6 de noviembre de 2012

Para la soberanía alimentaria del pueblo Qom



Por Noelia Leiva

La Facultad de Agronomía de la UBA desarrolla un proyecto para que la comunidad originaria formoseña produzca sus propias semillas. Evitaría que dependan de productos industriales. Señalaron que buscan “acompañar” con su investigación y no imponer conocimientos.

Fomentar la autonomía agrícola de la comunidad Qom de Formosa a partir de sus propios conocimientos y necesidades, con la colaboración de un equipo técnico interdisciplinario. Ése es el objetivo del trabajo que lleva a cabo la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) en el marco de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria. El pueblo originario aplicará sus criterios para seleccionar en la cosecha las plantas de maíz criollos que crean más apropiadas para obtener semilla y continuar el ciclo, sin depender de comprar insumos industriales. La ingeniera agrónoma lomense Ana Broccoli es investigadora invitada en la iniciativa.
Desde que el ‘carayé’ Qom Félix Díaz se acercó a la casa de altos estudios porteña para consensuar un plan de trabajo que tomara las potencialidades del monte y los alrededores de La Primavera, un grupo de nueve profesionales se reunió para desarrollar un programa de mejoramiento del cultivo que ofrezca herramientas sin avasallar las raíces culturales de los autóctonos, que tradicionalmente obtenían el alimento por la caza y la recolección.
“Tener en el equipo una antropóloga nos permitió comprender a la comunidad. Intentamos que el desarrollo agrícola contenga la repoblación con parte del monte sobre el que históricamente basaron su alimentación”, le explicó a LA TERCERA Gustavo Scharauf, secretario de Desarrollo y Relaciones Institucionales de Agronomía y miembro del plantel. Con una perspectiva ‘agroecológica’, los primeros dos viajes a Formosa tuvieron una “recepción muy cálida” por parte de los lugareños. “Vimos avances que le permitieron a la comunidad llegar a cosechar su maíz, pero también encontramos falencias, como la carencia de herramientas o las dificultades para comercializar sus productos”, describió el también especialista en genética.
Un encuentro de bienvenida en el que Díaz y los ancianos de la comunidad avalaron la presencia de los docentes fue el primer paso para desempeñarse en La Primavera. Ese acercamiento fue importante porque los investigadores apuntan a “un dialogo de saberes, el campesino-indígena y el académico”, definió Ana Broccoli, profesora de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) que trabaja sobre ‘mejoramiento participativo’.
Ese procedimiento apunta a lograr “el empoderamiento al poder proveerse de la propia semilla y no necesitar una industrial o tecnológica, que en el caso del maíz es un híbrido, ni tener que agregar paquetes de insumos químicos”, le planteó la especialista local a este medio. Se sembró maíz criollo que había sido obtenido en esa región y que estaba almacenado en el Banco de Germoplasma de la Cátedra de Botánica de la Fauba, con lo que se aseguraron que las plantas tengan las características genéticas necesarias para adaptarse al medio en el que se encuentran.
“Los agricultores de la comunidad seleccionan en la cosecha el material de acuerdo a criterios que son de su propio interés, con el apoyo técnico que le damos”, ancló. A partir de ese material elegido se trabajará para obtener las futuras semillas. Por ejemplo, el maíz debe ser apto para secarse en el mismo campo y no en un ámbito artificial protegido, por lo que la mazorca ideal debía estar cubierta por sus hojas lo suficiente para evitar el ingreso de humedad e insectos. “Nuestra intención es lograr un acompañamiento en el que se dé lugar a las impresiones de la comunidad. No llevamos un proyecto inmodificable sino que está en permanente investigación a través de la acción participativa”, recalcó la especialista.
Además de Scharauf y Broccoli, el equipo de trabajo está compuesto por los ingenieros agrónomos Carlos Carballo, Ana María García, Libertad Mascarini y Susana Pariani, la antropóloga Lorena Cardin y las estudiantes formoseñas Andrea y María Belén Galeano, que serán importantes para darle continuidad a la iniciativa y favorecer la comunicación entre los actores.

Publicado en La Tercera del 5 de noviembre de 2012

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