15 de abril de 2011

Muchas manos para un techo

Por Noelia Leiva

Una veintena de jóvenes de entre 18 y 30 años recorrieron el distrito este fin de semana. Pertenecían a la organización latinoamericana Un techo para mi país, que construye viviendas para personas en situación de crisis habitacional. La información recolectada en la visita servirá para elegir los sitios donde erigir casas. Fue en simultáneo con 700 personas en todo el Conurbano y Córdoba.

Como cada edificación empieza por los cimientos, la tarea solidaria de la ONG latinoamericana Un techo para mi país (Utpmp) tiene como punto de partida el reconocimiento del territorio para decidir dónde erigir “casas de emergencia” con la colaboración de los futuros propietarios. El fin de semana último visitaron 23 barrios informales en Almirante Brown de los 800 bonaerenses y de Córdoba incluidos en el “Catastro 2011”, un estudio bianual que recolecta la información necesaria para designar los próximos destinos.
Tres meses de identificación previa de manzanas habitacionalmente precarias antecedieron a la recorrida. Un mapa enorme desplegado en el patio de la Escuela 3 Bernardino Rivadavia de Burzaco, devenido en sala de reunión, organizó el distrito en áreas a visitar, a razón de un trío de sitios por día para cada pareja de encuestadores o encuestadoras. A primera hora del sábado comenzó la caminata. Cada vez que se encontraron con al menos seis hogares en situación de vulnerabilidad averiguaron si había servicios básicos, de qué modo y hace cuánto se asentaron las personas y cuántos núcleos familiares convivían tras una misma puerta, entre otras variables.
“Nosotros decimos que con esta actividad trazamos el mapa de la pobreza”, sintetizó Jazmín Lerner, directora de Detección y Asignación bonaerense de la entidad, antes de iniciar la observación contextual para definir candidatos a la construcción masiva de junio próximo, porque la de este mes está destinada a La Matanza y Quilmes.
Hombres y mujeres miraban desde las rejas de sus viviendas al equipo que llevaba las pecheras con el logo de la entidad que nunca antes había arribado a la zona. “Cuesta un poco que ellos crean en nosotros, pero después, cuando se dan cuenta de que venimos aunque llueva y llega el momento de la construcción, confían”, reconoció la joven que interviene en el movimiento “apartidario e irreligioso” desde 2008.
Como excepción, en el partido fue el Ejecutivo local -a través del militante Leonardo Berlato- el encargado de facilitar los contactos en cada área. Aunque es habitual que cada “referente” aporte los datos cuantitativos, en algunos casos decidieron consultar a los verdaderos habitantes para sumar certezas. Así sucedió en los tres perímetros próximos a El Gaucho, Burzaco, en los que LA TERCERA acompañó a la estudiante de Comunicación Social y a Fernanda Canevari, actriz y voluntaria primeriza, en los que los vecinos contaban con agua de red más luz eléctrica pero aún no con cloacas y asfalto.

Cambiar realidades


El Catastro se construye con los pies en los barrios cada dos años. Esta vez, 700 personas en el Conurbano y Córdoba rescataron la información que le servirá a Utpmp para organizar su labor en tres etapas. La primera pone en pie “casas de emergencia”, monoambientes prefabricados de madera que se sostienen sobre pilotes para aislarse de la humedad del suelo. Los destinatarios ayudan en la obra y abonan un “10 por ciento simbólico” de su costo. Si bien no se realizan las conexiones a los servicios ni se les otorga una edificación de material, los hacedores señalan que es un paliativo y un punto de partida: cuando regresan, muchos grupos vinculares pintaron, mantuvieron y hasta modificaron la vivienda. La hicieron propia.
La fase de “habilitación social” demanda que el vecindario defina sus proyectos. De allí surgen “planes de desarrollo” que incluyen talleres de oficios, espacios educativos o juegotecas para los niños y las niñas. El 60 por ciento de los recursos para implementarlos se obtiene de “fontecho”, una suerte de pozo de dinero que surge de subsidios o aportes de las empresas de gran envergadura que lo acompañan. Otro 30 se costea con donaciones que debe conseguir la barriada y el 10 restante proviene de una actividad organizada por los ciudadanos, como ferias o bingos.
En Argentina todavía no se llevó a la práctica la tercera instancia, en la que se consolidan “comunidades sustentables” con “casas definitivas”. Para Lerner, la clave de ese período es avanzar en un “proceso de compromiso y de gestación de líderes barriales”.



De menor a mayor

En 1997, un grupo de jóvenes chilenos entendió que había que intervenir en la sociedad para modificarla. La organización fue más efectiva de lo que imaginaban: como la vívida necesidad habitacional en villas y asentamientos era la misma a pesar de las fronteras nacionales, los voluntarios se multiplicaron hasta consolidarse en los 19 países latinoamericanos en los que hoy trabajan. El Banco Interamericano de Desarrollo es uno de sus acompañantes.

Publicado en La Tercera del 13 de abril de 2011

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