancia de cuidar el cuerpo.
Además de las oportunidades de diversión, la propuesta sirvió para conectar al establecimiento con los adultos, de modo de generar el compromiso de regresar para que sus hijos sean atendidos. En paralelo, las promotoras de salud detectaron casos que precisaban una asistencia inmediata.

En el territorio

El hospital busca difundir parámetros de “una vida saludable” no sólo desde el tratamiento de las patologías ya declaradas sino también desde la información para actuar antes, definió Barragán. Por eso, un grupo de sus trabajadores visita los vecindarios e invita a las personas a asistir a encuentros masivos, como la locreada que organizaron para el 25 de mayo último.

Por Noelia Leiva

Publicado en Diario La Tercera

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