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6 de noviembre de 2012

Para la soberanía alimentaria del pueblo Qom



Por Noelia Leiva

La Facultad de Agronomía de la UBA desarrolla un proyecto para que la comunidad originaria formoseña produzca sus propias semillas. Evitaría que dependan de productos industriales. Señalaron que buscan “acompañar” con su investigación y no imponer conocimientos.

Fomentar la autonomía agrícola de la comunidad Qom de Formosa a partir de sus propios conocimientos y necesidades, con la colaboración de un equipo técnico interdisciplinario. Ése es el objetivo del trabajo que lleva a cabo la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) en el marco de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria. El pueblo originario aplicará sus criterios para seleccionar en la cosecha las plantas de maíz criollos que crean más apropiadas para obtener semilla y continuar el ciclo, sin depender de comprar insumos industriales. La ingeniera agrónoma lomense Ana Broccoli es investigadora invitada en la iniciativa.
Desde que el ‘carayé’ Qom Félix Díaz se acercó a la casa de altos estudios porteña para consensuar un plan de trabajo que tomara las potencialidades del monte y los alrededores de La Primavera, un grupo de nueve profesionales se reunió para desarrollar un programa de mejoramiento del cultivo que ofrezca herramientas sin avasallar las raíces culturales de los autóctonos, que tradicionalmente obtenían el alimento por la caza y la recolección.
“Tener en el equipo una antropóloga nos permitió comprender a la comunidad. Intentamos que el desarrollo agrícola contenga la repoblación con parte del monte sobre el que históricamente basaron su alimentación”, le explicó a LA TERCERA Gustavo Scharauf, secretario de Desarrollo y Relaciones Institucionales de Agronomía y miembro del plantel. Con una perspectiva ‘agroecológica’, los primeros dos viajes a Formosa tuvieron una “recepción muy cálida” por parte de los lugareños. “Vimos avances que le permitieron a la comunidad llegar a cosechar su maíz, pero también encontramos falencias, como la carencia de herramientas o las dificultades para comercializar sus productos”, describió el también especialista en genética.
Un encuentro de bienvenida en el que Díaz y los ancianos de la comunidad avalaron la presencia de los docentes fue el primer paso para desempeñarse en La Primavera. Ese acercamiento fue importante porque los investigadores apuntan a “un dialogo de saberes, el campesino-indígena y el académico”, definió Ana Broccoli, profesora de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) que trabaja sobre ‘mejoramiento participativo’.
Ese procedimiento apunta a lograr “el empoderamiento al poder proveerse de la propia semilla y no necesitar una industrial o tecnológica, que en el caso del maíz es un híbrido, ni tener que agregar paquetes de insumos químicos”, le planteó la especialista local a este medio. Se sembró maíz criollo que había sido obtenido en esa región y que estaba almacenado en el Banco de Germoplasma de la Cátedra de Botánica de la Fauba, con lo que se aseguraron que las plantas tengan las características genéticas necesarias para adaptarse al medio en el que se encuentran.
“Los agricultores de la comunidad seleccionan en la cosecha el material de acuerdo a criterios que son de su propio interés, con el apoyo técnico que le damos”, ancló. A partir de ese material elegido se trabajará para obtener las futuras semillas. Por ejemplo, el maíz debe ser apto para secarse en el mismo campo y no en un ámbito artificial protegido, por lo que la mazorca ideal debía estar cubierta por sus hojas lo suficiente para evitar el ingreso de humedad e insectos. “Nuestra intención es lograr un acompañamiento en el que se dé lugar a las impresiones de la comunidad. No llevamos un proyecto inmodificable sino que está en permanente investigación a través de la acción participativa”, recalcó la especialista.
Además de Scharauf y Broccoli, el equipo de trabajo está compuesto por los ingenieros agrónomos Carlos Carballo, Ana María García, Libertad Mascarini y Susana Pariani, la antropóloga Lorena Cardin y las estudiantes formoseñas Andrea y María Belén Galeano, que serán importantes para darle continuidad a la iniciativa y favorecer la comunicación entre los actores.

Publicado en La Tercera del 5 de noviembre de 2012

Un amparo contra los agrotóxicos


Por Noelia Leiva


Vecinos y vecinas del distrito bonaerense de Presidente Perón impulsaron un recurso judicial para que no se fumigue con glifosato. Acusan a los productores de un campo de 90 hectáreas de emplear químicos peligrosos. Una ordenanza municipal lo prohíbe desde 2010.

“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras”. Así reza desde 1994 el artículo 41 de la Constitución Nacional. Pero el territorio que da cuerpo al país del que habla ese texto manifiesta que sucede lo contrario. Como en el norte la megaminería amenaza la vida, en el sur del Conurbano bonaerense las empresas y los propietarios de campos usan agrotóxicos para desmalezar y fumigar, aunque dañen a sus vecinos. Una asociación civil de Presidente Perón impulsó un recurso de amparo ambiental para que cese la contaminación con glifosato, que provocó, según investigan, enfermedades respiratorias y dérmicas y abortos espontáneos.
Hace al menos cuatro años que comenzaron las sospechas en la zona. Cuando las hectáreas de Guernica, cabecera del distrito, comenzaron a mostrarse sin rastros de vegetación molesta para el cultivo también empezaron a repetirse las erupciones en la piel y las afecciones al respirar. Luego de reuniones y denuncias de organizaciones sociales, la lucha se transformó en un recurso de amparo en el que la Clínica Jurídica Ambiental de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) patrocinó al Centro Agroecológico Ashpa, en representación del colectivo social que señala que en el campo ubicado entre 41 y 91 se usa glifosato y hasta 2.4D (Ácido 2.4 Dicloro fenoxiacético) para quitar las malezas.
A principios de octubre, los vecinos señalaron frente al Juzgado 3 de La Plata a Jorge Alberto Gavelini como quien ordenó las fumigaciones con tóxicos en el terreno de 90 hectáreas que está a su cargo y cuya titularidad está a nombre de Norma Moreno. El Ejecutivo municipal, encabezado por Aníbal Regueiro, y el bonaerense también fueron acusados porque “son autoridades competentes y deben ejercer el poder de policía ambiental respecto de las actividades desarrolladas por los sujetos privados que fueron demandados. Son considerados responsables y ‘legitimados pasivos’ por el incumplimiento de las funciones de protección a la salud humana”, le explicó a Marcha Andrés Makowiecki, uno de los abogados que presentó el recurso. Hasta el momento, el juez Juan Pablo Masi no se expidió.
En una audiencia en la que participaron las partes involucradas, “los demandados se opusieron a la producción de pruebas porque consideraron como ‘abstracto’ el reclamo judicial y entendieron que no se registraron violaciones normativas”, detalló el legista. Sin embargo, se notificó que a fin de mes el Ministerio de Salud provincial realizará un relevamiento de la zona, aunque no se le notificó a los vecinos “cuáles serán las medidas a adoptar” durante y a partir de ese trabajo, ni “cuál es el estado de la gestión” para evaluar la viabilidad del operativo.
“Si vienen al barrio va a ser bueno porque van a conocer lo que nosotros vemos siempre, van a salir de sus escritorios”, enfatizó la miembra de Ashpa Stella Maris Mangione. Sin embargo, surge una contradicción entre la minimización del amparo ambiental frente al juez por parte de los ‘acusados’ y el aviso de que se realizará una evaluación del caso. La asociación ya había confeccionado una encuesta a 135 familias de los barrios Las Lomas y Santa Teresita, de los más afectados de Guernica. “Con la información se confeccionó un mapeo epidemiológico que permitió observar que algunas afecciones se repetían cada vez que fumigaban, como alergias, eccemas, abortos espontáneos y problemas en las mucosas”, detalló.
Si el juez recibe y da valor a las pruebas de que se fumigó con químicos nocivos, deberá ordenar inmediatamente el cese del daño. Los vecinos aclararon que también sospechan del mal uso de esas sustancias en el establecimiento “Haras de Jorge Antonio”, ubicado sobre San Martín del Barrio Parque Americano, y el campo “de las Cuatro Bocas”, en Las Lomas. Observaron, además, que en las últimas semanas se redujeron los indicios negativos sobre el campo de Gavelini, acaso presionado por la presentación judicial. No obstante, “este tipo de daño perdura en el tiempo y en el espacio en forma considerable. Las consecuencias que se generan pueden ser tanto mediatas como inmediatas”, aclaró Makowiecki.

En la vía de la contaminación

En 2010, la ordenanza 708 puso la salud de las personas por encima de los herbicidas y otros químicos empleados las prácticas agrarias invasivas que perjudiquen la salud de las personas. Sin embargo, no sólo en los campos del distrito se continuó su aplicación sino también en las vías del ferrocarril. El último episodio que Ashpa denunció sucedió hace diez meses, a un año de que la norma entrara en vigencia. Sobre la calle 128 del barrio San Pablo identificaron a una cuadrilla de trabajadores de la Línea Roca con sus mochilas blancas de fumigación y bidones con la etiqueta de glifosato, tal como dejaron constancia ante el equipo de Inspección municipal que fue convocado.
La preocupación de las organizaciones sociales que participan de la campaña contra los agrotóxicos se acrecienta en tanto aumenta la variedad y agresividad de los preparados empleados. Según el relevamiento del Centro Agroecológico, además de glifosato hallaron en los campos de la zona -entre ellos, el involucrado en el amparo- rastros del 2.4 D, “clasificado por su toxicidad como de categoría II, ‘Producto moderadamente peligroso nocivo’, que fue fabricado en la Segunda Guerra Mundial como arma química porque es similar al ‘agente naranja’ 2.4.5 T, utilizado en la Guerra de Vietnam”, denunció la asociación a través de su informe.
También hallaron atrazina, empleado habitualmente para el control de malezas en las plantaciones de soja, al igual que el glifosato. La sustancia “está prohibida en la Unión Europea desde 2006” porque, capaz de atravesar el suelo hasta llegar a arroyos o canales de agua subterráneos, puede “afectar la producción y el funcionamiento normal de las hormonas sexuales”.
En ese contexto se prolonga la espera de una resolución. El respeto al derecho de tener una vida y un ambiente saludables también fue obligado a demorarse.


Publicado en Marcha.org.ar www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/94-ambiental/2391-un-amparo-contra-los-agrotoxicos

9 de octubre de 2012

El pueblo quiere saber de qué se trata



Por Noelia Leiva
 
Son vecinos y vecinas que se organizaron para defender la riqueza natural de donde viven. Megaminería a cielo abierto y proliferación de proyectos inmobiliarios en espacios verdes son sus peores enemigos.

La megaminería a cielo abierto y la contaminación lo cambiaron todo. Son amenazas latentes y a veces consolidadas pero también cimbronazos que instaron a los pueblos a organizarse. De norte a sur del país, la explotación indebida de espacios verdes con fines económicos llamó a hombres y mujeres a conformar asambleas vecinales, para muchos la primera experiencia vívida de participación ciudadana por fuera del sufragio. Hasta se agruparon con pares de otras provincias y, a fuerza de movilización, lograron presionar para que los grupos financieros cuestionados no violen la riqueza natural.
Hace 9 años, unos 8.000 residentes de Esquel (cerca del 27% de la población) se movilizaron para reclamar que la empresa estadounidense Meridian Gold Incorporated no se instalara en el Cerro 21, cercano al pueblo, para extraer oro y plata utilizando cianuro. La marcha, que fue la más concurrida en la historia de la región, logró que tres días después, el 23 de marzo, se firmara un plebiscito que repudió la utilización de sustancias nocivas para la salud en esa actividad. Aunque no fue vinculante, el Congreso tomó el guante y sancionó la Ley 5.001 que «prohíbe la actividad minera metalífera en el ámbito de la provincia» de Chubut. Ese fue un hito en la coordinación de vecinos en defensa del ambiente, aunque ahora sostienen la lucha contra Yamana Gold, que compró a Meridian, y en desacuerdo con un proyecto legislativo impulsado por la gobernación que busca permitir la actividad con un «marco regulatorio».
El «No a la mina» patagónico fue el primero de Argentina protagonizado por ciudadanos de a pie, que todavía se reúnen el 4 de cada mes en el centro de la ciudad para que la causa no se olvide. Le siguió el «Fuera Botnia» de Entre Ríos, el rechazo a la papelera que tomó como símbolo el corte del puente General San Martín, al borde del río Uruguay. En Catamarca el movimiento ambiental se activó en 2010, aunque sus pioneros habían encendido la llama 13 años antes.
El ofrecimiento de puestos de trabajo y la aceptación que hasta ese momento tenía la minería en Andalgalá fue el escenario propicio para el establecimiento de La Alumbrera a unos 2.600 metros sobre el nivel del mar y a 240 kilómetros de la capital provincial. El cambio en la mirada de los habitantes se dio «con el intento por avanzar con otro megaproyecto, más grande aún, que se llama Agua Rica de Yamana Gold. Encima la gente se enteró de que la ciudad se encontraba concesionada para la exploración y explotación minera», rescata Moro Flores, integrante de Vecinos por la vida, el colectivo que se formó para defender la integridad de su paisaje y la salud de las personas. Flores conversó con este medio antes de sufrir un grave accidente al caer de una antena que intentaba instalar para que en la zona hubiera una emisora radial con voces propias, informan sus compañeros. Ahora lleva en carne propia la lucha por la vida.
El 15 de febrero de 2010, «hubo un intento de pasar unas máquinas a fuerza de represión, se levantó todo el pueblo y provocó lo que hoy se recuerda como el Cheleminazo (en honor al cacique Juan Chelemin, que se enfrentó a los europeos en el siglo XVII) o Andalgalazo», destaca el referente. Casi todos se conocían en el pueblo, pero desde ese día supieron mejor que nunca de qué lado estaba cada uno.
El camino que siguió ese colectivo fue el que se repite a lo largo del mapa: identificar el problema, concretar la organización vecinal, informarse con especialistas en ciencias naturales y derecho, convocar marchas para visibilizar la problemática y decidir sumarse o conformar una red interprovincial de ecologistas. «Tuvimos la necesidad de lograr una ligazón más efectiva en los hechos. Así nació la Coordinación Regional, que incluye Mendoza, San Juan, La Rioja, Tucumán, Salta, Jujuy y Santiago del Estero», además de los anfitriones catamarqueños, describe Flores. En la órbita nacional integran la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), que a mediados de abril se reunieron para convocar el Parlamento de los Pueblos y realizar un diagnóstico sobre minería, petróleo y agua.
Un requisito central para sostenerse en el tiempo es fijar los objetivos. Para Andalgalá, la presencia de Yamana es sinónimo de «saqueo», por eso montaron «bloqueos selectivos a los insumos de la minera». Periódicamente, las mujeres que integran la Asamblea El Algarrobo realizan la Marcha del silencio al camino Villa Vil, que conduce a parcelas adquiridas por La Alumbrera para repudiar que continúen su actividad y usen esa vía, aunque una medida judicial prohíbe que los camiones de la firma circulen por ella. Sin embargo, «a los trabajos de explotación que se realizan en el nevado hay que sumarle los hechos de violencia y la creciente situación de impunidad a la cual quedamos expuestos los vecinos, con su pico de máxima expresión cuando grupos mineros sitiaron Andalgalá» para avanzar con los trabajos sin que las autoridades locales lo condenen, denuncia una carta pública al intendente Alejandro Páez que elaboraron los ambientalistas y difundió la UAC.
En Mendoza, el tema fue uno de los más discutidos en el poder legislativo durante el año pasado. En agosto de 2011, la presión interprovincial cosechó una victoria: la Cámara de Diputados rechazó por unanimidad el estudio de impacto ambiental del Proyecto Minero San Jorge, lo que impide que la compañía canadiense Coro Mining Corp. obtenga oro en Uspallata. Si bien la iniciativa no se aplicó, la compañía ahora quiere tomar cobre y se volvió el blanco de la disputa política. Unas 36.000 firmas se recolectaron en el primer aniversario de ese triunfo para solicitar que no se modifique ni declare inconstitucional la Ley 7.722, que prohíbe el uso de químicos en la minería a cielo abierto.
«El pueblo entendió que debía defender sus bienes naturales comunes, que son más que el oro y el cobre. Son el aire, el agua, la flora, la fauna; la posibilidad de vivir sin el tremendo daño que hubiesen significado las extracciones», destacaba Marcelo Giraud, integrante del grupo ecologista, en una entrevista con el Foro Argentino de Radios Comunitarias tras la victoria de aquel 25 de agosto emblemático. Según el parte oficial que publicó entonces el legislativo, la presentación se rebatió «por tener más de 140 observaciones, como la necesidad de mantener las reservas de agua de Mendoza para consumo humano y uso agrícola, y el pequeño porcentaje de regalías que obtiene la provincia en materia de explotación minera». Los ingresos siempre cuentan en la balanza de las decisiones.


Matanza-Riachuelo: los últimos oasis

Una tarde, Martín Farina decidió llegar con su bicicleta hasta La Horqueta, en Monte Grande, distrito bonaerense de Esteban Echeverría. Le habían dicho que allí estaba la Laguna de Rocha, que hasta ese momento el joven desconocía. Era cierto: casi 1.000 hectáreas de bosques, pastizales y cuerpos de agua estaban ocultos detrás del centro de distribución de un supermercado y de una sede del Correo Argentino, a 11 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
«Al principio no íbamos por la conservación porque no sabíamos lo que estaba pasando, la idea era que la gente entendiera lo que había cerca de sus casas. Todavía no conocíamos el fallo Mendoza (que impulsa el saneamiento del la Cuenca Matanza-Riachuelo) ni sobre el problema con la desarrolladora Creaurban», describe el estudiante de paleontología. La constructora Creaurban compró las parcelas próximas al sistema hídrico, donde además se sembró trigo pese a que no se trata de una zona rural. Incendios, movimientos de suelo y las posibilidades de que la empresa instale uno de sus emprendimientos inmobiliarios movilizaron la organización vecinal para demandar que el predio se declare Reserva Natural Provincial.
En setiembre del año pasado, la Cámara de Diputados bonaerense dio media sanción al proyecto. Un mes antes, el juez federal de Quilmes Luis Armella había exigido que la Legislatura «brindara protección legal a la laguna», asegura un comunicado del colectivo Vecinos de los barrios aledaños al Centro Atómico Ezeiza, también comprometido con la causa. La acción respondió a un recurso de amparo presentado por el grupo de residentes y patrocinado por la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas «para proteger la zona de la construcción de una planta de desechos cloacales». Sin embargo, en abril denunciaron que las parcelas de la zona más baja habían sido loteadas y estaban incluidas en un plan de viviendas sociales.
Un antecedente de los logros por la intervención vecinal es la flamante Reserva Natural bonaerense Santa Catalina, que obtuvo ese reconocimiento el 13 de julio del año pasado, aunque la defensa interbarrial del área data de 2007. Las 728 hectáreas ubicadas en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, incluyen una laguna e integran el mismo cordón ecológico que su par echeverriana. Como ella, tuvo que lidiar con empresas que desarrollaban sus actividades en detrimento del equilibrio natural, como la molienda de vidrio Aretra.
Pero el mayor impacto lo sufrió el curso de agua: la empresa de recolección de residuos Covelia S.A. compró 307 hectáreas, en las que montaría una planta de tratamiento de residuos o un proyecto habitacional. A principios de julio, Armella ordenó «la inmediata paralización de toda obra, construcción o actividad y la remoción de todo vehículo, maquinaria y material constructivo».
«La idea de movilizar surgió por una cuestión de falta de respuestas, no nos recibía nadie», asegura Patricia Rodríguez, integrante de la Asociación Ambiental Pilmayqueñ, una de las que interviene en la defensa del lugar que alberga el «44% de las especies de aves de la provincia», según un estudio del ingeniero agrónomo Alberto De Magistris, otro protagonista de la lucha. Los lomenses decidieron desde el principio que no se colgarían la bandera de nadie, pese a que algunos vecinos sí son militantes. «No dejamos que nos ayuden y después nos pidan cosas», aclara Rodríguez, que recalca el sentido unificador que alcanzó el movimiento. «Se generan vínculos que van mucho más allá, incluso entre vecinos o vecinas con ideologías muy diferentes. Decís “ellos no se pueden juntar”. Pero sí, esta lucha lo hace posible», rescata.

Publicado en Revista Acción  de la segunda quincena de septiembre de 2012 http://www.acciondigital.com.ar/15-09-12/pais.html#sociedad

21 de julio de 2011

Santa Catalina es Reserva Natural Provincial



Por Noelia Leiva

Lo declaró la Cámara de Diputados bonaerense ayer. Aprobó el proyecto que el Senado había devuelto con modificaciones. Algunas parcelas serán consideradas Paisaje Protegido, cuya reglamentación resta por hacer. Daniel Scioli deberá decidir si lo promulga o lo veta. Una victoria para la lucha vecinal.

La única lucha que se pierde es la que se abandona. Ayer, para los vecinos y vecinas de Lomas de Zamora esa sentencia dejó de ser solamente una invitación a la esperanza: después de cuatro años de organización, el predio lomense de Santa Catalina fue declarado Reserva Natural Provincial. La Cámara de Diputados bonaerense reforzó el aval que le dio en 2010 y aprobó por unanimidad el proyecto enviado por el Senado con modificaciones. El gobernador Daniel Scioli tiene en sus manos la decisión de promulgar o vetar la iniciativa.
El recinto estaba colmado de banderas, como si, una vez más, un trozo del distrito se hubiera instalado en La Plata. Otro tanto seguía la definición a través del canal on line del Legislativo, las redes sociales o los mensajitos de texto. Es que la resolución puede analizarse desde dos planos: el de la conservación de las 728 hectáreas del espacio, según consta en el artículo 1 de la flamante ley, y el del significado de cuidar al ambiente que, como repitió el colectivo desde el inicio, “no es de nadie pero es de todos”.
Las modificaciones que introdujo la Cámara Alta provincial determinó que las parcelas que contienen actividades humanas con fines educativos serán consideradas bajo la figura de Paisaje Protegido, lo que implica un grado de protección menor al que abraza al resto de la superficie -laguna incluida- pero habilita la continuidad de, por ejemplo, las prácticas agrícolas amparadas por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). El próximo paso es elaborar la reglamentación del área, si Scioli no echa por tierra las manos levantadas de los legisladores.
“Estamos felices de la vida, como todos los que desde su lugar aportaron un granito de arena”, sintetizó ante LA TERCERA Sergio Federico, integrante de la Asociación Ambiental Pilmayqueñ, en nombre de sus compañeros de cruzada. El arribo a la meta “no hubiese sido posible sin la lucha de los vecinos. El único éxito y logro es de ellos”, aclaró, instantes antes de la aprobación, el diputado del GEN Marcelo Díaz.
Su par de Unión Celeste y Blanco, María Elena Torresi, se adelantó al voto: “Es un día de fiesta donde Santa Catalina es una realidad”, celebró, y destacó la labor del ingeniero agrónomo local Alberto De Magistris que aportó su investigación sobre el espacio verde para elaborar los fundamentos del proyecto. Instantes después llegó el festejo, cuando se escuchó el “aprobado” oficial.

Chau Covelia

La conservación del equilibrio natural que implica la declaración de Reserva llama a la empresa de recolección de residuos Covelia S.A. a detener su avance en el territorio, como ya lo determinó hace 15 días el juez federal de Quilmes Luis Armella. El magistrado dio a lugar a una demanda presentada por la organización vecinal que ordenó la “inmediata paralización de toda obra, construcción o actividad en el predio y laguna Santa Catalina y la remoción de todo vehículo, maquinaria y material constructivo”.
El documento también reclama la puesta en práctica de medidas de conservación para que el ecosistema recupere las características que tenía en 2008, cuando comenzaron los rumores de que se instalaría allí una planta de tratamiento de residuos. Un camino en el centro de la laguna, desagües artificiales, senderos para la circulación de camiones de gran porte, traslado de escombros y basura y la construcción de un muro de cerca de 400 metros fueron algunas de las acciones que concretó la firma, en detrimento de la supervivencia de uno de los últimos pulmones verdes de la Cuenca Matanza Riachuelo.
Con la reciente aprobación, deberá definirse cómo cumple la compañía con el mandato de la Justicia y cuál será su futuro en la superficie que compró a la UNLP pese a que se trataba de un Espacio Verde Público.

En el camino

“Cuando empezamos sabíamos lo que estaba sucediendo, que había una laguna que se querían vender. Con mi sobrino empezamos a juntar firmas, queríamos hacer una ordenanza”, describió Patricia Rodríguez, secretaria de Pilmayqueñ y pionera en la defensa. Sin saberlo, habían coincidido con De Magistris y el abogado Julio Medina, que poco después empezaron a recorrer aulas para contar que en Camino de Cintura y Juan XXIII había un predio que cuidar.
Hubo charlas, cartas, petitorios. Casi 50 mil personas rubricaron desde entonces la planilla que pedía la protección. También hubo discusiones y detenciones: los poderes involucrados eran (son) lo suficientemente fuertes como para retrasar el cronograma. Un día al especialista en Derecho le dijeron, en pleno epicentro lomense, que “si quería hacer política, se armara una lista”. Eso y la demora en las respuestas alcanzaron para convocar a la primera movilización.
Y no pararon. Tenían con qué: 550 hectáreas de espacio verde, 25 de laguna en perfecto estado; 90 de pastizales  bajos, 70 bosque implantado mixto y 4 de talares eran la base ideal para demandar la tutela. Al iniciar la investigación, se detectaron 700 especies de plantas, 17 de mamíferos, 10 de peces y 7 de reptiles, entre otras tantas, según el estudio del agrónomo. Eran mucho más que números. La vida pedía acción.


*
El proyecto protege a las 728 hectáreas indicadas por el registro catastral,
incluida la laguna. 
Las parcelas en las que se desarrollan actividades 
agropecuarias serán consideradas Paisaje Protegido.


Publicado en La Tercera del 14 de julio de 2011

20 de agosto de 2010

Diputados prometen dar media sanción al proyecto para que Santa Catalina sea Reserva

Fue en un acto convocado por legisladores del oficialismo y la oposición en la Cámara Baja bonaerense. Esta semana presentarán una nueva propuesta en la que constará la protección de las 700 hectáreas del predio. Los vecinos aguardan que se concrete el compromiso de que el aval llegue antes de que termine 2010.

Antes de fin de año, la Cámara de Diputados bonaerense le dará media sanción al proyecto de declarar Reserva Natural provincial al predio lomense Santa Catalina. O, al menos, se comprometieron a trabajar por ello cuatro legisladores que esta semana ingresarán una nueva propuesta en la que, a pedido de los vecinos que asumieron la defensa del espacio verde, la protección abarcará a las casi 700 hectáreas de ese pulmón local, incluso las que ya fueron vendidas a la empresa de recolección de residuos Covelia S.A.
La tarde del jueves último, la ciudad de las diagonales recibió al colectivo de promotores de la preservación. Finalmente, lograron que el Legislativo hablara del rincón reconocido por su biodiversidad y riqueza histórica. Fueron cuatro residentes en el distrito con mandato vigente quienes reactivaron la iniciativa, ahora con la promesa de contar con un visto bueno definitivo. La proposición llegó de Marcelo “Oso” Díaz, el integrante del GEN que es vocal de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente, su par de Unión PRO María Elena Torresi, Fernando “Chino” Navarro del Frente para la Victoria y el denarvaista Gustavo Ferri.
El encuentro con los representantes “fue muy bueno porque expusieron que ya era momento de unirse por una causa vecinal”, describió a LA TERCERA Hilda Chao, una de las residentes de Llavallol que participó de la jornada de exposición. Que la medida observe la importancia de cuidar la totalidad del ámbito natural generó una sensación de “pequeño triunfo” en los hacedores barriales, que aguardan con ansias la resolución. El apoyo del oficialismo es un gesto que destacaron los locales, aunque todavía esperan que el Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable (OPDS) defina su acompañamiento.
En el derrotero de proyectos, se llegó a considerar señalar a Santa Catalina como Paisaje Protegido, una figura que autorizaba la explotación privada del ámbito sn garantizar el respeto al equilibrio propio del ecosistema, por lo que no contaba con la adhesión plena del equipo vecinal. El peligro de rezonificar el área también asoló la cruzada, aunque la amenaza pareció cesar cuando el Concejo Deliberante distrital se manifestó a favor de que la Cámara Baja decidiera la declaración de Reserva. Además, el referente de la Coalición Cívica Walter Martello había iniciado el pedido de reconocimiento desde su bancada provincial.
Una acción central para el bien del espacio fue el pedido de la Defensoría del Pueblo de la Nación a la Justicia, para que disponga de las acciones necesarias para “evitar inmediatamente” eventuales daños, sobre todo en la zona vendida por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) a la firma de junta de basura. De hecho, la instalación de una planta de tratamiento de desechos fue el primer rumor que movilizó la valla de contención ciudadana.

Por Noelia Leiva


Publicado en Diario La Tercera

16 de marzo de 2010

¡Santa Catalina Reserva Natural Ya!

Miercoles 17 de Marzo de 2010 - 11 horas

Movilización x Santa Catalina

Por la Declaración de Santa Catalina de Interes Municipal

Plaza Grigera, frente a la Municipalidad de Lomas de Zamora
El  17/03 se realiza una Sesión Extraordinaria en el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora, convocada por 8 concejales, para evaluar el proyecto que declara a TODO el predio de Santa Catalina de “Interes Municipal” (tanto el Bosque como la Laguna y los demás sectores que componen la totalidad del predio).
Lamentablemente, es de público conocimiento que la empresa Covelia S.A. sigue accionando sobre el predio y la laguna, a pesar de estar protegido por la figura de EPV (Espacio Verde Público), tanto a nivel municipal como provincial. El movimiento de suelos y el canal de drenaje de la laguna que ha profundizado la empresa, estan deteriorando día a día un espacio que nos pertenece a todos.
Es por eso necesario y urgente, que una vez más exijamos nuestro derecho a un ambiente sano como reza nuestra CONSTITUCIÓN NACIONAL.

FUERA COVELIA DE NUESTRO ESPACIO VERDE PÚBLICO!!!
SR. GOBERNADOR SCIOLI, PROTEJA A SANTA CATALINA COMO LO AUTORIZA LA LEY DE RESERVAS PROVINCIALES, PEDIDO QUE SE APOYA EN MÁS DE 50 MIL FIRMAS QUE LE HEMOS PRESENTADO!!!
SRES. CONCEJALES, REPRESENTANTES DEL PUEBLO… REPRESENTENNOS!!!

Santa Catalina: Reserva Natural YA!!!

Serán bienvenidos todos aquellos que anhelen la protección de Santa Catalina para la gente, sin distinción de ideología ni pertenencia…
… porque Santa Catalina somos Tod@s.

Fuente: Movimiento Tod@s x Santa Catalina

 

15 de febrero de 2010

Un estudio lomense ayudó a detener que Aretra se instalara en Máximo Paz

Por Noelia Leiva


La molienda de vidrio funcionaba en el predio de Santa Catalina. Análisis de vecinos y especialistas fueron citados por una agrupación de Cañuelas. En primera instancia, la Municipalidad de ese distrito se comprometió a no autorizar la edificación. Esa actividad produce afecciones respiratorias graves.

 
A la par de la multiplicación de organizaciones vecinales que defienden el medio natural, se propagan las instituciones que obstaculizan ese fin. Y también se replica la información entre los ecologistas para reforzar el derrotero de esa lucha. La investigación que el colectivo “Todos X Santa Catalina” realizó sobre las consecuencias en la salud de la molienda de vidrio Aretra, clausurada en agosto último, respaldó la presentación ante el Ejecutivo de la Asamblea Defensora del Medio - Ambiente Máximo Paz (ADeMA), de Cañuelas. Esa agrupación logró detener el primer intento de que una sede de la empresa cuestionada se instalara a escasa distancia de la población.
La primera reacción fue la de averiguar los antecedentes, ni bien la entidad conoció el nombre de la empresa que pretendía instalarse en la zona industrial, unas 20 hectáreas en Máximo Paz oeste cuyo fin productivo fue determinado luego de que se desarrollara un barrio. Entonces dieron con la experiencia lomense, cuyo análisis principal lo elaboró el ingeniero agrónomo Alberto De Magistris. Pero a diferencia de la experiencia local, allí la Subsecretaría de Política Ambiental les anticipó que en diciembre habría una audiencia pública.
Ese encuentro inicial desencadenó el sondeo de los cañuelenses que culminó en la reunión del 26 de enero último en el que las autoridades ejecutivas “confirmaron que no se va a realizar la instalación”, aseguró a LA TERCERA Lucía Soria, presidenta de la asociación. Sin embargo, la duda persiste: “Habrá que ver en qué lugar del distrito se ubicará”, manifestó, casi en sintonía con la inestabilidad que los protectores de Santa Catalina transmitieron cuando, pese a la clausura de la fábrica, se divisaba movimiento de material vítreo y vehículos.
En Lomas, la tranquilidad comenzó a llegar hace semanas, cuando observaron que “se demolió la balanza” con la que trabajaban, sostuvo Elena Stankiewicz, del movimiento que cuida del Espacio Verde Público también amenazado por el avance de Covelia. “Tenemos que unirnos todos, es la única manera”, resaltó la mujer.
Para ADeMA, la propuesta de unificación de fuerzas es una realidad desde 2007, cuando los cuadros sintomáticos que comenzaron a padecer adultos y niños de la periferia los motivó a preguntarse qué normativa regulaba el área industrial, donde se pueden instalar construcciones Categoría 3, la de máxima peligrosidad. La ordenanza 2465-08 exige que las industrias describan su actividad, con el correspondiente estudio de impacto ambiental. Pero, como en otros epicentros del Conurbano, ese comportamiento no parece respetarse.

Antecedentes lomenses


Un análisis microscópico del material molido que Aretra producía a cielo abierto verificó que las astillas de vidrio pueden esparcirse por el viento e introducirse en el sistema respiratorio humano, donde “producen silicosis (una afección pulmonar) y microheridas alrededor de las que pueden formarse células cancerosas”, indicó el estudio de De Magistris.

www.diariolatercera.com.ar

No tan solos en la madrugada

Por Noelia Leiva

Vecinos de Turdera detectaron una cuadrilla que fumigaba las inmediaciones del Parque Finky con el herbicida de amplio espectro. Fue poco después de las 3 de la mañana de un día laborable, donde las posibilidades de ser vistos por peatones o pasajeros del tren eran casi nulas. Los barrios planean medidas para exigir respuestas a la problemática.

Los corredores ecológicos de las márgenes de las vías férreas que recorren tres localidades de Lomas de Zamora parecían estar, al menos temporalmente, liberados de la incidencia del glifosato y sus coadyuvantes, un agrotóxico de amplio espectro que no está recomendado para zonas urbanas. Pero no. Amparados en la oscuridad y la escasa circulación de personas en las inmediaciones del Parque Finky, los vecinos advirtieron la aplicación de la sustancia en plena madrugada. Mientras piden explicaciones y los especialistas apuntan los daños que podría causar en el organismo humano, la campaña de deforestación con tóxicos continúa.
Eran las tres y media de la mañana de un jueves cuando familias que viven en las inmediaciones del espacio verde municipal de Turdera detectaron un fuerte olor y escucharon el ruido de las fumigadoras. “Nos llamaron para avisarnos porque, como no había viento, se había formado una nube (con el compuesto) que no los dejaba respirar”, detalló a LA TERCERA Alejandro Almeida, uno de los ambientalistas que participó en la elaboración de un proyecto de ordenanza “para prohibir la contaminación, no solamente la fumigación”.
Según el hombre, un paisajista al que la preocupación por la preservación del medio lo llevó a interiorizarse sobre el funcionamiento de las sustancias agresivas contra la naturaleza, no se produjo una merma en el uso del herbicida sino que se respetó el ciclo normal de empleo, “cada tres o cuatro meses”, puntualizó. El regreso del personal sobre los rieles respondía a una nueva etapa en la práctica.
Para la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (Ugofe), la explicación es clara: si tienen (como aseguran que sucede) la autorización del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y de la Secretaría de Producción del Ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense para utilizar ese elemento con fines de desmalezado, no repararán en los cuestionamientos barriales que hablan de la salud. Incluso pese a que las denuncias ya se reprodujeron en Avellaneda y Lanús, más otros distritos del norte del Conurbano, como Vicente López.
Con la certeza de que el avance químico no cesa, los vecinos planean organizar una medida de fuerza para visibilizar la problemática, y convocar para ello a sus pares de partidos vecinos. En una reunión que el intendente lomense, Martín Insaurralde, mantuvo con integrantes del Foro Hídrico local, le entregaron la propuesta para legislar sobre la injerencia tóxica. También aguardan una respuesta sobre ello.


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13 de enero de 2010

Preocupación de los ambientalistas por la utilización de glifosato

Por Noelia Leiva

Denunciaron que las zonas lindantes a las estaciones de tren de Lanús y Gerli muestran síntomas de la aplicación del agroquímico. El Concejo Deliberante había aprobado la normativa que impedía el uso de tóxicos. La posibilidad de que no se cumpla activó la alarma.


Las denuncias vecinales por la utilización de glifosato, un herbicida de amplio espectro,
para el desmalezamiento en las zonas aledañas a las vías del ferrocarril impulsaron la sanción de ordenanzas en Lanús y en Avellaneda que prohíben el uso de agrotóxicos. Sin embargo, una recorrida sobre rieles preocupó a los ambientalistas. A primera vista, hay áreas cercanas a la estación de tren lanusense y la de Gerli que presentan los síntomas de la utilización de esa sustancia que afecta a organismos vegetales y humanos.
Aunque la ausencia de plantas sobre la tierra puede ser advertida por cualquier persona, el ejercicio de detección de sitios afectados enciende más rápidamente los sensores de alarma en los ecologistas. Vicente Piccirillo, integrante del Espacio Oikos-Ecosur, aseguró a LA TERCERA que “en el sector de maniobras (ferroviarias) da la impresión de que sí” volvió a implementarse el químico cuestionado. Coincide con la observación de miembros de la agrupación Finky Verde, de Lomas de Zamora, que consideraron que la más elocuente es Gerli, donde puede distinguirse cómo resulta el paisaje cuando el pastizal es cortado con motoguadañas de aquel que sufre la destrucción vegetal como causa de la implementación tóxica. Por eso, la intención es organizarse para pedir explicaciones al Ejecutivo, que debería velar por la aplicación de la norma.
“Hay que insistir en que (la Municipalidad) tome nota de esta situación para sancionar a la empresa, implementar el poder de policía”, demandó el ambientalista. Y ello independientemente de que “los organismos nacionales digan que el glifosato puede venderse, porque está prohibido en el radio de zonas urbanas, por lo que se incurre en un delito sino se cuida a la población”, consideró, por su parte, el responsable del Foro Hídrico y Sanitario de Lanús, Sergio González. Para ambos, las diferencias de jurisdicciones entre la comuna y la Nación, a la que le compete la administración de la superficie que linda con las vías, está superada, en tanto “se prioriza la legislación más estricta (como en este caso la municipal), mucho más cuando está en juego la salud pública”, sostuvo Piccirillo.
El químico criticado es “una molécula cíclica derivada de la glicina, un aminoácido sintético”, puntualizó Andrés Carrasco en el informe “Glifosato: Vecinos del Conurbano cuestionaron su uso en las vías del tren” que este medio publicó el 28 de octubre último. Según el investigador del Conicet, “no es difícil que entre en las células animales, de hecho es más fácil que penetrar en las vegetales”.
Con estos antecedentes, los colectivos ecológicos manifestaron su decisión de articular información para preparar, en conjunto, una medida para exigir el cuidado de lo natural, además de promover reglas que impidan la aplicación de herbicidas dañinos en aquellos distritos donde los funcionarios todavía no se expidieron.

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30 de octubre de 2009

Glifosato: vecinos cuestionaron su uso en las vías del tren


Por Noelia Leiva y Guillermo D’Ambrosio

El herbicida es usado para erradicar la vegetación de los costados de los rieles, aunque fue generado para el cultivo de soja transgénica. Los especialistas aseguraron que llega a provocar trastornos en el equilibrio sanitario de las personas. Es más económico que emplear trabajadores permanentes. Pese a las denuncias, Ugofe sostuvo que la implementación del agroquímico “fue autorizada”.

De paradojas está hecho el relato de la realidad. Asociado a un pasado de esplendor, el errocarril, que impulsó el desarrollo comercial de las poblaciones que atravesaba, se convirtió en un agente peligroso para los ecosistemas aledaños a las vías. A partir de las denuncias de vecinos y especialistas, los métodos de desmalezamiento que aplica la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (Ugofe) están en la mira por la implementación de glifosato, un herbicida de amplio espectro que afecta a organismos vegetales y animales y que puede generar hasta afecciones embrionarias en los seres humanos. La empresa reconoció la utilización del químico pero se respaldó en las autorizaciones oficiales para implementarlo.
Como una crisis o una enfermedad se anuncian con síntomas, las personas que viven en las cercanías a las estaciones de la Línea Roca en el Conurbano Sur sospecharon la presencia de un factor no deseado cuando las plantas en sus jardines o en los mismos terraplenes ferroviarios comenzaron a languidecer. Y entonces la búsqueda de antecedentes los llevó a otros distritos bonaerenses, como Vicente López,donde organizaciones barriales
se manifestaron contra el uso de la sustancia y su catalizador asociado, implementados originalmente en el cultivo de soja transgénica que es inmune a sus efectos nocivos por la
manipulación artificial en su composición.
LA TERCERA comprobó el resultado del trabajo de las cuadrillas contratadas por Ugofe en Turdera, donde integrantes de la Asamblea local, representantes del Parque Finky y del Foro Hídrico lomense describieron el proceso que logró erradicar la vegetación en las nmediaciones. “No actúa solo sino con un coadyuvante que le permite abrir las membranas (de las plantas) para ser absorbido”, precisó Alejandro Almeida, miembro de las entidades ambientales y uno de los precursores del proyecto para que el Concejo Deliberante corte toda
acción contaminante en el territorio sobre el que legisla.
Las huellas del químico no se redujeron a un foco en el trayecto del tren. En Almirante Brown y Esteban Echeverría, agrupaciones ambientales elaboraron comunicados y propuestas presentadas a los ediles contra el mecanismo que aplica la concesionaria. En Lanús, los vecinos impulsaron una ordenanza, aprobada el viernes último, por la que se “prohíbe la aplicación de agroquímicos para la eliminaciónde pastizales en los predios ubicados
en el distrito, sean de dominio público o privado perteneciente al Estado nacional, provincial o municipal, y en predios de dominio privado de uso o acceso público”, según establece la normativa.

¿Corredor “ecológico” o “cancerígeno”?

La sustancia “actúa como un defoliante, es un tóxico de acción prolongada”, aseguró el biólogo e integrante de la Asociación Ecológica de Lanús. Según subrayó, el glifosato
produce la muerte de la flora -que en general es autóctona y, por ello, da entidad de “corredor ecológico” al área- y de batracios, peces o reptiles que se constituyen en depredadores naturales de los mosquitos, sobre todo en época de generación de epidemias. “El agente transmisor del dengue (el Aedes Agypti) no tiene un control natural”, denunció el
especialista. Por otro lado, los trastornos en la salud humana se conocen a partir de sus antecedentes en la agricultura: “Efectos cancerígenos y reproductivos y acción mutagénica”,
denunció un estudio del médico de la Universidad de Buenos Aires Jorge Kaczewer.
“Nos están afectando social y sanitariamente, todo por su negocio y a costa nuestra”, denunció Almeida. Es que a la hora de preguntarse por qué la firma aplica químicos en lugar
de aumentar la cantidad de empleados en el desmalezamiento manual, la reducción de costos se presenta como la principal respuesta.


Con "autorización" oficial

Aunque todas las miradas apuntan a Ugofe, la Unidad Gestora no inició acciones en el campo legal, tampoco tras la reciente aprobación en Lanús de la ordenanza que impide la eliminación vegetal con el agroquímico cuestionado. Pese a las críticas, la empresa defendió
la implementación del mecanismo y se respaldó en los avales estatales.
“Trabajamos con dos métodos: el desmalezado manual y otro con un herbicida, el glifosato, en dosis bajas y a 30 o 40 centímetros del piso”, aseguraron a LA TERCERA desde el área de Prensa y Relaciones Institucionales a cargo de Eduardo Montenegro. Tenemos la autorización (para usar la sustancia) del (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) Senasa, y de la Secretaría de Producción del Ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense, para
contratar a esas empresas”, arguyeron sobre la toxicidad de la sustancia.
Primero se efectúa la práctica artesanal de corte de pastizales y luego se aplica el producto para evitar el crecimiento verde, detallaron. La unidad de gestión contrata a compañías cuyos trabajadores están obligados a emplear indumentaria adaptada. “Si no cumplen, no podrán trabajar con Ugofe”, perjuraron. No obstante, los vecinos denunciaron
que el personal sólo se cubre el rostro con barbijos descartables.

"Utilizarlo en las vías del tren es injustificado"

Uno de los integrantes del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(Conicet), Andrés Carrasco, sentenció que la utilización del aminoácido sintético conocido
como glifosato es “injustificada” para el control de la vegetación lindera a los rieles. Por el contrario, es “preferible que se acondicionen esos terrenos como espacios verdes; no que se rocíen jardines, animales y niños (de las áreas) lindantes a las vías” con el químico.
A través de trabajos que el embriólogo llevó a cabo con su par en el Consejo Alicia Massarini, Carrasco concluyó que “lo novedoso, aproximadamente desde 1990, es la aparición de paquetes tecnológicos de siembra”. Según explicó a LA TERCERA, se trata de combinaciones productivas de semillas, herbicidas y métodos de cultivo intensivo desarrolladas por grupos agropecuarios especializados en oleaginosas. Los paquetes se extendieron fácilmente por la gula financiera de los inversores que encontraron en la vedette de los biocombustibles -la soja- un refugio financiero de alta plusvalía.
“Los herbicidas no son inventos modernos. Probablemente el glifosato sea el primero, pero es seguro que no será el último porque las grandes empresas lo fabrican para lograr reacciones a las que las plantas son resistentes y obtener semillas transgénicas con esa resistencia. Constituyen un paquete tecnológico de semilla más herbicida que mata todo lo que hay en el suelo menos la planta (genéticamente alterada). Crece sin interferencia de malezas u otros vegetales. Eso es lo nuevo”.
El glifosato es el principio activo de esas sustancias. Aunque “no es fácil”, el producto puede mezclarse con el agua luego de un contacto prolongado. Esa propiedad y su “facilidad” para filtrarse en las células humanas lo hacen un factor medioambiental de riesgo para las fases de agua subterránea: “No es difícil que entre en las células animales, de hecho es más fácil que penetrar en las vegetales”, especificó Carrasco.

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