13 de septiembre de 2013

Una joven busca a su mamá después de 31 años


Por Noelia Leiva

Los documentos aseguran que nació en Avellaneda, aunque la joven nunca vivió allí y desde los 15 se mudó a España con sus padres adoptivos, a quienes defiende. El sanatorio donde se cree que llegó al mundo fue cerrado por apropiación de bebés durante la dictadura. Ella descartó ser hija de desaparecidos y por el momento no hará los estudios. Cualquier dato puede ayudarla.

Valeria tiene 31 años. Sabe que nació en el ex Sanatorio Central de Avellaneda, según los datos de su partida de nacimiento, pero no conoce a su madre biológica, a quien busca. Desde los 15 vive en España con los padres que la adoptaron cuando tenía dos semanas, a partir de la gestión de una enfermera. Si bien fue “apropiada” descarta ser hija de detenidos-desaparecidos durante la última dictadura militar porque su familia adoptiva “jamás hubiera aceptado un bebé robado”, señaló. No quiere “dar problemas” a quienes aporten información sino reencontrarse con sus orígenes, construir su identidad.
Un mosaico de datos es sobre el que camina la joven, que vivió en Núñez y en Florida antes de irse del país. Si bien algunas pistas indican que la mujer que la dio a luz vive lejos del Gran Buenos Aires, las más fuertes subrayan que se encuentra en la zona porque su beba nació en 9 de Julio al 200 (o al 100, la caligrafía del acta es confusa) donde aseguran que se encontraba una importante clínica avellanedense. La médica que asistió el parto, Magdalena, es vecina de Quilmes pero “padece un déficit de la memoria o dice padecerlo” y no puede darle precisiones sobre el nacimiento.
Al sanatorio “lo cerraron, pasados los años, por causas políticas y militares y por tráfico ilegal de bebés”, reconoció la muchacha. Si bien se puso en contacto con las Abuelas de Plaza de Mayo, decidió no continuar con el esclarecimiento por esa vía “porque si resultaba ser hija de desaparecidos ellas iban a denunciar” a los padres que la criaron, le explicó a LA TERCERA. “Ellos me adoptaron ilegalmente pero creo que jamás hubieran aceptado un bebé robado”, enfatizó. Además “todos los estudios de (personas nacidas en) 1982 dieron negativo”, aseguró. Si cambia de opinión, tiene una invitación del Banco Nacional de Datos Genéticos para hacerse los análisis cuando vuelva a Argentina.
Valeria llegó a los brazos de quienes la cuidaron a través de una enfermera, que cree que se llamaba Isabel y que le avisó a la adoptante -también enfermera- que había una recién nacida que esperaba un hogar. La especialista era pareja de un compañero del “papá del corazón” en la marina mercante. Él y su esposa se desempeñaban en los buques, cada uno en su labor. La versión que más apoyan es que la mamá biológica se atendía en un hospital donde trabajaban Isabel o la partera, y que por ese conocimiento la llevaron a dar a luz al sanatorio, donde se gestionó el intercambio. Aseguran que entonces “sólo pagaron el importe del parto, que fue bastante elevado”, transmitió la joven.
Durante las primeras dos semanas, ella estuvo en la casa de una enfermera, a su cuidado. Hasta que la nueva familia la retiró de la casa de la médica. “Una vez en sus brazos ya me llevaron a su casa. Era un día lluvioso, con calles desiertas, y justo coincidió con la guerra de Malvinas”, relató la mujer, en función del testimonio que recolectó de quienes la cuidaron durante sus 31 años.
La chica asegura que tiene contactos con familiares en Avellaneda y Lanús. Sostiene que su madre era una adolescente de no más de 17 años cuando la tuvo. “Contaba con pocos medios para mantenerme, según le cuentan a mi mama en el sanatorio, y tenía problemas con su abuela” que bebía alcohol. “No quería darme. Me gestó con mucho amor según me cuentan y a final del embarazo decidió darme en adopción”, recalcó Valeria. Entiende que la persona a quien busca nació en 1965 o1966, según los datos que recolectó.
“Quiero decirle que no voy a cuestionarle nada”, enfatizó la muchacha sobre su progenitora biológica. “La identidad y el origen de una persona son fundamentales para tener una vida feliz”, recalcó. Agradece que ante cualquier dato le escriban a lamorochabsas@hotmail.com.


Publicado en La Tercera del 13 de septiembre de 2013 http://www.diariolatercera.com.ar/0/vnc/nota.vnc?id=5470

3 de septiembre de 2013

Reconstruyeron los episodios previos al femicidio de Fátima

Por Noelia Leiva

Fue en la casa de Villa Fiorito que la joven compartía con Martín Santillán, su ex pareja. El hombre está detenido preventivamente acusado de haberla asesinado. La medida fue pedida por la defensa. La familia de la víctima reclama justicia.

Tres años de espera parecieron desplomarse sobre los hombros de la familia de Fátima Catán, la vecina de Lomas de Zamora que era víctima de la violencia machista y falleció por quemaduras severas, según se investiga. Es que a un año de la detención de la ex pareja de la joven y acusado de femicida, Martín Santillán, se realizó la reconstrucción de las últimas horas que compartieron en la casa de Villa Fiorito. La defensa insiste con la hipótesis del accidente o hasta del intento de suicidio, pero las pruebas en el expediente y los antecedentes agresivos del hombre parecen apoyar la culpabilidad del imputado.
La medida fue pedida por los abogados de Santillán, que guarda prisión preventiva en la Unidad Penitenciaria 40, y se realizó en la mañana del jueves último en Murature al 1600. A partir de hoy se esperan los resultados de la recreación que el papá y el hermano de Fátima, un policía que acudió cuando se denunció el caso y el acusado realizaron sobre los momentos previos a la agresión que provocó quemaduras en el 85 por ciento del cuerpo de la mujer.
También intervino el juez de Garantías Gabriel Vitale, el fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 lomense, Gabriel Loureyro; el patrocinante de la familia de la víctima, Gabriel Juricich y los representantes de la parte acusada. “Él cumplió un año en la cárcel y tira patadas para que lo liberen, pero está cerca de su familia y lo pueden ir a visitar. A mí nadie me devuelve a mi hija. Él la mató y no me voy a cansar de decirlo”, enfatizó la mamá de Fátima, Elsa Gerez, sobre su ex yerno.
Había dejado de hablar con Santillán un año y medio antes de la muerte, cuando su hija le contó que él le pegaba y la maltrataba psicológicamente, pero no se separaba porque “pensaba que iba a cambiar”. Ese antecedente puede ser un indicador más de la atmósfera que rodeaba a la pareja el 19 de agosto de 2010, cuando, luego de una supuesta discusión, la joven fue incinerada, según averigua la Justicia. De hecho, lo acusan de “homicidio en contexto de violencia familiar”.
Si bien la reconstrucción no fue requerida por los allegados a la muchacha, puede favorecer al esclarecimiento de la hipótesis central. “Mi hija no tenía quemada la cara, el pelo ni las manos”, señaló Gerez, en diálogo con LA TERCERA. Esas zonas debían de haberse afectado si -como aseguran los defensores- la chica encendió un cigarrillo cuando limpiaba un CD con alcohol y por eso se hubiese generado la combustión. También circuló que habían intentado instalar la hipótesis del suicidio.
Sobre lo que persisten las dudas es el desempeño de los profesionales que recibieron a la vecina en la guardia del Hospital General de Agudos Evita de Lanús, de quienes la familia sospecha que ocultan información. Además, no descarta que datos relevantes de la investigación pudieron haber sido descartados por el anterior fiscal, Ramiro Varangot, de la UFI 8, que fue recusado.

Ofendido
Según Geréz, Santillán pidió que el intendente Martín Insaurralde, la Presidenta y ella “se retracten” por haber mencionado la muerte de Fátima como un femicidio durante la inauguración del refugio de mujeres que lleva el nombre de la muchacha.

Publicado en La Tercera del 2 de septiembre de 2013 http://www.diariolatercera.com.ar/0/vnc/nota.vnc?id=5212

4 de agosto de 2013

Con besos, repudiaron la ley “antigay” rusa


Por Noelia Leiva

Unas 200 personas se reunieron frente a la embajada del país que conduce Vladimir Putin. Chicos y chicas se besaron para, con amor, denunciar la discriminación y la represión del país europeo. En Argentina las normas son equitativas, pero todavía resta erradicar a “sectores conservadores”.



Lo que separa a Argentina de Rusia es mucho más que el Atlántico. Mientras que unas 7 mil parejas se casaron desde que el Congreso nacional aprobó el matrimonio igualitario, en el país europeo activistas fueron reprimidos y detenidos luego de que se prohibiera por ley toda propaganda en referencia a relaciones gays o lésbicas, consideradas “no tradicionales”. En la embajada rusa con sede en la Ciudad de Buenos Aires, unas 200 personas decidieron repudiar con amor esa política discriminatoria: se dieron un beso para reclamar la igualdad entre las personas en cada lado del mapa.
Primero fue la detención de la banda de punk-rock feminista Pussy Riot. Después, la censura de todo tipo de información sobre vínculos entre personas del mismo sexo, que no puede llegar a los niños y jóvenes menores a 18 años por considerarla nociva para su formación. La decisión impide desde la realización de movilizaciones hasta que dos chicos o chicas se tomen la mano en la calle. En San Petesburgo, hace una semana una marcha y una “besada” masiva enfatizaron el rechazo a la normativa, pero hubo represión. Al menos veinte manifestantes fueron detenidos. Esa coyuntura generó un eco de enojo en todo el mundo, que llegó a suelo rioplatense.
“Vimos en muchos sitios de Internet las fotos de los heridos y pensamos entre amigos que era horrible”, sintetizó Stephane, un ciudadano francés que hace cuatro meses vive en Argentina y que tuvo la idea de crear el ‘evento’ en Facebook que sumó 1256 promesas de asistir o difundir la manifestación, concretada el viernes último en Rodríguez Peña al 1700. Él fue el encargado de hacer sonar el primer silbatazo, pasadas las 18, para marcar el minuto de silencio en solidaridad con los afectados directos, y el segundo, para que parejas y amigos se dieran “un beso por Rusia”.
La iniciativa se difundió en una semana a través de las redes sociales y logró reunir a integrantes de colectivos de lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex y queers (Lgbtiq) que suelen encontrarse en movilizaciones a favor del “orgullo” y a vecinos que se autoconvocaron para “darle visibilidad” al conflicto, al grito de “¡Basta de opresión!”. La propuesta también puso en evidencia la paradoja de que mientras el Gobierno de Vladimir Putin aplica decisiones conservadoras en nombre de la moral y la fe, “las iglesias están vacías”, como señaló el organizador.
Para el joven, que aseguró estar en contacto con la federación rusa que defiende los derechos de la diversidad, lo sorprendente fue que “la prensa no difundió” la gravedad de la represión frente a la Duma, la Cámara de Diputados del país europeo. Por eso la idea se completa con la multiplicación en la web de fotos y manifiestos surgidos del encuentro, para generar información y debate.
“Queremos que sepan que la comunidad internacional no apoya estas leyes. La gente allá no es homófoba en su mayoría porque le importa cosas más relevantes, no con quién se acuesta cada uno”, señaló Misha, un estudiante de ruso que llevó su propio cartel en ese idioma: “Nuestra vida, nuestro amor, nuestro corazón. No tuyos”.
Los participantes prometieron estar atentos al conflicto. “Las próximas ‘besadas’ serán frente a las embajadas de Sudán, Irán, Somalía y Arabia Saudita”, anunció una pancarta rosa que lucía una caricatura del presidente del ex Estado soviético con pestañas largas, rubor en sus mejillas y cabello platinado.

Romper estereotipos
Rubios, con bigotes, chicas con rastas o pelo corto, muchachos con cascos de soldado u onda funk. La convocatoria logró explicar en la diversidad de estilos que presentaban sus integrantes que una lucha común no hace diferencias por género o identidad sexual; mucho menos por el tipo de ropa que se porta. Sin embargo, esa paridad en el trato no siempre se da en el día a día de Argentina.
“Hay chicas a las que le gritan ‘flaco-flaca’ o que, si van de la manos con sus novias, la gente les dice que es un asco verlas”, denunció Fara, de la cooperativa Fasil de indumentaria lésbica y voluntaria en la agrupación La Fulana. “Encontramos dos realidades, una cosa es lo que pasa en los grandes conglomerados urbanos y otra los que sucede en la provincias”, señaló, a su turno, Pablo, miembro del colectivo A Contrapedal, que recorre el país en bicicleta bajo el lema “pedalear por la integración para ponerle un freno a la discriminación”.
El hombre llegó con su vehiculo, la bandera del orgullo lgbtiq y la nacional, que agitó durante la hora de la convocatoria. “Tuve la posibilidad de viajar por casi todo el país y ver lo que pasa. Hay lugares a los que llegué y recibí desde el típico ‘puto’ hasta persecución real de la Policía”, aseguró el referente.
Es que hay un sector de la sociedad que “todavía es conservador”, aunque las conquistas marcan diferencias con el comportamiento generalizado anterior a la puesta en debate público de la equidad. También hay diferencias con otros estados: “Es mejor vivir acá que en Francia, hay una idea de diversidad más grande”, reconoció Stephane, el promotor del encuentro frente a la embajada. Además de esos dos países, son 12 los que hicieron del matrimonio igualitario una realidad: Uruguay, Holanda, Bélgica, España, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Portugal, Dinamarca, Nueva Zelanda, Reino Unido e Islandia, que repudió diplomáticamente la actitud “antigay” rusa. Se debate en México, Estados Unidos, Australia, Vietnam y Colombia, entre otros.
Según la Federación Argentina LGBT, desde que se sancionó la Ley 26.618, el 15 de julio de 2010, se concretaron 7 mil casamientos entre personas del mismo sexo. La norma modificó el Código Civil para que quienes firmaran la libreta fueran “cónyuges”, sin referencia a su género. El avance permitió generalizar a todos los matrimonios los derechos provisionales y materiales que antes eran privilegio de los heterosexuales. También abrió la oportunidad a adoptar o a tener hijos mediante fertilización asistida, lo que se fortaleció a partir de la reciente reglamentación de la norma que garantiza el acceso gratuito a procedimientos médicos para quienes no puedan procrear por las vías biológicas habituales.

Publicada en Marcha http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/92-generos/4043-con-besos-repudiaron-la-ley-antigay-rusa

29 de julio de 2013

Justicia por Susana: otro femicidio expone la gravedad de la violencia

Por Noelia Leiva

La vecina de Temperley que había desaparecido el viernes último fue encontrada muerta en el pozo ciego de su casa. Su esposo es el principal sospechoso y está detenido. Su asesinato resaltó la necesidad de erradicar el machismo en las relaciones. Cada día y medio, una mujer se convierte en víctima fatal del patriarcado.
                   Familiares y vecinos aportan datos a la Policía (Foto: Leandro Mac Garva).

Cada 35 horas, una mujer es asesinada en Argentina. Detrás de las estadísticas hay identidades e historias diferentes, pero con un factor unificador: una sociedad machista que naturaliza que ellas pueden manipularse, usarse, dañarse y hasta desecharse cuando el varón lo decida. Esta vez, Susana Leiva es el nombre detrás de la cifra. El femicidio de la vecina de Temperley que había desaparecido el viernes último reafirmó que la violencia de género puede terminar en el extremo del asesinato si es callada.
Hasta ayer, se creía que ella, de 38 años y mamá de dos nenes, había salido como todas las mañanas desde la localidad lomense hasta el barrio porteño de Recoleta, donde trabajaba como empleada doméstica. Pero un allanamiento policial echó por tierra esa idea, cuando halló su cuerpo en el pozo ciego de su casa, en Blanco Escalada 250. Su esposo, Alberto Ponce, es señalado como el principal sospechoso y fue detenido, a partir de las investigaciones del fiscal Héctor Toneguzzo.
Según le explicó a la prensa una de las hermanas de la víctima, Angelina, el entorno del hombre “sabía de los maltratos” que él le propinaba a Susana, basados en supuestos “celos”. Antes de que se encontrara el cadáver, el hombre había reconocido ante los medios que mantenía “peleas” con su compañera pero aseguró que eran “por temas solucionables” y que nunca le había pegado.
Para la familia de la mujer, sin embargo, esas actitudes del hombre y la “pasividad” con la que había participado en su búsqueda apoyaban la versión de su responsabilidad en el crimen.

Los celos, primer indicio
“Está culturalmente instalado que si alguien te cela es porque te quiere. Está permitido, avalado”, analizó Myriam Machaca, referente de la agrupación Mariposas de Villa París que trabaja sobre la equidad de los géneros. Si esa norma social no hubiese funcionado, quizás Susana o su entorno hubiesen podido detectar como factor amenazante que el hombre la increpara por su relación con otras personas.
En el fondo de las acciones está la trama patriarcal que justificaba, inconscientemente, que ese varón crea que puede decidir sobre cómo alguien se contacta con los otros: “Considerar a la mujer como un objeto genera impotencia si no logran cumplir su objetivo de controlar, con lo que llegan a provocarle la muerte”, denunció la militante ante LA TERCERA. A esos asesinatos atravesados por el machismo se los denominó “femicidio” y se los incorporó como figura penal, para que el sexismo que los impulsa sea comprendido como agravante al establecer la pena.
Para comprender el sentido del término, los movimientos que reclaman el fin de la violencia hacen hincapié en que estos fallecimientos ya no deben ser reducidos a “crímenes pasionales” o “conflictos amorosos” porque están sometidos por características culturales instaladas en las comunidades, que es la de la objetivación femenina.
Pese a que la visibilización del fenómeno es creciente, en el país muere una mujer cada 35 horas, en su mayoría en manos de hombres con los que tienen o mantuvieron una relación sentimental, según datos del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Zambrano” dirigido por la Asociación Civil La Casa del Encuentro.
En los cinco años que esa institución analiza, se registraron 1236 decesos, según informes publicados en los medios de comunicación. La cifra real puede ser aún mayor ya que no todos los casos toman conocimiento público. El año pasado hubo 255 femicidios y 24 “vinculados”, que son los de hombres, niñas o niños que se encontraron en la “línea de fuego” del agresor cuando trataba de terminar con la vida de la mujer que creía de su propiedad.

La orfandad
A la violencia que se atraviesa en un núcleo familiar cuando hay un agresor se le suma una consecuencia derivada del femicidio, en los casos en que se produce, que es la orfandad de los hijos e hijas de la pareja. A la pérdida de la mamá se le suma la del papá, tanto si está prófugo como investigado o imputado por la Justicia.
Leiva tenía dos niños, de 1 y 10 años, que están al cuidado de los abuelos, una situación que no todos los chicos tienen en estos casos extremos. Según La Casa del Encuentro, entre 2011 y 2012, unos 703 pequeños fueron “víctimas colaterales”, 460 de ellos menores de edad.
No es necesario que alguien muera. Cuando los nenes son espectadores del maltrato, aprenden a callar, muchas veces por pedido de la madre. El temor y la dificultad para explicar lo que sucede pueden generar trastornos, como “dificultad en el control de expresiones de agresión, sentimiento de indefensión e impotencia y miedo”, así como problemas “para la comunicación y el establecimiento de vínculos estrechos”, señaló un estudio realizado por la misma ONG porteña, firmado por Silvia Lommi, Norma Stola y Ada Beatriz Rico. En los aspectos cognitivos, también se generar obstáculos para lograr concentrarse.

En busca del cambio
La problemática de la violencia de género está legitimada por el machismo instalado en los medios, la escuela, la calle, la familia y el trabajo. Para el movimiento de mujeres, el cambio se logra de lo particular a lo general, porque está más cerca cada vez que alguien identifica y denuncia las agresiones, que también pueden ser psicológicas, emocionales y económicas. “Hay que erradicar el ‘no te metás’”, convocó Machaca, desde Almirante Brown.
Para la agrupación Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá) de Lomas de Zamora, “es urgente y necesario que se implemente la Ley 26.485 para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en todos los Ámbitos donde desarrollan sus Relaciones Interpersonales, vigente desde 2009”. En sintonía, piden “que se le asigne mayor presupuesto al Consejo Nacional de las Mujeres, que tiene la responsabilidad de llevar adelante las políticas públicas para protegen y garantizar los derechos humanos” de las ciudadanas.

Femicidios en la región
En el Conurbano, resuena la muerte de Fátima Catán, la joven de Villa Fiorito que fue quemada por su pareja en 2010, cuyo nombre fue puesto al refugio para mujeres víctimas de violencia inaugurado recientemente en el mismo distrito donde mataron a Susana. Según el Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Zambrano”, en 2012 otras 255 fueron asesinadas:
*Flavia Intruvini: su pareja la mató de un balazo en Remedios de Escalada, el 2 de enero.
*Aldana Torchelli murió tras una semana de agonía al haber sido rociada con alcohol y prendida fuego,el 21 de febrero enWilde. Su novio fue detenido.
*Melanie Costa murió acribillada por su ex marido en Banfield, el 28 de agosto. Él se suicidó.
*Claudia Moreno fue asesinada por su marido, el 15 de octubre en Banfield.
*Roxana Vallejos falleció tras agonizar porque su pareja la roció con alcohol y prendió fuego.

Publicada en La Tercera http://www.diariolatercera.com.ar/0/vnc/nota.vnc?id=4435

Presa por defenderse


Por Noelia Leiva

Vivió diez años con un hombre que la violentaba. Una noche vio que la escena se repetía y quiso evitarlo. Lo mató ‘sin querer’ pero la Justicia todavía no lo define. Piden que no la separen de sus hijos mientras espera la condena. 


Nora Amaya, de 33 años, pasó diez junto con Claudio Velásquez, de 38, hasta que lo mató en defensa propia. Según declaró ante la Policía, minutos antes de que sucediera, él  la había amenazado con asesinarla. “Durante toda esa semana, la había golpeado”, describió la tía de la mujer. El fallecido había sido su victimario durante casi una década, pero el trasfondo de violencia de género todavía no fue contemplado en la causa. Está presa a la espera de la condena y su familia reclama la detención domiciliaria para que pueda cuidar a sus hijos menores de 5 años.
Para los allegados de Nora, hay dos pendientes que el Juzgado de Garantía 10 del Polo Judicial de Avellaneda, a cargo de Estela Mollo, debería incorporar en sus decisiones. Por un lado, que la aparente responsable del crimen defendió su vida aquel 29 de diciembre de 2012, luego de que la suya estuviera en peligro durante el tiempo que vivió en Villa Corina, Avellaneda, junto a Velásquez, un hijo de ella de 13 años y los que tuvieron juntos, de 4 y 2. Por otro, incluso mientras el proceso judicial avanza, piden que se cumpla la reclusión en su casa, para cuidar de sus chicos, según lo permite la Ley 26.472 que reconoce ese beneficio para madres de nenes que no cumplieron los 5 años.
Para la Justicia, el caso merece la carátula de “homicidio simple”, según investiga. En enero, enviaron a Amaya a la Unidad 52 de Azul para luego trasladarla a la 40 de Lomas de Zamora, donde todavía aguarda que le realicen las “pericias psicológicas” para sumar al expediente. Ella misma se entregó cuando supo que a su pareja no lo habían podido salvar en el hospital Presidente Perón de Avellaneda.
“Hacía cuatro días que él estaba drogado y borracho. Empezó a tratarla mal, como siempre. A insultarla, golpearla. Le había pegado una semana seguida. Tiró la ropa, la comida. Cuando ella iba a ir a cocinar, él fue a agarrar el cuchillo. Lo vio y lo agarró primero, se quedó asustada con el cuchillo en la mano y él se le abalanzó”, relató Stella Maris Vega, tía de Nora, sobre el contexto de la muerte. Ese antecedente es el que espera que sirva para reducir la pena y para instalar el maltrato machista como una variable a tener en cuenta de forma obligatoria a la hora de juzgar, sin que medien presentaciones particulares.
Hasta ese episodio, pocas personas sabían que la joven atravesaba situaciones de violencia, sólo “le contaba a una compañera de trabajo” de una clínica porteña, donde hacía tareas de mantenimiento. En su entorno ella prefería callar: “El nene más grande casi no hablaba sobre lo que pasaba en casa. Le preguntaba sobre su mamá pero no decía nada. Un día mi hija lo encontró escondido detrás de la cama porque tenía miedo. Su mamá le enseñaba que no tenía que contar”, relató la señora, que ayuda a sostener a sus sobrinos nietos, que viven con sus abuelos.
Quién cuida a los chicos y los lleva a visitar a su madre aunque sea una vez por mes es parte de las decisiones que tienen que tomar todos los días en su familia, porque no cuentan con los recursos para que los viajes no pesen en la economía. Antes, cuando estaba en Azul, recibían sólo un pasaje mensual sin cargo pero mientras esté en Lomas pueden ir cada quince días. Vega pidió que, mientras analizan el arresto domiciliario, se quede de manera permanente en la Unidad 40 para reducir el trastorno que genera sostener a la distancia el vínculo entre los niños y la mujer.
“Lo que más pido es que esté con sus hijos porque a ella la ampara la ley. La extrañan mucho, es terrible ver cómo se despiden” después de cada visita, enfatizó la tía.

Justicia con mirada de género

El caso de Daiana Fernández es antecesor del de Amaya y una esperanza para su resolución. La joven de 20 años también soportaba la violencia ejercida por su pareja, Carlos Saucedo, a quien mató al intentar defenderse de él, que la tomó por la fuerza de los brazos en una de las tantas agresiones, en 2001. El Tribunal Oral en lo Criminal 3 de Lomas de Zamora consideró que se trató de un “homicidio preterintencional” lo que, por la ausencia de la intención de dañar, redujo la pena.
Si bien la condena por la muerte estuvo y debió ir a la cárcel mientras la esperaba, sirvió para instalar el debate sobre quién era la “verdadera” víctima. La agrupación Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá) acompañó el derrotero de Fernández y por ella conocieron a Nora, para quien también reclaman celeridad en el proceso para evitar que los nenes sigan sufriendo la distancia.
Para la agrupación, la demora se podría reducir “con la creación de Fiscalías de la Mujer, que aliviaría a las de la Familia”, señaló Natalia Valle, militante del colectivo en Lomas de Zamora. Según propuso, las autoridades de esa nueva división “deberían contar con un test para detectar posibles casos de violencia y una hoja de ruta para saber dónde pueden ir” ellas cuando deben huir inmediatamente del hogar donde hay un agresor. Si bien hay refugios privados y uno municipal próximo a ser inaugurado, hasta ahora las herramientas de contención oficiales “colapsan por la cantidad de casos y la falta de presupuesto”, consideró.
Si bien cada vez se habla más sobre la idea de que el machismo puede actuar tan fuerte que un hombre es capaz de tomar a una mujer como un objeto de su propiedad y no como un sujeto de derechos, todavía resta desarraigar las redes patriarcales en las relaciones de todos los días. “Hay que prestar atención a lo simbólico, a cómo influye en el lenguaje, en las publicidades. Se debería conversar en las escuelas, para tomar conciencia desde chicos sobre la igualdad de los géneros”, convocó la referente.

Publicada en el portal Marcha: http://www.marcha.org.ar/1/index.php/nacionales/92-generos/4000-presa-por-defenderse

26 de julio de 2013

Eva, la antorcha viva

Por Noelia Leiva

Como referente social es recordada incluso en campos ajenos a la política partidaria. Fue líder en la defensa de los derechos de las mujeres. A 61 años de su muerte, en el Conurbano su recuerdo permanece.
 
Eva Duarte, Eva Perón, Evita. Líder de los descamisados. Son muchas las maneras con las que el pueblo llamó a la dirigente que, hasta su muerte, el 26 de julio de 1952, fue referente de los trabajadores y las trabajadoras, y defendió el derecho a la participación de las mujeres en las decisiones del país. A 61 años de su partida, su legado vive en muchos habitantes del Conurbano. Para recuperar ese recuerdo, LA TERCERA les consultó a vecinas referentes en el arte, el campo social y el militante cómo definen a ese “personaje” de la historia argentina.
“Cuando elegí ser ‘Evita’ supe que elegí el camino de mi pueblo. Me resulta fácil demostrar que efectivamente fue así. Nadie sino el pueblo me llama ‘Evita’”, escribía la referente peronista en “La razón de mi vida”. Esa decisión se replicó en la “enorme tristeza” que el día de su fallecimiento llegó hasta sitios no vinculados con la política.
“Estábamos en el Cine Monte Grande y a las 20.25 pararon la película para decir que había fallecido y que se suspendía la función. Nos volvimos muy acongojadas”, rememoró Isabel Rubio Gil, comunicadora e historiadora de Esteban Echeverría. El dolor se mezcló con enojo cuando “personas de dinero arrastraron el busto de Eva y festejaron su muerte; no la querían porque ayudaba”, cuestionó.
“Sus discursos y el impulso al voto femenino” fueron símbolos que quedaron en la memoria, señaló la también escritora. “Fue una de las primeras que sufrió por el pueblo”, catalogó, a su turno, Norma Blanco, creadora de la Asociación Civil Carlitos de Guernica, que da apoyo escolar y merienda a niños en situación de vulnerabilidad de Presidente Perón. Aunque su misión en el barrio es acompañar a esos pequeños “descamisados” del sistema, ella sostuvo que “nadie se puede comparar” con la dirigente nacida en Los Toldos.

La mujer, la “antorcha”
“Representa la rebeldía del género en una etapa de la historia argentina en la que, quienes se destacaban, sumaban a la pacatería la imagen cristiana equivocada de la solidaridad. Eva no deseaba que los necesitados esperaran el regalo de lo que ya no servía para el donante, ansiaba que pudieran generarlo”, analizó la docente y escritora echeverriana Marta Mazzilli, que aclaró “no magnificar a los personajes por muertes prematuras”. La de la compañera de Juan Domingo Perón fue a los 33.
Ella había horrorizado a las damas de alta cuna que no creían que una actriz pudiera tomar decisiones en el seno de la Casa Rosada. “Generó amores y odios, eso les sucede a los que no pasan inadvertidos por la vida ¿La leyenda? Para a los autores y compositores”, planteó la vecina.
Para Livia Pestrín, directora ejecutiva del Centro de Industriales Panaderos de Almirante Brown, su figura “trascendió” el Justicialismo porque “a pesar de no tener estudios supo expresar qué es lo que quería y por qué, ser la voz de los que menos tenían”, recalcó, la también integrante de la Comisión por el Trabajo con Igualdad de Oportunidades entre Varones y Mujeres regional.
“Fue una mujer-antorcha” porque mostró un camino de resistencia femenina en medio del “poder más recalcitrante”, definió la médica Stella Maris Gilabert. Le tocó militar cuando la mujer no era siquiera considerada ciudadana, lo que se revirtió en 1947 al comenzar a votar. Ese proyecto y otros “como el reconocimiento al derecho a huelga y las vacaciones, habían sido propuestos por los socialistas pero ella los puso sobre el tapete”, señaló la secretaria gremial de la Asociación de Profesionales Médicos del distrito.
¿Con qué fuerza una joven que provenía de una casa humilde y de una historia familiar conflictiva había podido despojarse de los prejuicios y ganar un lugar en la historia? “Hoy la sociología habla del resiliente, que viene de mucha desprotección social pero tiene un germen que lo hace resistente. Ella lo fue porque desde los estratos más humildes logró consagrarse en su vocación”, recalcó Gilabert.

Para ellos también
La referencia de la dirigente también está en los varones como Pedro Ponce Carrasco, secretario General de la CTA Lomas de Zamora, para quien “Eva es pueblo. Teníaen claro quiénes eran -y son- sus enemigos. Por eso era odiada por la oligarquía y los ‘lame botas’ del imperio”, enfatizó, y consideró que “esas banderas son las que hoy otra mujer retoma”, en referencia tácita a la Presidenta.
En la historia de Tony Reyes León, músico descendiente de tobas de Esteban Echeverría, también hay relatos evitistas. “Mis padres me decían que para ella los privilegiados eran los niños. Era una de nosotros, de allí el odio que le tenían quienes escribieron en la pared “Viva el cáncer” cuando murió. Hablar de Evita es hablar del amor a la gente humilde”.

Nota publicada el 26 de julio de 2013 en el Diario La Tercera http://www.diariolatercera.com.ar/0/vnc/nota.vnc?id=4482

21 de junio de 2013

“Busco cambiar las formas de mirar”



Por Noelia Leiva

Lo definió Celeste Robles, una vecina de Temperley que hace cuatro años pinta murales en las calles de la región. Elige los sitios donde más peatones pasan, para que sus diseños interpelen y generen preguntas. Su propuesta es “modificar” las formas de pertenecer a la sociedad desde pequeños colectivos comunitarios. 

Ella sale a “zapar” pero su instrumento no es una guitarra sino un pincel y algunos tarros de pintura. Hace cuatro años que Celeste Robles camina las calles del Conurbano sur (sobre todo las de Banfield, donde nació; y las de Temperley, donde vive) y es recién cuando encuentra una pared que cree adecuada que el dibujo que dejará impreso empieza a tener forma en su mente. Pero no todo es azar, sino que hay un motivo: “modificar” la forma de pensar y también su entorno, para que cada persona y su comunidad sean el motor de lo nuevo.
Aunque estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano de Barracas, su arte trasciende la formación académica. Rechaza las galerías de exposición por ser un ámbito “elitista” y se distancia del Street Art porque, aunque concebido como expresión callejera, “se vuelve inalcanzable” cuando busca asociar una marca a un exponente. “Péle” -como le dicen desde los 15- dialogó con LA TERCERA sobre su experiencia en el trabajo ancestral de dejar huellas en la pared.
-¿Cómo comenzaste tu labor en el Conurbano?
-Fue antes de empezar a estudiar, con un amigo que trabajaba para un mapuche que marcaba murales con motivos originarios. Hacía una olla popular y los murales eran comunitarios. Después, fui voluntaria en el hospital Borda, donde compartí talleres con los internos. Ahí conocí a un grupo de chicas que estudiaban en la Escuela de Bellas y me dijeron que por qué no hacía la carrera; así que comencé a cursar ahí. También pinto cuadros como un trabajo personal pero no le encuentro mucho sentido a la galería y la exposición, son ámbitos muy chicos y elitistas que están dirigidos a las personas que invitás o que ya realizan esa actividad.
-¿Qué rescatás de esas primeras experiencias?
-Encontrás de todo. Al principio no sabés muy bien cómo hacer las cosas. A veces depende los barrios, porque en los más pobres la gente responde menos a lo público y lo privado. En cambio, en otros con más recursos las personas creen que toda la cuadra es de ellos y, aunque no estés en su frente, llaman a la Policía. No es un delito pero pueden demorarte. Ahora, por ejemplo, dejé de trabajar de noche, que era lo que hacía que la gente tuviera más miedo. Sí sigo sin pedir permiso porque lo que hago tiene que ver con la modificación de un espacio. Es así como lo descubren las personas. Además, si nadie te pide permiso para colocar un cartel publicitario, tampoco lo tengo que hacer yo, que no te vendo nada.
-¿Buscás una constante temática para tus obras?
-Al principio no lo hacía, pesaba más el desafío de salir, la adrenalina. Todos los que hacemos esto somos un poco transgresores. Pero cuando la gente empieza a buscar y a hacerse preguntas, hay que tener un concepto. Yo hago zapadas, como si fuera un músico: no sé qué voy a hacer, llevo los elementos y veo qué sale. Pero hace dos años que tengo una cierta militancia por que el símbolo anarquista deje de asociarse con algo violento y se vincule como la búsqueda del cambio. Si bien no se puede salir del sistema, uno en lo individual puede hacer su propia versión, sin que exista ningún mandato social.
-¿Lo comunitario pesa también en quienes te dan una devolución, mientras trabajás?
-Los chicos son los que rápidamente te van a decir algo porque no son como las personas adultas que van a mirar y a cuidarse de hablar. A mí me completa más cuando se acerca gente más grande que no tiene ningún contacto con el arte. Si sale un señor de trabajar y te dice “gracias”, ahí se cumplió. La modificación de las cosas es lo que busco, por eso uso más que nada pasajes peatonales porque a veces los alegran y sienten que es para ellos. Las primeras preguntas que me hacían era si alguien me pagaba por hacerlo. Que se vayan pensando que todavía hay gente que hace cosas porque tiene ganas es una modificación. Por eso no creo hacer Street Art, donde buscás tus diseños y la gente empieza a registrarte. Si es arte callejero, tiene que mutar todo el tiempo. Lo que quiero es modificar, y el Street Art se volvió inalcanzable. Antes de que asocien mis dibujos con mi cara, prefiero que las personas cambien su forma de mirar.
-Esa conceptualización se vincula con tu intención de modificar lo que se piensa del anarquismo.
-Sí, no tengo una militancia partidaria pero sí anarquista. Si bien el viejo pensamiento político está asociado con cambiar el sistema, considero que eso no va a llegar; es una batalla perdida. No creo en el formato social sino en la comunidad. Por ejemplo, mi manera de salir es compartir un alquiler de palabra con varias personas. Con quienes pensás similar podes asociarte en lo micro, creer que se puede salir. Se basa en la confianza y en los vínculos: si sos bueno en algo, te vas a destacar por eso en la comunidad y el resto de los roles se van a distribuir en los otros.


Tributo al “último punky”

Si bien Celeste elige crear en el momento, frente a la pared que pudo encontrar y con las pinturas con las que contaba ese día, hay un proyecto que tiene en mente: homenajear a Ricky Espinosa, el ‘pibe de Gerli’ que descolló en Flema y que para “Péle” es “el último punky”. Como su fuerte no son los retratos y es eso lo que busca plasmar para luego armar un “santuario dibujado”, necesita alguien que “vectorice e imprima” la imagen. Después, restará dar con una “pared alta” en lo posible en su localidad natal, para reunir rock, cultura popular y arte en movimiento.
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Para conocer su obra, se puede buscar su perfil en Facebook: “Pinto Elconurbano”.
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Por fuera del Conurbano, llevó sus pinceles a La Boca, a partir del proyecto “Rioba” que busca modificarle la cara a las calles de ese barrio porteño. Espera que un día crucen la frontera y vayan a pintar con ella al otro sur.

Publicado en La Tercera http://www.diariolatercera.com.ar/0/vnc/nota.vnc?id=273#gallery1v25271v2