12 de enero de 2010

Solidaridad para contrarrestar la necesidad

Por Noelia Leiva



Faltan alimentos, sillas, pintura en la pared. No hay una cocina para que todos los chicos y chicas reciban su comida. Tampoco tienen una sede propia ni un aval estatal. Pero la entidad continúa su labor comunitaria. Y pide la colaboración de los vecinos.

Fue una cuestión de ausencias, de sanarlas. De saldar agujeros negros en el desarrollo subjetivo de niñas y niños. “No había solidaridad entre las personas”, describió Ana María López, para explicar cómo la falta de ese movilizador de vínculos sociales mutó en presencia, en existencia de ayuda para quienes, aunque suelen ser ocultados, también existen. “No puedo volver atrás porque los pibes están ahí”, subrayó la fundadora de Mujeres Solidarias Sin Fronteras de Guernica. Como las construcciones colectivas duran más, la entidad ahora convoca a vecinos y vecinas que quieran colaborar con donaciones para que el sueño de estar donde el otro necesita siga de pie.
Desde hace cuatro años, cuando la ONG ya promediaba su tercer ciclo de vida, decidieron inaugurar el merendero Pancitas Felices, que contó con el aval del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense para la provisión de productos comestibles. En febrero último, la entrega se interrumpió. Pero como la visita de los pequeños se repite todos los días, se precisan alimentos no perecederos, destinados a 67 chicos de 2 años en adelante.
“Vienen al apoyo escolar y tienen hambre”, se lamentó la promotora de la organización, cuya dedicación a los demás comenzó en su juventud, cuando era enfermera voluntaria en el Impenetrable chaqueño. Con ese ejemplo, 22 personas trabajan ad honorem en actividades educativas y recreativas. El abanico de propuestas se completa con la participación en la Mesa Interministerial contra la Violencia Familiar.

Para ayer


Pese a que no hay respaldos de organismos del Estado, cuando los pedidos de audiencia al Ejecutivo local se repiten sin respuestas, los gastos se acrecientan. En las Fiestas, las familias del barrio acudieron a la entidad a pedir lo que no tenían para compartir en la mesa. El vacío de recursos, otra vez, se multiplicó porque la negación de los avales provocó que López y su equipo no contaran con los medios para ayudar a todos.
Acaso como una muestra de la necesidad insatisfecha, el episodio angustió a la referente porque, precisamente, se traslada a faltas aún más grandes: el inacceso a la salud, un espacio físico de contención y una dieta balanceada. “Los chicos lo necesitan porque después se enferman. Y cuando llega (la colaboración estatal), la persona ya no está. Era para ayer”, graficó.

Una casa para crecer

La entidad alquila un local para realizar sus actividades costeado por los voluntarios. En este marco, proponen a dueños de inmuebles en desuso cuidar la propiedad a cambio de poder mudarse allí y continuar su labor solidaria. De esta manera, el dinero ahorrado podría invertirse en productos alimenticios.
Mientras, la ONG necesita pinturas, sillas, utensilios de uso doméstico, ollas y una cocina para el desempeño cotidiano. También aceptan ropa y calzado usados para vender en la Feria Americana que organizan periódicamente para obtener fondos y continuar adelante.


Las donaciones pueden acercarse a la calle 100 N° 1261, entre 117 y 119. Guernica.

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