4 de enero de 2011

“El cultivo es nuestra trinchera”

Por Guillermo D’Ambrosio y Noelia Leiva

Son una veintena de hombres y mujeres del sur del Conurbano bonaerense. A “pura pasión” dedican sus manos al cuidado de la planta a la que le ofrecen sus loas: la marihuana. Defienden su uso recreativo y medicinal. Impulsan el autocultivo como vía de erradicación del narcotráfico y una puerta de acceso a una vida más sana, en contacto con lo natural. Quieren que sus derechos se respeten de raíz, por eso piden la despenalización de la tenencia simple, en ajuste a recientes fallos judiciales.

“Yo tuve la mejor flor, la mejor de la planta más dulce. Mejor no hablar de ciertas cosas…” ¿Mejor no hablar de la ‘flor más dulce’? Mejor, sí hablar. En contradicción con el reflejo del modo más común de tratar los temas ‘tabú’, cristalizado por Sumo en 1985, el personaje de Peter Capusoto y sus videos hallaba referencias a la marihuana en casi todo el cancionero popular argentino: “Está hablando del ‘faso’”, aseguraba con genuflexión excitada mientras señalaba el grabador portátil que reproducía el track. Más cercanos al chico del sketch que al fausto del rock argento, los y las integrantes de la Agrupación Cannabicultora de Zona Sur (ACZS) creen que es positivo fomentar una cultura, que es conveniente divulgar ‘ciertas cosas’. Su interés, en este caso, tiene tanta Historia como historias en su derredor. Se trata de la autoprovisión de esa hierba.
El grupo, cuyos referentes serán nombrados en el correr de este artículo con pseudónimos, consolidó su activismo en ese cónclave del Conurbano bonaerense como una rama de la Coordinadora de Agrupaciones Cannábicas, una red de productores que hace años propulsa desde Mar del Plata el fin de la estigmatización de los cultivadores, mientras fomenta la reducción de daños por el empleo de la planta, ya sea para fines recreativos, culinarios o terapéuticos.
Su mirada reivindica al cultor -en la acepción más extensa del término- de la ‘chala’ por sobre el usuario de THC (Tetrahidrocannabinol), la sustancia que produce los efectos orgánicos atribuidos a la ‘tuca’. No obstante, reconoce al ‘uso’ por encima del ‘consumo’, ya que el colectivo denosta el hábito social de reducir todo a objetos que pueden ser comprados: el encuentro verde no es un vínculo mediado por la demanda y la oferta sino la legítima dote de cada adulto o adulta de cosechar los frutos de su esfuerzo privado y aplicarlo sobre sí en el modo que desee. “El cultivo es nuestra trinchera”, enfatizaron desde la red, a modo de definición de su identidad.
Todo ello, se ampara en un constructo legal internacional que en la contemporaneidad restringe el supuesto peligro de esa actividad contra la salud pública y desacredita su rol perturbador del orden en cantidades exiguas.
Pese al salto jurídico, en el imaginario colectivo perviven prejuicios que motean a quienes comparten un cigarrillo de esa flor como ‘adictos’, ‘enfermos’, ‘delincuentes’ -en tanto sujetos que actúan en presunto conflicto con la Ley- o simplemente ‘drogones’; todas ellas, formas de entendimiento del fenómeno a todas luces muy distanciadas de los nodos de gestación de ese quehacer.
Según una quincena de ellos que recibió a LA TERCERA en el asado de despedida del 2010 realizado en un chalet de la lomense ciudad de Banfield, la práctica hortícola estimula un “contacto con la naturaleza”, el retorno a un ritmo de vida en el que las cosas “no se pueden acelerar” y contribuye a lograr un provecho sano y “responsable” de la marihuana. Pero, incluso, sus testimonios encierran una mordaz crítica al circuito “mafioso” de las verdaderas ‘drogas’ psicoactivas -tanto en sus versiones prohibidas como legales- y a algunos abusos individuales convencionalmente aceptados, como el tabaquismo o alcoholismo.
Su militancia se divide entre sativas e índicas, manojos de cogollos y esquejes, cannabinoides y compost de lombrices californianas y revive en las reuniones que sostienen regularmente, en las que fundamentalmente se definen andariveles de acción que pueden tener un carácter más comunitario, con actividades abiertas de formación o solidarias, y otro específico, constituidos por talleres de sembrado y preservación del cáñamo, movilizaciones en defensa de usuarios criminalizados por la Justicia y manifestaciones en pos de la despenalización de la tenencia simple.

Más información, menos daños

La percepción del daño, como toda puesta de cada quien frente al mundo, puede teñirse de matices subjetivos. Sin embargo, cuando las heridas son sociales, las consecuencias negativas sobre las personas se marcan como grietas. Para la ACZS, la potenciación del conocimiento sobre el autocultivo de cannabis reduce las afecciones sobre el organismo por la injerencia de técnicas naturales de siembra pero, también, la propia provisión recorta el campo de la compra amparada por el narcotráfico.
“El transa es una víctima más, se encuentra en una circunstancia de carencia en la que termina por seguir al rebaño, (se convierte en) una herramienta del sistema”, analizó Charly en la ronda con sus compañeros y compañeras de la agrupación que está en marcha hace cinco meses. Los sureños critican la utilización de los y las que buscan la marihuana por parte del poder que tiñe de impunidad al mercado clandestino. Así, sin una ley que reconozca que sumergirse en la ambrosía del cogollo es una decisión individual a respetar, se perpetra “la coerción sobre los consumidores y pequeños revendedores, que forma parte de la caja chica de las comisarías junto con la prostitución o el juego clandestino”, concordaron los integrantes del colectivo en sucesivos post en el foro www.plantate.com.
El detrás de escena comercial marca los límites de lo culturalmente aceptado -según la entidad- porque también refuerza el estigma de ‘delincuente’ y ‘adicto’ de los productores: es más fácil instalar la alarma sobre lo eventualmente peligroso mientras se favorece la venta por los caminos que no miran los magistrados, que aceptar que cada quien puede hacer uso del vegetal sin que se convierta en un ‘vicio’ ni afectar a terceros y destruir el negocio que retroalimenta la prohibición.
Tener una o algunas plantas en el fondo de casa también resta posibles perjuicios en el cuerpo, en tanto se eliminan químicos (pesticidas, fertilizantes y demás frasquitos empleados por los intermediarios) en el ciclo natural de la hierba y se logra tener control sobre el proceso de disecado y molienda artesanal de la flor, a diferencia de los cigarrillos vendidos que pueden incluir residuos, describieron los miembros de la institución. Entre ellos y para los que se acercan, las macetas se regalan; ningún elemento se troca por dinero.
La autogestación de la presencia verde también evita que los usuarios y usuarias deban ir a comprar a zonas en situación de vulnerabilidad que se convirtieron en terreno vigilado por los encargados del negocio, donde pueden generarse “situaciones de inseguridad”, sostuvo la agrupación.
“No podemos atacar al que vende pero sí ayudar al que compra” a conocer alternativas más saludables para abastecerse, consideró Gabriel. Sus compañeros subrayaron que para lograrlo debe darse el acceso horizontal y público a la información libre de prejuicios, para que, nuevamente, sea cada persona la que decida cuáles son sus propias fronteras entre lo conveniente y lo rechazable. Para ello, organizan los cursos de autocultivo y comparten datos en www.vocerosdelsur.blogspot.com.

--

“Tierra, agua y pasión”

Unas mandarinas, una heladora con cubitos y una jarra de agua estaban listas para ser empleadas para satisfacer el apetito o la sed, en el mismo patio donde la charla se hacía de a muchas voces, alrededor de los plantines. El escenario representa la elección de vida que la ACZS promueve: alejarse de productos artificiales, tanto que la práctica del autocultivo termine por poner distancia de otras sustancias penalizadas, como la cocaína, o aceptadas socialmente, como el tabaco.
“Tengo que esperar que crezca, tiene sus tiempos. Eso te baja la ansiedad, aceptás el ritmo natural”, describió Juan, sobre su experiencia en la huerta. La preocupación por los beneficios del sol y la sombra para el crecimiento y florescencia lleva a los hombres y mujeres que los promueven a adoptar una “filosofía” cada vez menos próxima a los riesgos en la propia salud, en ocasiones con sensaciones de mejoras clínicas. Dedicación y observación se ponen al servicio de la creación de lo que luego podrá convertirse en un cilindro irregular cubierto de papel para ser fumado, pero también en brownies, pizzas o panes incorporados a la cocina cotidiana.

--

Cosa juzgada

El Tribunal Oral en lo Criminal Federal 2 de Rosario, Santa Fe, rechazó el 30 de agosto de 2007 un recurso de nulidad interpuesta por la defensa de Sebastián Eduardo Arriola y el planteo de inconstitucionalidad del segundo párrafo del artículo 14 que compone la ley 23.737. Es sobre esa parte de la norma que las diputadas de Libres del Sur Victoria Donda Pérez y Cecilia Merchán impulsan una derogación. Esa “es la base estructural mediante la cual la Ley de Drogas criminaliza sistemáticamente a los usuarios, ya que los obliga a demostrar su inocencia una vez sometidos al proceso penal”, adujo la cordobeza.
La causa sentó un precedente en torno de la despenalización de la posesión simple luego de atravesar todos los estamentos apelatorios y arribar a la Corte Suprema de Justicia: en 2009, sus ministros afirmaron que “no se había acreditado que su conducta hubiese afectado de alguna forma a la salud pública” y que “era inadmisible una sanción” porque se fundamentaba en un “resultado” -la presunta afectación- que no había sido debidamente constatado.
Así, el debate en ciernes tuvo ayer una nueva actualización de la mano de los camaristas Jorge Ballestero y Eduardo Farah, de la Sala Primera de la Cámara Federal. Fue en favor de un joven que terminó preso por fumar un ‘porro’ en una calle del barrio porteño de Chacarita, hace dos años. El veredicto ratificó que es “inconstitucional” el articulado que reprime el consumo personal de escasas cantidades y que le cabe punibilidad a ese acto sólo cuando es realizado con “ostentación y trascendencia” de modo tal que tenga implicancias en terceros.
Desde la ACZS, Anahí afirmó que es sustentable una mirada sobre la cultura cannábica que exceda el abstencionismo, es decir, la prohibición del recurso como estrategia para evitar el tráfico ilegal de sustancias, desplazar su condena hacia aquellos químicos que sí son lesivos para el organismo social. “Primero hay que generar un cambio normativo, luego el cambio social se va a dar naturalmente”, estimó.


*
¡Qué bonita vecindad!


Eduardo y Mariana tenían como vecinos de su casa en La Plata a algunos “fumones”, como los llamaban antes de conocer el arco iris cannábico. Además de usuarios, ponían pala y manos a la obra para cultivar las plantas que les daban las flores que les daban el THC. Entonces se animaron: colocaron un esqueje en su fondo y empezaron a dedicarle su tiempo, aunque regalaban cada cogollo a sus colindantes. Cuando se juntan con sus pares del colectivo, ella prefiere no fumar, aunque sí utiliza en su hogar el picadillo disecado disuelto en aceite o manteca para amasar. Él se prende un faso cuando tiene ganas. Ambos juraron que ya no descuidarían jamás su huerta.

*
Amores verdes

Francisco, el marido de Manuela, se inclinó por la perspectiva verde hace años, casi tantos como los que dedica a la proliferación de compost de lombrices. Tiempo después, su compañera eligió sumarse al autocultivo y uso. La vinculación con la marihuana, aseguró, le devolvió energías porque disminuyó los dolores provocados por su convivencia con el VIH, cuando siquiera la morfina podía ayudarla. El ambiente relajado y afectivo que construyeron en la agrupación también colabora con el bienestar. La mujer llevó al grupo el debate sobre la posibilidad de “dar la cara” al comprometerse con el activismo para impulsar el cambio de paradigma jurídico y social.


*
Arresto domiciliario


El cuádruple femicida Ricardo Barreda podría quedar en libertad la semana próxima si prospera un amparo judicial. Aún sin juicio, en similar condición está un cultivador quilmeño de 45 años que fue apresado y confinado a cumplir arresto domiciliario mientras aguarda ir al estrado. La casa del hombre fue allanada en condiciones de dudosa legitimidad por la policía local que encontró 35 ejemplares de cannabis sativa, de la subespecie lineo, que emplea para sobrellevar su afección al VIH, es decir, su consumo “es medicinal”, aseguran desde la ONG, que ya marchó en dos oportunidades por su caso.
*
Profundo respiro

Cuando lo conocieron, Pablo era un joven que se destacaba por dos cosas: su robustez y sus intermitentes aspiraciones de un nebulizador que le abría los bronquios para respirar pese a su asma. La segunda condición poco a poco le ganó a la primera. Entonces descubrió que cerca de los almácigos de su amigo, el cultivador que integra la agrupación, el alivio venía también cuando inhalaba lo que él dejaba flotar en el ambiente. Ese olor acre pero penetrante le hacía ganar una autonomía que le permitió hoy abandonar las intermitentes ‘pitadas’ al aparato.

Publicado en La Tercera del 4 de enero de 2011


http://www.diariolatercera.com.ar/detalle.php?articulo=El-cultivo-es-nuestra-trinchera&tipo=1&documento=6988&sistema=diarios

No hay comentarios: