15 de febrero de 2010

La familia de Abigaíl cuestionó el rol de la Justicia en la causa

Por Noelia Leiva

El entorno de la niña no tiene la información suficiente sobre el derrotero judicial. El Tribunal 3 de Lomas de Zamora no da explicaciones. Aunque el operativo que se la llevó de su casa materna estuvo coordinado por el grupo Halcón, una institución del Estado, no se sabe dónde está. Sospechan que es retenida por su padre, acusado de pedofilia.

Hace 53 días que una niña de 6 años no ve a su madre. Casi dos meses en los que la familia materna no tiene datos sobre el paradero de la nena desde que un operativo policial coordinado por el grupo especial de tareas Halcón se la llevara de su casa en Wilde por orden del Tribunal de la Familia Nº3 de Lomas de Zamora, que actuó pese a estar recusado. Desde el 4 de diciembre de 2009, los allegados a Abigail Greppi Crespo acusan a la Justicia de entorpecer el camino de reencuentro con la nena y temen que esté retenida por su padre, acusado de comprar y vender material pornográfico de personas menores de edad.
Las denuncias llegaron al Congreso de la Magistratura y a la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero las respuestas tardan en llegar. El último viernes que vieron a la chica, la violencia fue inusitada para un procedimiento de cambio de tenencia, en un operativo en el que nadie expuso a los afectados una orden de allanamiento, tal como detalló LA TERCERA en su edición del 17 de diciembre del año pasado. Sin embargo, el Poder Judicial no actuó aún para reparar las distancias del caso al actuar habitual, que debería enmarcarse en la política de promoción y protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes determinada por la ley bonaerense 13.298. Para Ana Paula Crespo, mamá de la pequeña, una posible explicación no se alejaría de que “la pornografía y el desarme de autos (su suegro se ocuparía de esa actividad) generan un buen aporte económico”, tanto que sería posible ‘condicionar’ el accionar de la jueza María Silvia Villaverde, responsable de la causa.
Golpes a la mujer y el descargo de tres disparos con un revolver vacío en la sien de su hermano conformaron la última escena en la que Abigaíl tuvo contacto con ellos. “Le prohíben tener cualquier contacto conmigo, personal o telefónico, por orden” de la magistrada, denunció. Por eso es que ONG como Alerta Vida, que interviene en situaciones de violencia sexual como la que podría atravesar la piba, califican el cuadro como “secuestro judicial”.

Las marcas del significado


En medio de la burocracia legal, la trastienda de agresiones victimiza a la niña. Siquiera sin comprobarse que su padre, Diego Greppi, la haya reducido al rol de objeto para ser utilizada en materiales pornográficos como los que se le hallaron, la separación de un ámbito de contención condiciona a Abigaíl a obtener herramientas para reelaborar, en adelante, su situación.
Según la coordinadora operativa de la browniana Fundación de Prevención y Asistencia en la Salud Mental (Prasam), Adriana Fontes, ella, como quienes atraviesan conflictos intrafamiliares, tendrá que desenvolverse en “un ambiente facilitador, que pueda escuchar y entender” porque un espacio predispuesto a acompañarla la ayudará cuando deba “darle significado” a lo vivido, que es cuando puede generarse el “efecto traumático”.

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